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Una agenda estancada

El gobierno de Fox es percibido poco efectivo y desorganizado, señala The Economist Intelligence Un
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

No es muy probable que en el corto plazo se resuelvan las tensas relaciones entre la legislatura y el gobierno, y eso continuará retrasando el programa de reformas propuesto por Vicente Fox. El resultado de las elecciones de julio de 2003 puede traer un cambio en el balance de fuerzas en la Cámara de Diputados, pero no en el Senado –controlado por el opositor Partido Revolucionario Institucional–, en donde no habrá elecciones sino hasta 2006. La popularidad de la administración actual ha declinado en forma marcada en los últimos meses, no sólo por la deceleración económica, sino también por la percepción entre muchos mexicanos de que el mandatario es poco efectivo y desorganizado.

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La agenda política del Presidente se centra en la reforma fiscal, desregulación y privatización. Sin embargo, sin mayoría entre los legisladores, será difícil de implantar. Los planes del gobierno de liberalizar el sector eléctrico en un esfuerzo por atraer inversiones y reducir costos enfrentan oposición por parte del Congreso y de la Suprema Corte, y es improbable que avance antes de los comicios del año entrante.

La economía se recuperará rápidamente una vez que la demanda estadounidense por exportaciones mexicanas mejore. Esto no era evidente en los primeros cinco meses de 2002, al contrario de los pronósticos anteriores de The Economist Intelligence Unit (EIU). Aun así, estimamos que las exportaciones se recuperarán en la segunda mitad del año. El crecimiento será impulsado en forma predominante por las ventas al exterior, dado que la economía interna está limitada por un creciente desempleo. La creación de plazas laborales se mantendrá atrás del aumento en la producción.

Además de las cautelosas políticas fiscales del gobierno, el manejo monetario por parte del Banco de México ayudará a mantener la inflación anual en niveles de un dígito en este y los siguientes cuatro años, a pesar de un peso que pierde fuerza. Se prevé que el ánimo de los inversionistas extranjeros permanecerá positivo hacia México, permitiendo al país alcanzar satisfactoriamente sus requerimientos financieros.

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La situación actual
En su reporte sobre México, EIU señala que después de una rápida apreciación en los últimos cinco años, la moneda se debilitó desde el inicio de abril hasta fines de junio de 2002, como resultado de menores flujos de capital. Se pronostica que el peso termine el año alrededor de 10% más abajo de su nivel al final de 2001 y que se depreciará más en 2003. Las compañías nacionales han aumentado su riesgo de default al más que duplicar el endeudamiento externo en los últimos cuatro años. Las recientes suspensiones de pagos de una empresa de autopartes y de una minera fueron resultado de un excesivo apalancamiento.

El sector bancario se ha recuperado de la crisis de 1995-96, y con una mayor participación extranjera  tiene amplia liquidez y capital para permitir un incremento en los préstamos. Sin embargo, la recesión de 2001 elevó el riesgo de los créditos, lo que se agrega a la tendencia de los bancos de prestar sólo a las compañías y los consumidores de menor riesgo.

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