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Promotoa Ambiental <br>La basura en su l

La basura se ha convertido en uno de los grandes problemas de la sociedad moderna. Sin embargo, hay
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Se le puede encontrar en cualquier rumbo de la ciudad. Los que se topan con ella prefieren evitarla, y hay quienes se cubren con las sombras para deshacerse de su presencia en lotes baldíos, camellones, parques e, incluso, en casas vecinas. Prohija moscas y, como éstas, se encuentra en todos lados. Es, por supuesto, la eterna basura.

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En México, el manejo de los residuos sólidos es responsabilidad de los gobiernos municipales; pero la falta de recursos para ofrecer un buen servicio ha propiciado el surgimiento de empresas privadas dedicadas exclusivamente a la recolección de basura, tanto doméstica como industrial.

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Uno de estos negocios es Promotora Ambiental (Pasa), compañía regiomontana que incursionó en el ramo a principios de los años 90, cuando tal actividad ofrecía pocas barreras y escasa competencia debido a que los grandes grupos industriales estaban concentrados en el reciclamiento del agua.

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Alberto Garza Santos, director general de Pasa, se interesó en este campo porque estaba seguro de que la industria relacionada con la protección del medio ambiente tendría un auge semejante al vivido en Estados Unidos en los 70. Intentó asociarse con alguna de las empresas multinacionales especializadas que ya operaban en el país, pero se percató de que por ahí no era el camino y decidió lanzarse en sociedad con sus hermanos. Arrancó a fines de 1991, con un equipo de 19 personas, y un año después concretó su primera operación importante con la adquisición de Gen Industrial, que ya operaba en Monterrey desde 1981.

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Garza define a ésta como una compañía líder, casi única en la plaza, pero con un problema: carecía de equipos modernos, por lo que tuvieron que importarlos de Estados Unidos. La inversión era necesaria porque la capital de Nuevo León es quizá el mercado más competido del país: aquí tienen presencia cinco compañías que operan a escala nacional, además de otros negocios pequeños que algunos califican como “informales” debido a que no cuentan con equipos modernos.

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Aun así, Garza reitera que su empresa es la más importante en la plaza. Admite que algún competidor podría menguarle su posicionamiento, pero “ya no le será tan fácil venir y sacarnos de la jugada”. Parte de su éxito lo atribuye a la diversificación de servicios, que incluyen diseño y administración de sistemas integrales para el manejo de residuos sólidos; recolección de residuos sólidos municipales, comerciales e industriales; barrido manual y mecánico de calles y avenidas; diseño y operación de estaciones de transferencia y de rellenos sanitarios, además de la comercialización de residuos reciclables.

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La organización, que en total ha invertido $27 millones de dólares, no se quedó en Monterrey. En 1993 inició su programa de expansión con la apertura de la primera sucursal en la ciudad de México. Tiene, también, cinco concesiones municipales de largo plazo –de 15 a 20 años– en Torreón, Puebla, Los Mochis, Piedras Negras y Sabinas, Coahuila, además de contratos municipales de corto plazo en Reynosa, Saltillo, Toluca, Distrito Federal, Guadalajara, León, Tijuana, Ensenada, Mexicali y Ciudad Juárez. Por lo que respecta a rellenos sanitarios, tiene instalaciones en Torreón, Piedras Negras, Los Mochis, Tijuana y García, en Nuevo León.

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Más de 90% de los ingresos que tiene la planta de Monterrey provienen de los clientes industriales y comerciales, pero en Puebla y Torreón, cerca de 80% de la facturación corresponde al contrato con el municipio. En términos globales, cerca de 40% de sus ingresos proviene de contratos municipales, mientras que el restante 60% es por negocios con empresas privadas.

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BIENESTAR PARA LA FAMILIA
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Garza Santos es hijo de David Garza Lagüera y sobrino del empresario y político Alberto Santos, lazos familiares que definitivamente le ayudaron a obtener contratos con los grandes grupos industriales durante la etapa de arranque. Sin embargo, Garza reitera que lo que más hizo crecer el negocio fue su filosofía de trabajo... y la falta de competencia alrededor.

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“Logramos la consolidación gracias a nuestra agresividad, a nuestra hambre por controlar el mercado”, exclama Garza. Lo cierto es que Pasa es el resultado de una combinación afortunada: buenas relaciones y contactos, circunstancias favorables y disposición para arriesgar recursos en el momento justo.

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Como parte de su estrategia de fortalecimiento, Pasa concretó en 1997 una alianza estratégica con USA Waste, que es la segunda compañía más importante en México y la tercera más grande del mundo después de Waste Management y BFI.

