Imagínese la travesía de un barco sin capitán y sin brújula. Esta fue la ruta de Maxcom meses atrás y que ahora Fúlvio del Valle tratará de enderezar desde el puesto de timonel. La empresa estuvo mucho tiempo sin dirección, lo que provocó una operación sin grandes avances, reconoce José Antonio Solbes, encargado de la relación con inversionistas de Maxcom.
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En medio de la reestructuración causada por la llegada de Vodafone a Iusacell, la segunda compañía celular del país, Del Valle evaluó ofertas laborales -incluso de Telefónica, quien recientemente adquirió cuatro firmas que habían sido encabezadas por el propio directivo-, pero al final decidió participar en la empresa que controlan algunos miembros de la familia Aguirre: “El reto de tener una compañía pequeña es hacerla crecer de alguna forma.”
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Para apoyar sus planes, Del Valle cuenta con más de $100 millones de dólares y una “tripulación” en la que progresivamente son sustituidos los ejecutivos que abandonaron Maxcom por divergencias con la estrategia de los socios. “Creemos que Del Valle es el candidato ideal para enfocar a Maxcom y ejecutar su plan de negocios”, opina la correduría internacional Credit Suisse. Los inversionistas y socios apuestan todo a su experiencia y esperan que sus primeras decisiones se encaminen a reforzar el equipo directivo, encabezado por Enrique Corral y Eduardo Patrón, responsables del área de Operaciones y Mercadotecnia, respectivamente.
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Pero las expectativas no son suficientes. Del Valle tendrá que remar contracorriente para sortear a los competidores que capitalizaron la relativa inmovilidad de Maxcom y conseguir los recursos que involucra el plan de negocios (más de $400 millones de dólares hasta 2003). Sin embargo, Credit Suisse insiste en que la ruta para la empresa no inicia en cero y que la falta de una dirección adecuada tampoco impidió avances en la operación y en las oportunidades de la compañía de telefonía.