Quebec/Canadá. La mano visible del merc
El sector de alta tecnología prospera en Quebec , una de las 10 provincias canadienses. Es responsable de 50% de lo que el país exporta en ese sector, aunque su población de 7.3 millones representa sólo 23.7% de la nación.
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Una docena de representantes del sector viajó a México, invitada por la Delegación General de Quebec, que cumple 20 años en la República Mexicana. Entre ellos estaba Denis Mercier, presidente de Geo-3d, cuyo software genera imágenes en tres dimensiones a partir de tomas de video, aéreas o terrestres, sobre puntos geográficos precisos. El futuro luce bien para este proveedor de gobiernos municipales y empresas de energía.
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Mercier y su compañía no han estado completamente solos. En diciembre de 1999 instituciones de capital de riesgo, representativas del modelo económico quebequense, lo apoyaron con $500,000 dólares para sus inversiones en México. Las más importantes son Énergie Capital, fondo constituido por aportaciones de una central de trabajadores, e Hydro-Québec CapiTech, filial del monopolio gubernamental en hidroelectricidad. Otro inversionista es Capital CDPQ, sucursal de la Caja de Depósitos y Colocaciones (CDP por sus siglas en francés), que maneja los ahorros y seguros en cuentas públicas de los quebequenses.
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Sea de manera directa -con capital, como en el caso de Geo-3d- o indirecta -por la fortaleza de la economía-, la nueva generación de empresarios se beneficia del particular modelo forjado en los últimos 40 años de la historia de esta provincia. En su versión actual, el sistema contiene un fuerte protagonismo económico gubernamental, mezclado con una ferviente promoción del libre comercio y políticas fiscales conservadoras.
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Tras la recesión canadiense a principios de los años 90, ayudado por una década de auge económico en los Estados Unidos y un presupuesto equilibrado desde 1999, el modelo llegó a fructificar. El centro de negocios de Quebec, Montreal, concentra 4,000 firmas de tecnología de información, 250 del sector aeronáutico/aerospacial y 163 de biofarmacéutica. El nivel de desempleo es de 8.3%, frente a 13.3% registrado en 1993. Ni el fantasma de su separación del resto de Canadá ni la desaceleración estadounidense oscurecen la perspectiva de la provincia.
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Un pasado presente
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Para explicar el modelo de la demarcación, que se distingue del aplicado en el resto de Canadá, Serge Paré, funcionario del Ministerio de Industria y Comercio, se remonta a 1759 en los llanos de Abraham, ciudad de Quebec. Ahí los ingleses ganaron la batalla decisiva en la guerra contra los franceses, lo que les permitió tomar el control de los negocios entre América del Norte y Europa. Sin posibilidad de hacer comercio e industria, los quebequenses se refugiaron en las ocupaciones de notario, abogado, médico, sacerdote, agricultor, artesano y obrero.
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Desde la conquista británica y hasta su despertar, hace 40 años, no existían instituciones financieras en esta provincia, salvo las Cajas Populares Desjardins. El ahorro de la mayoría de la población no estaba canalizado a la inversión. Se guardaba en calcetines de lana, sin contribuir al desarrollo industrial, cuenta Paré.
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El rompimiento con ese Quebec inició en 1960, cuando el gobierno provincial decidió: 1) emprender un programa amplio de reformas en educación, salud y pensiones; 2) nacionalizar la generación y distribución de la electricidad, medida que aún rige; y 3) crear instituciones financieras cuyo objetivo era llenar el vacío de capital.
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El fenómeno conocido como la "revolución tranquila" creó profesionales -"la guardia montante", según Paré- que se introdujeron poco a poco en el sector empresarial. "Hoy tenemos grandes compañías como Quebecor, Transcontinental y Bombardier ."
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El Partido Liberal, que ocupa actualmente las bancas de la oposición, orquestó estas reformas. Pero sin importar cuál partido esté en el gobierno, todos acatan y contribuyen al modelo económico característico de la provincia. El Quebecquense, en la sede del poder y partidario de la separación de la provincia de Canadá, no es excepción.
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"Creemos que el gobierno tiene un papel complementario a la economía. El sector privado crea riqueza y empleos. El gobierno tiene que hacer dos cosas: primero, fincar condiciones macroeconómicas que favorezcan la actividad de la economía privada (presupuestos equilibrados, limitar la reglamentación gubernamental, preparar la mano de obra calificada) y segundo, estimular la inversión", dice Lucien Bouchard , uno de los fuertes impulsores del modelo económico durante sus cinco años como Primer Ministro de Quebec (renunció en marzo pasado).