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A través de esta transacción se fusionaron las operaciones que tenía la firma norteamericana en México: Sanifill, King Kong, Ciudad Limpia y Recolectora de Desechos del Norte. A cambio, la empresa regiomontana cedió una participación de 37.5% de su capital. Garza señala que su nuevo socio no es el más grande del mercado, pero sí el que mejor cotización tiene en la bolsa –USA Waste cerró 1997 con una facturación de $3,000 millones de dólares, y se prevé que este año llegue a $4,000 millones.

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Como resultado de la operación, el consorcio quedó integrado por 11 empresas filiales: Gen Industrial, Promotora Ambiental de la Laguna, Promotora Ambiental del Centro, Carce Pacífico, Consorcio Inmobiliario Delta, Recolectora de Desechos y Residuos King Kong, Verde Valle Administración, Ciudad Limpia, Recolectora de Desechos del Norte, Recolectora King Kong y Arrendadora de Equipo Recolector e Inmuebles.

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A su vez, cada una de ellas tiene diversas sucursales para cubrir las 16 plazas donde la compañía tiene presencia. Así, de acuerdo con datos de diciembre de 1997, Pasa proporciona ocupación a 1,200 personas y maneja al mes un promedio de 122,722 toneladas de desechos.

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Garza sostiene que su empresa promueve entre sus clientes la reducción, el reuso y el reciclaje de desechos, “pero también cuidamos el costo de nuestros servicios. Cuando tiene factibilidad económica una operación de reciclaje, la hacemos”. La venta de reciclables, es verdad, no dice mucho en materia de ingresos: no alcanza, siquiera, 2% de la facturación total.

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PEPENA: ¿VALE LA PENA?
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En algunas concesiones municipales donde la pepena es una actividad cotidiana en los sitios de disposición final –léase, basureros–, la empresa se ha limitado a formalizar el proceso. Con estos esfuerzos sólo logra rescatar 7% del total de desechos que llegan al confinamiento, cifra muy inferior a lo que se reporta en Estados Unidos: 15%. La diferencia se debe básicamente a que en ese país están subsidiados los programas de reciclaje.

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En esta operación lo normal es separar metales, cartón, plástico y vidrio. Los clientes industriales y comerciales han asumido la responsabilidad de hacer la clasificación, pero en los rellenos sanitarios los pepenadores se encargan de la selección y venden el material a Pasa, que después canaliza los desechos a los usuarios finales del producto.

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Garza explica que la separación de la basura doméstica tiene un costo tan alto que sólo se puede hacer mediante subsidios, como en Estados Unidos. “Creo que ahorita nuestro país está en tal nivel de subdesarrollo que no amerita meter subsidios a este sector”. Y trata de explicarse: “Es muy difícil fomentar la cultura del reciclaje porque resulta más barato explotar los recursos vírgenes como agua, madera, energía. El medio ambiente ha subsidiando el crecimiento económico de las últimas décadas; entonces, hasta que no se corrija ese problema estructural, reciclar nos va a costar.”

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Ricardo Montemayor, gerente general de la empresa, agrega que la prioridad actual en México es tener un sistema eficiente de recolección. Cuando esto sea una realidad, se podrá pensar en enseñar a la gente a reciclar, proceso que implica un largo y difícil periodo de adaptación.

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“La pepena informal seguirá dándose mientras tenga un sentido económico y mientras haya un nivel de subempleo como el que tenemos en nuestro país”, dice. Es la manera más barata de reciclar, pero reconoce que los pepenadores trabajan en condiciones infrahumanas. “Todos quisiéramos que desaparecieran y que esas personas tuvieran trabajos más dignos... pero esta es la realidad de nuestro país.”

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Garza afirma que el Distrito Federal es la ciudad del país más adelantada en reciclaje porque el sector público asumió la responsabilidad de construir las plantas y las puso a disposición de los pepenadores de diferentes agrupaciones. El costo de operación y mantenimiento corre, pues, a cargo del gobierno. “El beneficio económico se lo llevan los pepenadores, por eso es buen negocio”.

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Por otro lado está el asunto del manejo de residuos sólidos. Si bien eso es una asignación constitucional para las administraciones municipales, según Pasa éstas no destinan el capital suficiente para ofrecer un servicio eficiente. Garza sostiene que el camino más corto para revertir esta situación es la privatización del servicio de limpia, pero esto derivaría en una problemática social debido a que los departamentos de limpia tienden a estar sobrecargados de personal y operan con prácticas que no fomentan la productividad.

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“Eso acaba teniendo sistemas muy caros cuando los traducimos a costo-vivienda o costo por tonelada”, dice. En definitiva, son pocos los alcaldes dispuestos a enfrentar un conflicto con el sindicato de burócratas. Señala que los funcionarios desconocen los costos reales del servicio y no tienen el enfoque de servicio al cliente.

