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Tragicomedias y desconcierto

Falta de certezas y oportunidades perdidas. Así puede abreviarse la situación actual del país.
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Disciplina sin visión. ¿Suena conocido? Parece ser la tónica de un gobierno empeñado en vender los supuestos aciertos en la conducción macroeconómica de México, pero que no acaba de definir un rumbo claro.

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¿Para quién resulta importante discutir durante casi tres años las dudosas cuentas del Pemexgate y de los Amigos de Fox? ¿Nadie se da cuenta ahí arriba que esta trampa, típico ardid del circo electorero, no beneficia a nadie? Si hay asuntos ilegales, que ya se resuelvan para que dejen de atascar con tanta intensidad los puntos más importantes de la agenda. La verborrea de protagonistas y actores secundarios en esta tragicomedia sólo genera pérdida de oportunidades.

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El tema del sí o no al apoyo a Estados Unidos en la largamente anunciada guerra contra Irak se ha convertido, de igual manera, en un ejemplo más de la falta de pragmatismo (y de oficio) del presidente Vicente Fox y su equipo de trabajo. Si bien se ha mantenido la firmeza de no servir en charola de plata un “sí” incondicional, dudamos que se esté negociando un acuerdo (como el migratorio) que saque provecho del actual papel de México dentro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Podría ser un momento insustituible para acercarse con visión de Estado, y práctica, a un tema bastante complejo.

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No obstante, debe quedar claro que la guerra no es un camino deseable. México no ganaría nada con el estallido de una conflagración que sólo acentuaría el desorden económico mundial, así como hoy tampoco se beneficia con el desconcierto que ocasiona la constante amenaza del propio conflicto bélico. Como escribió Sergio Sarmiento en la edición anterior de esta misma revista: “La incertidumbre es veneno para la inversión. No es la guerra lo que inquieta a los inversionistas, sino la falta de certezas.” Totalmente de acuerdo.

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Ante los escenarios internos (elecciones legislativas) y externos (amenaza de guerra), generadores de desconcierto, poco ayuda que en las altas esferas del gobierno federal se paralicen acciones que pudieran convertirse en buenas noticias para los inversionistas. Atraer dinero al país precisa mucho más que una personalidad dicharachera. ¿Acaso nadie se dio cuenta de la manera en que el Presidente pasó inadvertido en el Foro de Davos? México ya no está de moda. Y, sin reglas y rumbo claro, no hay mucho qué hacer.

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–Los editores

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