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Reina del jazz

Diana Krall es ya The Girl in the Other Room
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Diana Krall ha roto todas las reglas no escritas que parecen regir el mundo del jazz, sobre todo aquellas que se obstinan en que este tipo de música no vende cientos de miles de copias, no es reconocida con discos de platino o no llena grandes auditorios y mucho menos se mantiene durante 56 semanas en las listas de los más vendidos.

- En los últimos años el fenómeno Diana Krall ha demostrado que un músico de jazz puede hacer todo eso y, además, darle una imagen de sensualidad y elegancia, de clase, para llamarlo por su nombre, a un género musical en el que el glamour nunca había contado mucho.

- Con sus grabaciones de estudio se convirtió en el mayor referente del jazz a escala internacional en los últimos años, pero la consagración de la cantante y pianista como reina indiscutible del género llegó en 2002 con su álbum concierto Diana Krall Live in Paris, que recoge en CD, video y DVD los conciertos que ofreció a finales de noviembre de 2001 ante uno de los auditorios más exigentes y conocedores del mundo, el del teatro Olimpia de París. En un nuevo giro de su carrera, el 27 de abril de 2004 Diana Krall lanzó su muy esperado nuevo álbum, The Girl in the Other Room, con canciones escritas por ella y Elvis Costello.

- Breve historia de un ascenso meteórico
Diana Krall nació en Nanaimo, Columbia Británica, Canadá. Empezó a estudiar piano a los cuatro años. A los 15 tocaba en un restaurante bar de su localidad. A los 17 obtuvo una beca del prestigioso Berklee College of Music de Boston y después de dos años se mudó a Los Ángeles, donde empezó a alternar con grandes del jazz como John Clayton y Ray Brown, que la apoyaron desde el inicio y terminaron siendo parte de su banda acompañante. Grabó su primer álbum, Stepping Out, en 1993, en Toronto. En los años 90 se convirtió en la cantante/pianista de jazz más famosa del mundo, la más galardonada, la más vendida, punto.

- Con Diana Krall Live in Paris el fenómeno que es esta mujer adquirió connotaciones mundiales, apoyado en su imagen impecable, su virtuosismo al piano y ese sobrio dominio de la escena, que pusieron ante los ojos del público que no ha tenido el privilegio de verla en vivo lo que faltaba para convencerlo del impecable talento de los músicos y de su líder.

- Algunos pequeños aciertos
El éxito del álbum When I look in your eyes, entre 1998 y 1999, fue sencillamente arrollador. Estuvo

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- 52 semanas en el lugar número uno de las listas de jazz y le valió dos premios Grammies a mejor cantante de jazz, mejor ingeniería musical y una nominación al mejor álbum del año; por primera vez en 25 años un disco de jazz recibía esta nominación. Además, obtuvo disco de platino en Canadá, Estados Unidos, Francia y Portugal, y un Premio Juno como mejor álbum de jazz.

- The Look of Love fue también un superéxito, cuando se lanzó en septiembre de 2001, entró en la lista de Billboard directamente en el número 9 (de 200) después de vender 95,000 copias sólo en la unión americana la primera semana. Obtuvo cuádruple platino en Canadá y platino en Australia, Nueva Zelandia, Polonia y Portugal y disco de oro en muchos otros países. Además, ganó en tres categorías de los Juno Awards: mejor artista, mejor álbum y mejor álbum vocal de jazz. Definitivamente una virtuosa del piano y dueña de la elegancia en escena.

- The girl in the Other Room es su octavo álbum y representa su primera incursión como cantautora al incluir seis canciones coescritas con su esposo, el igualmente célebre Elvis Costello, además de otras piezas ya conocidas y que hicieron famosas Joni Mitchell, Bonnie Raitt y otros.

- El lanzamiento de The Girl in the Other Room es uno de los sucesos musicales más esperados del año y, con toda probabilidad, se apunta ya como un nuevo candidato a muchos premios y ventas millonarias. Bienvenido sea.

- Llévatela a tu casa
Dos horas con esta mujer cantándote en la intimidad de la noche y de tu casa. Ella al piano y al micrófono, y una banda acompañante de músicos de primera, interpretando clásicos en el Olimpia de París.

- Diana Krall enaltece la sutilidad del jazz; no aporrea el piano, ni mueve los hombros, ni hace ningún guiño a su público como no sea una sonrisa satisfecha y cómplice; incluso se separa del micrófono para agradecer con un thank you más gestual que sonoro el entusiasmo del público. Esta medida sobriedad logra el efecto previsto: que apreciemos más su música, su interpretación y, por supuesto, el otro elemento que añade magia a su presentación en vivo: su físico, lo rotundo, por momentos impactante, de su belleza.

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