Utilizado desde hace cientos de años en la medicina que se practica en Malasia, Filipinas, el sudeste de Asia y las islas del Pacífico sur, el noni o nonu ha llegado ya a México con todas sus promesas. Este “tónico para la salud”, como lo califican algunos, está comercializándose a través de redes privadas de venta, pero posiblemente llegará tarde o temprano hasta los canales regulares del comercio especializado.
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Para quien nunca haya escuchado la palabra, vale decir que es el nombre de una pequeña frutilla amarilla –la Morinda citrifolia– cuyo jugo ha demostrado tener propiedades muy atractivas.
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En sus tierras natales, el jugo de noni ha sido utilizado desde hace generaciones como un tónico, pero también como una medicina regular en el botiquín de los kahunas, como se llama a los curanderos en Hawai y sus islas circundantes.
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Basados en esta experiencia, los estudios más recientes advierten que el noni es especialmente efectivo en quienes padecen –entre otros males– desórdenes digestivos, presión alta, artritis, migrañas (por sus efectos analgésicos) e infecciones bacteriales (entre las que se encuentran la salmonella y otras bacterias patogénicas). Los optimistas aseguran que este jugo tiene efectos también en los pacientes con cáncer, ya que parece actuar indirectamente en la estimulación de los linfocitos, células clave del sistema inmunológico.
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Pero a pesar de sus bondades, y de su popularidad en sus islas de origen, se dice que el sabor de la frutilla no es nada agradable. De hecho, esa ha sido una de las barreras para popularizar su uso en tierra firme. Pareciera, sin embargo, que el obstáculo ha comenzado a franquearse, porque es precisamente el jugo de noni el que ya se comercializa en el continente, a precios –por cierto– exorbitantes.
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En Estados Unidos la cadena de tiendas GNC ya lo vende, y no sólo en su presentación líquida. Por aquello del sabor desagradable, ya existe noni en forma de té y hasta en tabletas para adultos y pastillas masticables para niños.
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Nonu International, la empresa que nació al amparo de la Morinda citrifolia, asegura que su tesoro –herencia de los curanderos polinesios– no sólo es rico en vitaminas, enzimas y minerales, también puede tener efectos antioxidantes y fitonutrientes. Por ello, sus promotores aseguran que el noni será, posiblemente, “uno de los redescubrimientos más importantes en los terrenos de la salud en el siglo XXI”.