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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Bernardo salía todas las mañanas puntualmente al trabajo. Siempre hay que cambiar la rutinas, controlar la información, evitar ser ostentosos, estar alerta al salir de casa y comprobar los antecedentes laborales y familiares de los empleados. Antes sólo los potentados eran el objetivo de los secuestradores. Hoy cualquier empresario de clase media alta puede ser víctima.

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Interceptado a media cuadra.
-Bernardo es obligado a detener su vehículo. Compañías de seguridad privada ofrecen seminarios preventivos, clases de manejo ofensivo y defensivo para choferes, asesoría a hombres de negocio extranjeros que viajan a México y cursos para identificar a delincuentes. Tenga cuidado: según el Consejo Nacional de Seguridad Privada, de las 10,000 firmas que operan sólo 3,000 cumplen con un concepto legal y 300 son fiables.

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La tensión del traslado.
-Bernardo trataba de adivinar la dirección que tomó el vehículo en que fue secuestrado. Cuando sea víctima de un plagio intente actuar con calma y acatar las órdenes para evitar poner nerviosos a los delincuentes. Si es posible, observe el mayor número de detalles del siniestro y la cantidad de secuestradores.

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A dónde es llevado el secuestrado.
-Una televisión en una habitación oscura y austera fue la acompañante más cercana de Bernardo. Los secuestradores cuentan con casas especialmente acondicionadas para aprisionar a sus víctimas. Por lo general se encuentran localizadas fuera de la zona metropolitana o en colonias de difícil acceso.

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Otros deciden la suerte de la víctima.
-Un mal interlocutor puede arruinar la liberación del secuestrado. Un buen negociador conoce el ambiente delictivo del país, proviene de servicios de inteligencia, es sensible, flexible y tiene gran control de la situación. Empresas de seguridad como Noble Goup, Kroll, Control Risk, etcétera, cuentan con equipos profesionales que cobran $400 dólares la hora.

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Proceso de negociación.
-Horas después del rapto inician los contactos. Los secuestradores amenazan la vida del plagiado para presionar a sus familiares. Hacen saber sus pretensiones, imponen sus condiciones y deciden cómo y cuándo volverán a ponerse en contacto. Generalmente el diálogo se realiza por teléfono, pero los delincuentes han encontrado otras vías alternas.

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Prueba de vida.
-Para presionar a los familiares los secuestradores envían fotografías o videos del plagiado. En casos extremos los delincuentes incurren en prácticas más crueles, como la amputación de algún miembro. La prueba también sirve para que los allegados comprueben si aún está viva la víctima.

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Pago del rescate.
-Los secuestradores imponen sus condiciones sobre la forma y el lugar en que se debe entregar el rescate. Algunos no sólo aceptan efectivo, sino también joyas u obras de arte. En México no está sancionado el pago de rescate, pero recientemente algunos legisladores han propuesto un castigo a los familiares de la víctima para tratar de frenar, dicen, los plagios.

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Liberación del secuestrado.
-Después de que los delincuentes reciben el rescate eligen el lugar donde liberarán a su víctima. Espacios abiertos en las afueras de la ciudad de México y vías poco transitadas son los lugares preferidos. Expertos aseguran que las secuelas psicológicas son profundas y son necesarias terapias para la víctima y sus familiares. En caso contrario, los liberados y sus allegados se vuelven paranoicos y sufren depresiones clínicas.

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