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Tan cerca, tan lejos

George Bush, John Kerry y sus conciudadanos tienen, está claro, otra cosa en que pensar que en Méx
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

A cinco meses de las elecciones estadounidenses los focos se mueven entre los disparatados precios del petróleo –$40 dólares por barril a principios de mayo–, la posibilidad de que Alan Greenspan firme en junio o antes el aumento de tasas de interés, la huida de empleos estadounidenses a India y Asia y, por supuesto, la ocupación de Irak. En estas elecciones no se habla en español.

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El olvido es comprensible pero preocupante. La creación del Área de Libre Comercio de las Américas, el fomento del desarrollo regional, incluso el aprovechar la afinidad entre los presidentes Bush y Fox para estrechar lazos con México, pasaron a un segundo plano después de los atentados del 11-s Todo en favor de la seguridad, la lucha antiterrorista y el derrocamiento de Sadam Husssein –a quien, por cierto, no se ha logrado relacionar con Al Qaeda y el terrorismo de corte islámico–.

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La pérdida de empleos que siguió a la recesión de 2001 y el estrecho margen de victoria de Bush, además, le llevaron a adoptar contra natura políticas proteccionistas para contentar a sectores económicos como el campo y la industria acerera y una política fiscal que los analistas han calificado de irresponsable. Unas recetas más propias de un programa demócrata.

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En Expansión hemos preparado un análisis de las políticas de los dos candidatos para las relaciones bilaterales. ¿Quién conviene más a los intereses mexicanos? Los analistas tienen claro que Bush no ha cumplido con sus ofrecimientos del pasado, y desconfían de la tradicional inflexibilidad del Partido Republicano. Los demócratas tampoco cantan mal las rancheras, con su amenaza de revisar el Tratado de Libre Comercio de acuerdo con criterios medioambientales y laborales y la propuesta de gravar las utilidades de las compañías fuera de Estados Unidos, una medida que podría frenar la inversión estadounidense en México.

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Es hora, también, de activar una agenda nacional. Los cubano americanos lograron colarse en la campaña estadounidense y, con la carta de su voto en Florida, impulsaron en mayo el endurecimiento de las políticas de embargo contra Cuba. Podría esperarse que México, con una población migrante mayor, tuviera un peso más importante.

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Más allá de la difícil regularización de los emigrantes, urge una reforma de los mecanismos de negociación comercial bilateral. La eternización de los conflictos del autotransporte, el azúcar o el cemento y el unilateralismo en el subsidio al campo estadounidense demuestran que llegue quien llegue a la Casa Blanca, hay que revisar algunos temas.

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Y, además de las elecciones de Estados Unidos, quizá es hora de preocuparse también por los disparatados precios del petróleo y la decisión de Greenspan. Aunque en esto, también, es poco lo que se puede hacer.

–Los editores 

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