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Otro año de confusión

¿Alguien más se siente confundido?
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Tan alejados ya de cualquier posibilidad de consenso entre partidos políticos, poderes ejecutivo y legislativo, 2005 se antoja como un año en el que nadaremos todos de pechito, cruzando los dedos para que la economía estadounidense mantenga el rumbo y, con ella, viajemos cual rémoras pegados a la locomotora industrial del norte. Dado el nivel de dependencia económica que tenemos (absoluta), no hay muchas más señales que nos permitan pensar en un escenario que pueda ser diferente.

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Yo creo que este año todos debemos mentir y creernos juntos todas las mentiras: construir un refugio de ingenuidad que nos blinde contra los torpes misiles de la ambición de poder y el desdén hacia la resolución de los problemas que vulneran y debilitan el desarrollo integral de nuestro país. Sería algo así como pensar en una guía elemental de supervivencia personal. Si el engañado no sabe de engaños, la vida sigue, sin más.

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De cualquier modo, hacia el segundo semestre de este año se destapará la carrera hacia las elecciones de 2006 y desfilarán, uno a uno, todos los distinguidos precandidatos, quienes, en su afán de alcanzar desinteresadamente la silla del águila, enumerarán sesudas propuestas para ganar el voto de los mexicanos. Claramente, escucharemos las mismas mentiras varias veces al día, reproducidas hasta el cansancio por los medios de comunicación en la carrera de la “declaracionitis” (es mejor quien gana la nota de quién lo dijo primero, sin importar lo que se diga), y toda la discusión alcanzará niveles de tanta profundidad como la que se da en el hipódromo alrededor de cuáles son los caballos con mayores posibilidades de ganar. Llegará, entonces, puntual, el tráfico de ilusiones y de creación de expectativas, típico de cada sexenio, en medio de esta tradicional y ruidosa trivialización de la política. Lástima que los decibeles no resuelven los típicos problemas que arrastramos desde hace décadas: desempleo, corrupción, parálisis legislativa, informalidad, pobreza, educación, improductividad, inseguridad.

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La falta de memoria es tan acentuada que incluso hemos olvidado que en este país ya nadie cree en nada ni en nadie. La crisis de confianza, de ya largo aliento, no ha logrado aminorarse en esta joven y tibia democracia, que dista mucho de la funcionalidad esperada. Ni exigimos ni nos exigimos. Olvidamos fácilmente las constantes arbitrariedades e ineficiencias de la gente en el poder, ocupada en cuidar sus parcelas a través de enfoques partidistas, poco solidarios. Nos refugiamos en nuestras parcelitas de realidad y desde ahí, con lentes mal graduados, miramos el paisaje nacional y lanzamos petardos de salva.

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La estabilidad macroeconómica nunca ha resultado suficiente. Sin desdeñar el buen manejo que las autoridades han logrado mantener en esta materia (que de hecho ha permitido el impulso de muchas ramas industriales, financieras y de servicios), la tarea más profunda –y titánica– no está resuelta. Y todos los sabemos. No permitamos que el circo electoral nos distraiga demasiado. No nos contemos más mentiras, por más piadosas que parezcan. Ya vamos tarde.

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Javier Martínez Staines es director editorial de Grupo Editorial Expansión y ha iniciado el año 2005 invadido de confusión y sentimientos encontrados.
Comentarios: jstaines@expansion.com.mx

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