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Otra lectura del informe

Aunque la economía inicia la recuperación, prevalece el propósito de lograr una estabilidad fict
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Tal como se había previsto, el Segundo Informe de Gobierno confirmó la decisión de seguir aplicando la misma estrategia económica, sin cambios de matiz.

- Aunque se pretende justificar esa decisión en función de los avances obtenidos, lo cierto es que algunos de ellos no tienen la fortaleza ni el significado que se les quiso dar. Por otra parte, no es muy buena noticia que no se realicen algunos ajustes a la estrategia para lograr mejores resultados, aunque de cualquier manera, con lo que se dijo ya es posible construir los escenarios donde habrán de realizar los negocios hasta 1997.

- Como lo reconoció el Presidente, gracias “al carácter” de la inmensa mayoría de los mexicanos, fue posible en corto tiempo aplicar un intenso programa de ajuste, el cual permitió corregir los desequilibrios acumulados a lo largo del sexenio salinista. En consecuencia, desde el tercer trimestre de 1995 se frenó la caída del PIB y durante el primer semestre éste creció 3% con respecto al mismo periodo del año pasado. Esa recuperación permitió aumentar el empleo, de modo que el número de asegurados ya es semejante al que prevalecía antes de la crisis.

- En otros aspectos los avances no son tan firmes como parecen serlo en la producción. Las tasas de interés, aunque han bajado en términos nominales, se mantienen excesivamente altas por la desconfianza que subsiste en torno a las perspectivas del país.

- En línea con lo anterior, el anuncio acerca del saldo favorable de la cuenta de capitales de la balanza de pagos no incluyó una explicación sobre cuáles fueron las condiciones en que se logró; así, cabe señalar que una parte fue resultado de los esfuerzos por colocar papel en el exterior y otra ($2,253 millones de dólares) fue generada por el ingreso de inversión extranjera en la bolsa. Esos capitales tienen un alto contenido especulativo y sólo “apoyarán” a México mientras obtengan aquí elevados rendimientos. También podrían “volar” si en Estados Unidos se incrementan las tasas para frenar la inflación.

- El ingreso de esos recursos a México dio lugar a un “círculo virtuoso”, en el que, en un régimen de flotación cam­biaria, los capitales que ingresan buscando altas tasas nominales logran equipararlas a tasas reales o más cuando propician, como ha ocurrido, una apreciación del peso. Desafortunadamente, todo indica que se repiten los errores del pasado reciente. Aunque en el Informe se trató de expresar como un elemento positivo la “firmeza” del peso, si ésta es sostenida mediante capitales especulativos constituye más un factor de incertidumbre que de confianza para los inversionistas nacionales.

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- Como consecuencia de esa “firmeza”, y en un contexto de incipiente recuperación, el saldo de la balanza comercial se deteriora rápidamente. De acuerdo con cifras preliminares, en julio (sin maquiladoras) ésta reportó un déficit de $107.3 millones de dólares.

- En esas condiciones, la mayor parte de los pagos a la deuda contratada con el Tesoro de Estados Unidos no se hizo con recursos propios, sino que se pidió prestado. Así, apenas se alivió una de las obligaciones más gravosas, pero sin eliminar esa carga que pesa sobre la economía nacional.

- Los matices cuentan
En su Segundo Informe, el presidente Ernesto Zedillo reafirmó su compromiso con el programa económico vigente, en el que sobresalen las disciplinas fiscal y monetaria y el régimen de libre flotación cambiaria. En sí mismo, esto no significa gran cosa. Se podría estar de acuerdo con la disciplina fiscal si no implicara retraso en obras de infraestructura indispensables y, en cambio, demostrara voluntad de terminar con todo tipo de despilfarro y complicidades en el abuso político de los recursos públicos.

- La disciplina monetaria también es un objetivo que podría ganar consenso, si se establecieran los mecanismos para garantizar que las actividades con posibilidades de crecer competitivamente dispusieran de los recursos necesarios para ello.

- A su vez, el régimen de flotación cambiaria estaría justificado por el bajo nivel de la reserva internacional en el Banco de México. Sin embargo, en la medida en que ha sido utilizado para encubrir la apreciación del peso, se ha convertido en un factor más de incertidumbre. Aunque no se quiere reconocer, el nivel cambiario es determinante en la competitividad de las exportaciones mexicanas.

- Otro renglón de los compromisos presidenciales atañe a la desregulación y las reformas estructurales. En lo primero, una eficiente desregulación de las relaciones económicas no se alcanzará si no se logra un esquema de participación de organismos empresariales verdaderamente representativos, en el que las autoridades coordinen la aplicación de iniciativas y no actúen como defensoras de intereses creados. En cuanto a la reforma estructural, ésta podría resultar contraproducente mientras México no cuente con las instancias que impidan hacer de las privatizaciones y concesiones una fuente de recursos de dudoso destino; también se debe impedir que lleguen a ser un esquema para desmantelar los activos nacionales o para crear negocios privados con apoyo de recursos públicos.

- No perder la memoria
El país ya ha pasado otras épocas en las que en el discurso se reconocía la necesidad del ahorro interno y el fortalecimiento de la economía nacional, y en la realidad se jugaba con los capitales especulativos y se saturaba el mercado con productos foráneos. No debe olvidarse que con la misma política económica, hace apenas dos años México se jactaba de su acelerada modernización y su fortaleza monetaria. Aplicarla otra vez, tal cual, no ayuda a fortalecer la confianza.

- A lo anterior se agrega que, en lo político, el país vive una transición que no termina de cuajar, donde la voluntad gubernamental, sometida a pruebas cada vez más difíciles, está aproximándose rápidamente a la encrucijada de elegir entre la verdadera modernización política o la vuelta a los esquemas del pasado, en alianza con los intereses caciquiles.

- En ese contexto, en tanto el gobierno no defina sus prioridades, entre estabilidad a toda costa o fomento racional a la producción, cabe esperar que los momentos de incertidumbre, presiones cambiarias y alzas en las tasas se presenten periódicamente. Hasta que lleguen las definiciones, los empresarios deberán seguir haciendo su máximo esfuerzo por sacar adelante sus negocios con el mínimo de ayuda y quizá, si se sigue apreciando el peso, con mayor competencia foránea.

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