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Un pacto de responsabilidad

Más allá de la filantropía o el cuidado del ambiente, ser una empresa socialmente responsable imp
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

"Conocí a Diana Chávez Varela hace cuatro años en la onu. Decidí invitarla a participar en mi visita a Expansión porque para mí es muy importante dar a conocer el esfuerzo que se hace en el Pacto Global. Es ella quien tiene la gran responsabilidad de sumar a éste más empresarios.
Creo que todas las compañías debemos suscribirnos al Pacto, ya que nos da las reglas básicas para ser empresas socialmente responsables. Es una iniciativa muy importante".
Fernando Chico Pardo

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Como editor invitado de ExpansiónCEO, Fernando Chico Pardo platicó con Diana Chávez Varela, directora del Centro Regional de Apoyo para América Latina y el Caribe del Pacto Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y con Adolfo Ortega, editor general de la revista Expansión, sobre el impacto de las empresas socialmente responsables y la importancia de ser parte de un cambio global. El reto es romper con la percepción de que el tema es sólo una búsqueda por tener la mejor imagen o adoptar políticas para cuidar el medio ambiente. Quienes se sumen al esfuerzo deben preocuparse por mejorar la calidad de vida de sus empleados, proteger los intereses de la sociedad con atención en el servicio, establecer acciones para cuidar el medio ambiente y ser transparentes en su operación.

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¿Cuál es la definición de responsabilidad social en el contexto del Pacto Mundial de la Organización de las Naciones Unidas?
DIANA CHÁVEZ VARELA (DCV):
El eje transversal del Pacto Mundial (The Global Compact) es la ciudadanía corporativa y la responsabilidad social. Es una herramienta para el desarrollo, porque reconoce el poder de los mercados y de las empresas para incidir positivamente en su entorno. Esto se construye cada día.

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El Pacto Mundial trabajó con cuatro ejes: derechos humanos, condiciones laborales, medio ambiente y anticorrupción. Su función es trabajar directamente con los presidentes de las empresas, pero no desde una visión periférica, sino desde el corazón de su operación para reforzar los derechos humanos.

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FERNANDO CHICO PARDO (FCP): Todas las empresas somos parte de este entorno y debemos unirnos como un grupo de compañías que son socialmente responsables, que tienen un objetivo común y en donde se apoya este concepto. Podemos empezar con cosas muy puntuales, por ejemplo, que los fondos de inversión sólo inviertan en empresas socialmente responsables o que los empresarios sólo cerremos negocios con este tipo de firmas. Esto crea una ola de influencia hacia un mundo al que debemos de aspirar.

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¿Qué hace a Asur una empresa socialmente responsable? ¿Dónde centra este esfuerzo?
FCP:
Es una tarea diaria. En Asur hay varios niveles de influencia. Uno de ellos es que la corrupción no puede existir. No se le puede dar ‘mordida’ a nadie.

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En cualquier empresa, el cuidado del medio ambiente es el más fácil de presumir. Haces todas tus terminales con luces que ahorren energía, tratas de reciclar toda tu agua y de usar energía limpia. En el tema laboral hay mucho que hacer, tienes que ser justo en remuneraciones, trabajar todos los días para que la empresa tenga buenos resultados y les asegures a todos un trabajo digno. Como CEO de Asur es lo que más me mueve.

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En todas estas áreas tenemos avances, hemos logrado que la organización entera piense así. Otra parte muy importante es que no soy sólo yo el responsable, es toda la empresa. El objetivo es que logremos, poco a poco, influenciar a nuestros proveedores, clientes y entorno para pensar así.

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¿Cuáles son los principales inhibidores para que una empresa en América Latina se sume al Pacto Mundial y cuáles han sido los principales motores para quienes sí lo han hecho?
DCV:
Lo construyes cotidianamente, en el día a día. No solamente el CEO, sino todos los que están involucrados. Vas heredando esta cultura. En América Latina es muy importante reconocer que estamos dando ese paso, de la filantropía a la responsabilidad social. De hecho, el Pacto Mundial significa ciudadanía corporativa, esto implica derechos y obligaciones con tu entorno, con el gobierno y con la comunidad.

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Éste es uno de los temas que estamos viendo con mucho gusto en América Latina y es donde se están descubriendo acciones puntuales. Uno de los mitos es que esto es sólo para grandes empresas. ¿Cómo te aseguras que las pequeñas y medianas empresas (pymes) están integradas? Sobre todo en una región donde 99% de las empresas son pymes. Otro mito es que se trata de relaciones públicas, filantropía y que es un tema de imagen. Al final, se decantan los resultados.

