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Perspectivas sobre ruedas

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Administrar una empresa en estos momentos de turbulencia y cambio constante requiere del trabajo coordinado e inteligente de todos sus integrantes. Las ideas mecanicistas sobre el trabajo, como aquellas en que se invitaba a los empleados a "estacionar su cerebro afuera y entrar a laborar", o la división de funciones para mejorar el control y definir claramente la autoridad, empiezan a ceder espacio a conceptos integradores, como la sinergia, la descentralización, la calidad total y la visión sistemática de las empresas.

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El concepto de empresa ha pasado de ser el de una máquina con piezas intercambiables, al de un sistema con grandes similitudes a un organismo vivo, donde igual que el código genético de cada célula dirige en última instancia el desarrollo de un cuerpo, las creencias y los supuestos sobre el entorno que cada persona lleva dentro de sí definen el curso de empresas e incluso de industrias enteras.

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La posibilidad de conocer, compartir y combinar estas distintas perspectivas para clarificar objetivos y no descartar de antemano algún escenario que represente amenazas u oportunidades de negocio, son los aspectos tangibles del trabajo en equipo. Las ideas y los conceptos se convierten en ventajas competitivas cuando logran ser fuerzas que motivan y hacen converger el entusiasmo de todos en una visión común.

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Peter Senge, en La Quinta Disciplina: El arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje (Editorial Vergara-Garnica, 1990), señala: "En la Organización Inteligente, el nuevo dogma consistirá en visión, valores y modelos mentales. Las empresas saludables serán las que puedan sistematizar maneras de reunir a la gente para desarrollar los mejores modelos mentales posibles para enfrentar toda situación".

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Estos cambios en la concepción del entorno y del trabajo han incrementado la necesidad y la demanda por personas con diversas perspectivas. Entre los profesionistas con marcos de referencia distintos, nos encontramos quienes tenemos una limitación física, que en muchos casos hace que nuestra vida literalmente "marche sobre ruedas".

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Nuestra experiencia nos ha demostrado que, además de los conocimientos y el profesionalismo que son indispensables para un buen desempeño, las organizaciones buscan en personas como nosotros la dedicación, la motivación y la capacidad de enfrentar retos distintos y alcanzar metas definidas. La planeación del proyecto de vida personal, la experiencia de cambios importantes en el escenario de nuestro futuro, la necesidad de interactuar de manera asertiva con quienes nos rodean, la capacidad de reflexión sobre uno mismo y la imagen de sobreponerse a las adversidades, son algunas de las cualidades que los empresarios reconocen en nosotros y pueden funcionar como catalizadores de un equipo de alto desempeño.

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Sin embargo, a veces los prejuicios o la falta de información forman una barrera más difícil de superar que una escalera o un muro. Por una parte, quienes tienen una limitación física a veces sienten que sus posibilidades de desarrollo profesional se verán estancadas por su condición. El actuar de acuerdo con estas ideas provoca que las relaciones que se establezcan y los objetivos que se marquen se impregnen de estas preconcepciones. El creer que no se puede, a veces lleva a lo que se conoce como el efecto "pigmalión": uno se convierte en lo que espera de sí mismo. Si uno se considera fracasado, de verdad fracasará.

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Por otro lado, la poca información y las escasas oportunidades de contacto con personas con alguna limitación motriz o con algún otro reto físico, ya sea por aspectos culturales, por dificultades arquitectónicas o por falta de reconocimiento de las posibilidades, provoca en algunos casos un círculo vicioso. Las condiciones no son propicias, porque aparentemente no hay demanda de personas con necesidades específicas y quienes tienen un reto de tipo físico permanecen en su casa porque no encuentran las condiciones para salir de allí.

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Afortunadamente, se empieza a dar un cambio en la forma de enfrentar estos retos. La búsqueda por nuevas formas de pensar y de ver las cosas ha impulsado lo que puede ser el inicio de un círculo virtuoso, donde empresas que piensan que "sí se puede", buscan personas que reflejen con su vida estos valores. Está en cada quien aceptar el reto y prepararse para crear concepciones nuevas sobre un mundo cada vez más complejo.

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