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La mano visible
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La CDP, creada en 1965, es uno de los instrumentos a disposición del gobierno. Aunque tiene el objetivo de buscar rentabilidad y seguridad para los fondos de 20 programas públicos de pensiones y seguros juega, con sus $67,000 millones de dólares estadounidenses, un papel importante en el desarrollo económico de Quebec. La mayoría de los activos está invertida en obligaciones gubernamentales y acciones de bolsa; otro 20% en propiedades inmobiliarias y 12% en inversiones privadas o capital de riesgo.
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La Sociedad General de Financiamiento de Quebec (SGF), creada en 1962 para reactivar la industria provincial, dirige menos capital a la iniciativa privada pero, según Bouchard, es el brazo más representativo del protagonismo económico del gobierno, porque ofrece su participación como coinversionista en grandes proyectos industriales. Sus especialistas identifican sectores prioritarios, buscan corporaciones privadas exitosas y las invitan a invertir con la SGF. El socio gubernamental comparte el riesgo sin que su participación supere 40%. Los activos ascienden a $1,350 millones de dólares invertidos en 124 empresas.
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Aunque la sociedad haya buscado en México, no pesca todavía inversionistas aquí, pues uno de los puntos más atractivos de la provincia para corporaciones extranjeras es el acceso a la zona de libre comercio de Norteamérica, que ya tienen las empresas mexicanas.
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La CDP y SGF son las instituciones financieras de fomento económico más importantes, pero existen otras. El fondo de capital de riesgo de la paraestatal de electricidad, Hydro-Québec CapiTech, dispone de $50 millones de dólares. Fuera del sector gubernamental, la Red de las Cajas Populares Desjardins tiene $100 millones en activos. Incluso una central obrera, la Federación de los Trabajadores de Quebec, constituyó el Fondo de Solidaridad que cuenta con $2,600 millones de dólares.
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A las instituciones financieras se añaden los incentivos fiscales con el fin de alentar la actividad económica. Además de las subvenciones para la creación de empleos, capacitación de personal e investigación y desarrollo, el gobierno exenta 10 años de impuestos a los grandes e innovadores proyectos industriales.
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Sin embargo, el más fuerte protagonismo de la esfera se ubica en el sector de la nueva economía. Y la Cité Multimedia en Montreal es su obra maestra. En 1980 la municipalidad de esta ciudad compró un terreno con unos 10 edificios abandonados en el centro de la metrópolis. Más de 10 años después consiguió financiamiento de las filiales inmobiliarias de la CDP y del Fondo de Solidaridad (sindical de la FTQ) para renovar lo que había sido el núcleo de la revolución industrial del siglo XIX y hacer de ello un centro de empresas de tecnología de la información. Esperando atraer inquilinos de todas partes del mundo, el gobierno provincial ofrece incentivos fiscales importantes a las compañías y también al personal.
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La Cité Multimedia no pretende competir con Sillicon Valley (el gran centro tecnológico de Estados Unidos), dice Guy Mayer, del privado Grupo Inmobiliario Valor, que se encarga de poblar el lugar. No es un trabajo difícil: las fases terminadas ya están rentadas y Mayer no espera tener vacantes cuando finalice las últimas etapas de construcción y renovación.
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La existencia de muchas compañías de alta tecnología ya establecidas, la disponibilidad de abundante capital de riesgo, incentivos fiscales, universidades y centros de investigación y desarrollo motivaron a la revista Wired a dar a Montreal una calificación de 12 puntos sobre 16, como plaza para invertir en nueva tecnología, en un reportaje que incluía 46 ciudades del mundo.
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Lazos latinos
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Las muestras de la nueva economía floreciente de Quebec serán mejor conocidas en México si el gobierno de la provincia logra los objetivos de su programa de intensificación de las relaciones con todo el continente americano. Con un presupuesto de $3.3 millones de dólares anuales, el Decenio Quebequense de las Américas abarca actividades de intercambio económico y cultural y programas para jóvenes.
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Hasta ahora las exportaciones hacia América Latina representan sólo 1.5% de las ventas externas y, desde el punto de vista de sus funcionarios, el acercamiento con esa región está más "en la naturaleza de las cosas", por proximidad geográfica y cultural, que un esfuerzo hacia otro continente, como Asia.
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Ya sea que esté en el poder el partido Quebecquense –con miras independentistas– o el Liberal –federalista–, la provincia siempre tendrá deseo de construir con otras naciones lazos distintos de los que tiene Canadá. La mano extendida a México y América Latina, al igual que su modelo económico, está impregnada del legado histórico de los norteamericanos de habla francesa y de su diferencia cultural.