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Hay bastantes inhibidores en un continente como el nuestro, donde el principal reto no es la pobreza sino la brecha entre los que más tienen y lo que menos tienen. Justamente en esta parte que queda en medio es donde se debe utilizar la innovación para que lo que inhibe a las empresas a adoptar las prácticas, tenga respuesta y acciones muy puntuales desde el corazón del negocio.

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FCP: También te tiene que convenir económicamente, aunque suene muy crudo. Una parte importante es que las experiencias de éxito se compartan y se imiten, y esto, al final, tiene un ahorro para la empresa que lo está implementando. Hay partes negativas: si no entras en esto, no van a comprar tus acciones los fondos de pensiones. Pero hay partes positivas: esta experiencia de energía verde logró ahorrar cierta cantidad de dinero. Aquí está la tecnología, el método para hacerlo. Esta colaboración entre todos es realmente importante.

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¿El término socialmente responsable está devaluado? ¿Puede ser un problema para que las compañías le presten menos atención a unirse? ¿Cómo rehabilitar la imagen del término?
FCP:
El título se ha sobreutilizado para significar que eres bueno y que te mereces una estrellita, no tiene profundidad. A falta de tener un título, hay que revalorar éste. Significa muchas cosas fundamentales que nos deben de guiar en la vida diaria empresarial.

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DCV: Al final del camino es explicar todo lo que significa: desarrollo equitativo y un entorno donde tienes acceso a oportunidades. En América Latina, uno de los grandes retos que tenemos son los consumidores. Vemos que en Europa, los consumidores prefieren productos donde no hay trabajo infantil, donde no hay esclavitud. Ese tipo de cosas son las que tenemos que ver más. Entre ellas, cómo el comercio justo no es sólo una moda, sino algo necesario en la sociedad.

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No son sólo las empresas las que deben profundizar en el término, sino el mercado mismo. ¿Por qué elijo un producto y no el otro? Muchas veces ni siquiera sabes de dónde obtienen ganancias las empresas. Se debe reportar, de manera responsable, desde adentro y cuidando los temas financieros. Compartir como es que la comunidad está viviendo estas ganancias. La frase clave es ‘valor compartido’. No puedes irte por la libre, se deben desarrollar las capacidades.

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¿Por qué ser parte del Pacto Mundial y cuáles son los riesgos de no confiar y ser parte de un acuerdo que sostiene estos valores?
FCP:
Es irremediable. No tengo la menor duda de que el movimiento hacia los valores plasmados en el Pacto Mundial de la ONU son los que deben existir entre los empresarios. Nos hemos desviado en algunas cosas por cualquier pretexto pero la realidad es que ésta es la forma en que deben existir las empresas.

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Hay que darles el tiempo suficiente para convencerse que estas prácticas de hacer negocios (que pueden ser aplicadas entre todos) son el medio que nos llevará a un mundo más justo. Hay que jalar a las empresas pequeñas y medianas que tal vez están usando como excusa la falta de recursos para no cuidar el medio ambiente. Vivimos todos en el mismo barco y debemos ser parte de este esfuerzo.

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¿Qué tan importante es la participación de mexicanos en el Pacto Mundial?
El Pacto Mundial tiene 1,500 participantes. Si bien, no es un número tan grande y tenemos mucho por hacer, en México contamos con más de 300 empresas. Somos casi 14% de toda la región, también hay algunos gobiernos. Un valor agregado al Pacto Mundial es que es una plataforma de conocimiento, es un lugar para decir qué estás haciendo, qué no estás haciendo y ver a otros.

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Otra cosa es que Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, tiene un Consejo Asesor para el Pacto Mundial formado por un grupo de empresarios y presidentes de todo el mundo. Eso es lo que lo hace local, que es tan global. Fernando Chico Pardo fue el primer mexicano, y el único, que está con nosotros en la junta directiva.

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La visión desde la trinchera de un mexicano es diferente por los temas que estamos viviendo en la agenda nacional. Creo que es una muy buena oportunidad para ver cómo realmente construyes desde tu trabajo diario, las soluciones que todos queremos, cómo hacer un mundo mejor cada mañana y asegurarte como ciudadano de  respetar los derechos humanos o no incidir en corrupción. Es una de las agendas que tenemos en México, para que ésta no sea una plataforma de filantropía ni de relaciones públicas, sino de cambio justo.

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Así es como se construyen empresas como Asur, que son agentes de cambio, al prestar atención en temas tan importantes como los derechos humanos, las condiciones laborales, el medio ambiente, la ética y la transparencia. No se trata de inventar el hilo negro, se trata de observar los principios y los valores universales, sin complicarnos tanto.

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