Una luz en el camino
Angelli Collection tiene una premisa que cumple al pie de la letra: la renovación constante de modelos. “Nuestros diseños siguen las tendencias de moda en color, textura y formas de las exposiciones internacionales”, cuenta Armando Vega , presidente de la empresa.
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La estrategia le ha funcionado a la perfección; no por nada el año pasado ganó el reconocimiento al mejor producto en la expo de Maison et Objet en París. Aunque inició produciendo flores deshidratadas (1992), y hoy también comercializa en México jabones, champús y aceites, las velas son su único artículo de exportación.
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Esta firma es un ejemplo de que las ferias internacionales pueden ser muy útiles. En las muestras mundiales de decoración “comenzamos a tener clientes de otros países, a aumentar volúmenes de producción y ventas”, recuerda Vega. El primer comprador fue una cadena de tiendas estadounidense. El tamaño del pedido los llevó a ampliar su bodega y contratar más empleados.
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Hoy tiene clientes en Estados Unidos y Europa, e impuso controles de calidad más estrictos gracias a los estándares requeridos por sus importadores. “Se revisa el diámetro del pabilo, que las formas y colores de un mismo lote sean iguales”, entre otros procesos, dice el empresario. Esto ha ayudado a penetrar distintos mercados, pero la clave para la consolidación ha sido la adaptación permanente a los diseños más innovadores del mundo.
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En la unión americana sus productos compiten con velas chinas más baratas. Debido a que sus costos son difíciles de abatir, Angelli no ha podido bajar los precios, y por tanto prefiere dar la batalla en los segmentos que aprecian más su valor agregado: el diseño. En el viejo continente la competencia se da directamente en la originalidad de las velas. Al respecto, Vega no oculta su satisfacción: “Para que un empresario acepte importar el producto tiene que ser por algo muy bueno y novedoso.”