Cuando Luis Fernando Villegas Ibarra, de 35 años, decida casarse en los próximos años piensa festejar con una recepción de bodas que cueste unos $250,000 pesos, pero sin pagar nada. Ya lo hizo una vez, hace diez años cuando se recibió de profesional en Publicidad y Mercadotecnia.
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Organizó una fiesta para 150 invitados en el jardín de 4,000 metros cuadrados de la casa de sus padres en Vista Hermosa y logró que 12 empresas patrocinaran todo, desde las bebidas (Casa Cuervo) hasta la música. Colgó mantas publicitarias en las bardas y paredes e instaló inflables en el jardín.
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Las invitaciones las mandó a imprimir al estilo de una libreta y en ella incluyó los nombres y logos de todos sus patrocinadores y hasta agregó su propio currículum, en caso de que alguien le quisiera ofrecer empleo.
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Villegas, director general del Grupo Marengo, empresa editorial, de marketing y publicidad, no tuvo que esforzarse mucho para convencer a los patrocinadores. “No era ni siquiera conocido, pero gente muy importante fue a mi fiesta y eso fue suficiente para convencer a los patrocinadores de que me apoyaran. Lo único que pagué fueron propinas y el valet parking”.
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La tendencia de eventos privados patrocinados también va en aumento en Estados Unidos.
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Christina Vincelli y Jevon Gantner piensan casarse en mayo de este año. No son ricos pero su intención es tener una boda en grande. Habrá un servicio religioso y recepción para 200 invitados en una magnífica mansión.
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Si sale como lo planearon, no les costará nada. Todo lo pagarán los patrocinadores comerciales que desde hace varios meses la pareja solicita a través de su página web ( www.jevon-n-christina-sponsoredwedding.com ).
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Hasta el momento, la pareja se ha ahorrado unos $20,000 dólares al encontrar patrocinadores para la planeación de su boda, la decoración, el DJ, las flores, chocolates y el pastel. En el contrato que firmaron con cada uno de sus sponsors, Christina y Jevon se comprometen a incluir una lista de éstos junto con las invitaciones a la boda y tarjetas de agradecimiento, además de a colocar tarjetas de presentación de los vendedores de todos los productos patrocinados en lugares estratégicos de la iglesia y mansión. La novia confiesa que envió propuestas por correo electrónico a más de 4,500 empresas.
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Las bodas patrocinadas están de moda en Estados Unidos y la idea se está extendiendo a otros países, entre ellos el Reino Unido. Vincelli y Gantner ya aconsejan a futuros novios que se conectan a su web, acerca de cómo cubrir los gastos, cada día más altos, de una boda.
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De acuerdo con Luis Fernando Villegas, la idea “todavía no detona en México. Los mexicanos todavía tenemos que deshacernos de nuestro complejo de que somos muy buenas gentes por haber cubierto todos los gastos de una fiesta. Pero el patrocinar un evento puede ser muy atractivo para una empresa. Las marcas siempre buscan algo nuevo y creativo para llegar con los consumidores por menos dinero. Y en una boda o fiesta tienen a un público cautivo”.
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“No creo que funcionara aquí, por lo menos entre las clases sociales más adineradas, porque en México una boda es algo muy íntimo y familiar”, argumenta Martha Villa, directora de Planificación Táctica y Negociaciones de la central de medios Mindshare México, parte de la holding WPP, con sede en Londres. “El introducir tanta comercialización lo convertiría en algo como una fiesta popular”.
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Sin embargo, para Luis Fernando Villegas y los futuros señora y señor Gantner no existen tales escrúpulos.
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“Si tienes una sugerencia o si saben de una empresa a quien le pudiera interesar, favor de ponerlos en contacto con nosotros. Nos dará gusto hablar con ellos”, escriben los estadounidenses en su sitio de internet.
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Por su parte Villegas señala: “Algunas personas creen que invitar a patrocinadores es indigno. Pero en la mayoría de los casos una marca preferiría tener una presencia dentro de un evento que estar fuera”.