Sólo $40,000 dólares evitarían el derrumbe de las centenarias murallas de Jerusalén, patrimonio de la humanidad. Según el arqueólogo israelí Yaacov Sheffer, director del Departamento de Conservación de la Autoridad de Antigüedades, si no se toman medidas urgentes, una parte de la fortificación de la Ciudad Vieja se vendrá abajo en unos dos años. La llamada de alerta sólo ha obtenido respuesta del Ayuntamiento de Jerusalén, pero el Estado hebreo no ha dicho una palabra.
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La Autoridad de Antigüedades, mientras tanto, quiere invitar a especialistas del mundo para que valoren el deterioro y propongan medidas con el fin de detenerlo. Hace 10 años los investigadores ya habían dado un primer aviso a las autoridades; esta vez confían en que sí tomen conciencia para evitar una desgracia. Las murallas de Jerusalén fueron construidas por el sultán otomano Suleimán el Magnífico entre 1537 y 1541. Circundan los lugares más venerables de las tres religiones monoteístas: el Santo Sepulcro, el Muro de las Lamentaciones y la Explanada de las Mezquitas.
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