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En lo operativo, Pasa ha detectado que la recolección inoportuna de basura propicia que haya bolsas con desperdicios en las calles. A ello hay que agregar el bajo índice de productividad que deriva en un servicio de alto costo (no se logra el nivel óptimo respecto de la cantidad de toneladas por viaje).

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Garza utiliza un caso real –su operación en Torreón, la primera fuera de Nuevo León, iniciada en 1994– para demostrar que su empresa tiene capacidad para ofrecer un servicio más eficiente que el otorgado por el sector público. De acuerdo con sus cifras, el departamento municipal de limpia recolectaba un promedio de 3.7 toneladas de desecho por viaje, cifra que aumentó a 8.2 con Pasa. Al final del día, el municipio reportaba un promedio de 287 toneladas y la empresa, 338.

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En el renglón de egresos, la administración municipal de Torreón gastó más de $21 millones de pesos en el servicio de limpia durante 1994. Tal erogación, con la privatización del servicio, se redujo a $10.4 millones de pesos en 1995 y $6.5 millones en 1996.

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MÁS RELLENOS SANITARIOS
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La norma ecológica para la operación de “rellenos sanitarios” que entró en vigor en 1994, propició el desarrollo de una infraestructura más avanzada en esa materia. Pero, a pesar de que 20 o 30% de la basura es confinada en instalaciones que cumplen con los requerimientos básicos, todavía existen basureros al aire libre. Montemayor afirma que se están ajustando a las normas técnicas, pero al mismo tiempo reconoce que éstas son menos rigurosas que las de Estados Unidos. De hecho, la ley es muy vaga en cuanto al manejo de los rellenos sanitarios una vez que son utilizados al 100% de su capacidad. Por esa ambigüedad se han dado casos de fraccionamientos construidos sobre antiguos basureros.

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Garza agrega que el relleno sanitario es una solución más económica que la incineración, una práctica muy común en los países europeos. En términos económicos, quemar los desechos cuesta entre $140 y $200 dólares por tonelada, mientras que en el relleno sanitario la cuota no llega a $10 dólares por tonelada.

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Un buen relleno sanitario debe ubicarse en una zona desértica para evitar la contaminación de mantos freáticos. Además, para minimizar riesgos se tiene que impermeabilizar el suelo, cubrir la basura, construir redes de drenaje en el subsuelo para captar los líquidos y emplear cámaras para los biogases. Los líquidos emanados de los desechos son analizados, y si no son peligrosos regresan al relleno sanitario, donde permanecen hasta que se evaporan.

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Montemayor añade que la vida útil de estas instalaciones depende de su diseño, aunque lo mínimo son siete años. Cuando localizan un buen sitio buscan ofrecer una solución de por lo menos 30 años, debido a que construir un relleno siempre es un proceso desgastante por la oposición de la comunidad, que no está dispuesta a vivir cerca de un basurero. Pasa trata de evitar esos problemas comprometiéndose a sellar las celdas cuando están llenas y posteriormente las reforesta con la flora típica de la zona a fin de crear una reserva ecológica.

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Actualmente esta compañía opera cinco rellenos sanitarios, pero sólo es propietaria del que está ubicado en el municipio de García, Nuevo León. Antes de construirlo tenían que utilizar el Sistema Metropolitano de Procesamiento de Desechos Sólidos (Simeprode), empresa del gobierno estatal que operó como monopolio durante una década. Ahora los camiones de la empresa recorren una distancia más larga hasta el sitio de disposición final, pero Garza afirma que es una solución ambiental muy positiva para la ciudad porque estimula la competencia tecnológica y el cobro de tarifas más justas.

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Parte del éxito de Papsa es que durante el periodo más agudo de la crisis económica, cuando los competidores flaqueaban, la empresa siguió invirtiendo. De hecho 1996 fue uno de los años de mayor crecimiento en infraestructura, clientes y toneladas recolectadas. “Sin embargo, en facturación no se reflejó porque veníamos con el rezago tarifario de la devaluación”, dice Garza. Además, destinaron recursos a la liquidación de parte de sus pasivos: los costos financieros sangraban a la empresa.

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La situación económica de Pasa es calificada de muy sana, sobre todo a raíz de la alianza estratégica con USA Waste. Para 1998 tiene proyectado destinar $10 millones de dólares a la compra de contenedores y camiones, así como a la construcción y operación de rellenos sanitarios.

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Garza y sus socios están tan seguros del potencial de esta empresa, que ya decidieron hacer una colocación en el primer semestre de 1999. Pasa, en efecto, está dispuesta a quitarse la etiqueta de empresa familiar, colocando en el mercado accionario entre 20 y 30% del capital.

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Y todo gracias a la basura.

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