Así como las mujeres mayores de 30 años deben hacerse estudios para detectar el cáncer cérvico-uterino, los hombres tienen que hacerse revisiones periódicas para prevenir el cáncer de próstata. Los grupos que más se exponen a esta enfermedad son los que tienen antecedentes familiares de este padecimiento, los grandes comedores de carne y los mayores de 45 años. El problema es que muchos hombres son reacios a hacerse análisis. De acuerdo con el urólogo José Luis Campos, 75% de los pacientes que llega al consultorio en México ya tiene un cáncer de próstata muy avanzado.
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Las opciones de detección temprana son varias, desde la simple exploración manual hasta el ultrasonido transrectal y las muestras de sangre. Lo mejor, según el médico, es combinar dos de estos estudios para estar seguro de que se trata de un cáncer y no de una hiperplasia prostática benigna, un padecimiento muy común en los hombres.
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Los tratamientos dependen de la gravedad. Si el mal está bien localizado, la mejor alternativa es una prostatactomía radical. Gracias a los avances de la ciencia médica es posible extraerla sin lastimar los nervios circundantes, lo que evita problemas de disfunción eréctil o incontinencia. Cuando el tumor está fuera de la próstata hay otras alternativas, como la radioterapia o la hormonoterapia, que tienen sus “asegunes”.