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René Maingot

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mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Director de Desarrollo Intelego
31 años

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Parece inquieto y lo es en toda la extensión de la palabra. Su primer negocio fue a los 11 años, armando juguetes y bicicletas por lo que cobraba entre $3 y $5 dólares.  A los 17 años leía la revista Fortune y soñaba con trabajar en Wall Street. Muy poco tiempo después, su tenacidad le consiguió un trabajo en la firma de Violy McCausland, una colombiana que diseña las estrategias para Julio Mario Santodomingo, compra empresas para Lorenzo Zambrano y ayuda en los negocios a Gustavo Cisneros. Allí también conoció a su actual socio en Intelego, Michael Munemann. Ganaban bien, estaban contentos, conocían a muchas personas, pero ellos querían ser empresarios.

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“Admiraba a los clientes de Violy y lo que estaban logrado durante sus vidas.  En particular, tengo un enorme respeto por lo que han logrado Cisneros y Zambrano”.

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Al llegar a México, Michael y René (quien aún no cumplía los 30 años de edad) decidieron poner una empresa que los satisfaciera intelectual y económicamente. “La educación es un servicio básico y altamente demandado, particularmente la que se dedica a adultos del segmento de ingresos medios y bajos”, apunta. Así empezó esta firma, que hoy factura $2 millones de dólares anuales —a sólo tres años de operación— y que durante 2003 capacitó a más de 20,000 personas en 42 ciudades de la república.

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Probablemente sean difíciles de conseguir pero sobre todo, dice, retener al grupo “selecto” de clientes con los que trabaja cuerpo a cuerpo, entre ellos: Wal-Mart, Unilever y Cemex, por mencionar a algunos. “Estamos contentos con tenerlos aquí, siempre les damos más, mi vocación es cumplir promesas.”

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Para lograrlo, los más de 90 maestros especialistas a cargo de Maingot deben entender la estrategia de la empresa y asegurarse de que lo aprendido sea aplicado.

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En el caso de Cemex, por ejemplo, ellos operan una escuela para albañiles. Nunca se presentan como los consultores, “se ensucian las manos” y a veces, los que aprenden ni se enteran de que son una firma distinta. “Tenemos una gran responsabilidad porque el nombre de nuestra empresa es el de nuestro cliente, por eso tratamos de ver con sus ojos.

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