Silencios que matan

Se trata de un estudio de las consecuencias del libre mercado sin mecanismos de vigilancia (¿alguien dijo Enron y WorldCom?). El punto es: el primer objetivo del sector empresarial es generar ganancias, no proteger a la sociedad. A esto se suma que el dinero privado, destinado a causas sociales, compromete las decisiones gubernamentales. La prioridad de los Estados a partir de Margaret Thatcher y Ronald Reagan es ganar votos, no atender las necesidades de la población. La autora no coloca a las multinacionales como las malas de la película; por el contrario, estudia cómo se ha incrementado la transparencia y elogia algunos actividades de responsabilidad social empresarial (RSE). Expone también el poder que tienen los consumidores al no comprar productos o servicios de firmas poco éticas.

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