Los niños menores de ocho años que padecen sordera profunda pueden perder el lenguaje o nunca adquirirlo, pues para ellos todo es silencio y aislamiento. El ruido cercano de una turbina es sólo un murmullo distante.
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Hay casos de sordera profunda que se dan por la falta de filamentos en la coclea, los cuales mandan las señales auditivas. Existe un aparato que los sustituye y traduce el sonido en impulsos eléctricos que el cerebro interpreta. Para muchos niños, poder comprar este aparato es la única barda que los separa de una vida y un desarrollo normales.
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La tragedia es que no son baratos y que la rehabilitación puede tomar tres años. Otra limitante es el tiempo, pues la edad ideal para iniciar el tratamiento es 18 meses y la ventana de éxito se cierra casi totalmente a los cinco años.
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El Proyecto Beethoven del Instituto Mexicano de la Audición y el Lenguaje, merecedor del premio de Compromiso por los Demás del Centro Mexicano de Filantropía, cuenta con el apoyo de cirujanos y hospitales para realizar la operación, así como con las instalaciones donde tratar a los pequeños.
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Hay 60 candidatos esperando. Cada familia se encarga de reunir fondos, lo cual no siempre es fácil, pues un aparato cuesta más de $200,000 pesos, sin contar los gastos quirúrgicos y de rehabilitación.
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Instituto Mexicano de la Audición y el Lenguaje
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