Miembros del sector empresarial , representantes de organismos oficiales, de financiamiento internacional y de organizaciones no gubernamentales, debatieron en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo acerca de uno de los peores flagelos del planeta: la pobreza. Las discusiones clave se centraron en la forma en que los países ricos deben contribuir al crecimiento de los menos favorecidos y los nuevos caminos para conciliar necesidades e intereses entre ellos.
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Si bien la mayoría de los ponentes, tanto en las reuniones ministeriales como en las alternas, señalaron que la cumbre no resolverá de inmediato los múltiples problemas de las naciones en vías de desarrollo, hubo acuerdo en que sí contribuirá a mejorar las relaciones entre los países. De acuerdo con Miguel Marín, subsecretario de Relaciones Económicas y Cooperación Internacional para África, Medio Oriente y Asia Pacífico del gobierno mexicano, actualmente hay una "nueva atmósfera en los foros internacionales" que permitirá un mayor entendimiento y cooperación entre ricos y pobres.
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Por lo pronto el gobierno estadounidense anunció su compromiso de asignar, en los próximos tres años, $5,000 millones de dólares al apoyo de naciones subdesarrolladas. Igualmente la Unión Europea ofreció incrementar, para 2006, el porcentaje del producto interno bruto (PIB) que asigna a esta causa, de 0.33 a 0.39%, equivalente a unos $7,000 millones de dólares.
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