En los últimos años los negocios en el mundo han pasado por una serie de sucesos que han derivado en una larga lista de quiebras, despidos y escándalos financieros. Estos tiempos difíciles son el momento para comprobar que los milagros existen, aun en las empresas.
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La competencia salvaje, presiones, las personas negativas, los privilegios a discreción, la falta de una orientación moral o espiritual, y el poco respeto por el valor humano son factores que contaminan a las organizaciones y pueden llevarlas al fracaso.
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Sin poner santos de cabeza, rezar cada hora ni recurrir a recetas mágicas o ritos para debilitar a la competencia, el prodigio se puede conseguir y se refiere a algo tan sencillo como un cambio de actitud a la hora de hacer negocios. Éste consiste en “prevenir el fracaso, cambiar una actitud enfermiza por una más sana, liberarnos de todo lo que nos impide ser mejores.
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Cerrar un buen contrato implica abandonar la idea de ser los únicos campeones en todo”, asegura Jorge Isaac Mares, presidente de la Fundación para un Curso de Milagros México.
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La asociación diseñó esta asignatura basada en que la orientación moral y espiritual “va a la raíz del problema, lo que significa ir a la médula de los pensamientos. Hay que ayudar a las personas dentro de la firma a liberarse todo lo que les impide desarrollarse mejor, moralmente hablando; eso les facilitará ser más productivos, más creativos.”
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A decir del directivo, el curso no se dirige al negocio en sí, sino a la actitud que se debe tomar frente al ambiente de trabajo y a la hora de signar un trato.
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Una parte importante del programa consiste en enseñar a los líderes de las empresas a manejar las pérdidas y quiebras, y prepararlos moralmente para salir adelante.
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La Fundación imparte un promedio de 15 cursos de milagros cada año a organizaciones como Teléfonos de México, Mexicana de Aviación y BBVA-Bancomer.