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Una mente brillante

¿Qué dice John Nash, el personaje de la película de Hollywood?
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

¿Se ha preguntado por qué cada día toma la misma ruta para ir al trabajo? ¿O por qué en Inglaterra se conduce por la izquierda? Quizá le sorprenda saber que en el futbol 17% de penalties se tiran al centro de la portería y que los porteros casi nunca –2.4% de las veces– se quedan ahí quietos. ¿Le parece lógico?

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¿Por qué es tan fácil que se produzcan escaladas en los conflictos? En general, ¿cómo actúan las personas, las empresas o los gobiernos en situaciones donde hay intereses encontrados? Lo que podemos decir es que llegarán a un equilibrio. Pero, ¿qué es un equilibrio?

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Una respuesta se encuentra en un artículo publicado en 1950 por John F. Nash, personaje que inspira la película A Beautiful Mind. Describe el equilibrio como el resultado de un proceso de adaptación al entorno, en el que cada uno trata de hacer lo mejor para sí dado lo que hacen los demás.

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¿Por qué cada día tomo la misma ruta para ir al trabajo? Es la que más me conviene dado el estado del tráfico. Pero el "estado del tráfico" son los cientos de conductores que también eligen su ruta porque es la mejor para ellos dado el estado del tráfico. Quizá exista un "estado ideal del tráfico" en el que todos iríamos más rápido, pero es una situación inestable, fuera de equilibrio, donde muchos conductores no seguirían la ruta "ideal para todos" sino la "ideal para ellos". El equilibrio es resultado de "yo no voy a cambiar si los demás no cambian, y los demás no van a cambiar si yo no cambio".

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En los penales éste consiste en que tanto el jugador que dispara como el portero tratan de despistar lo más posible al contrario simultáneamente. Se preguntará si las frecuencias de disparo que he mencionado al principio están en equilibrio. Están bastante cerca de él, pero queda un margen para que las partes mejoren un poco su táctica.

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Cuando se inicia una escalada bélica o una pelea infantil, el conflicto tiende a autosustentarse y el equilibrio es una espiral de violencia. Las partes no cambiarán si no cambia el otro, y terminan peor que al principio.

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No todos los equilibrios son nefastos. La competencia entre empresas da contrapesos buenos para el consumidor; o la rivalidad entre partidos beneficia a (algunos de) los votantes, que satisfacen (algunas de) sus demandas.

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Bueno o malo, el equilibrio nos condiciona. La razón es muy sencilla: puede existir más de un equilibrio (conducir por la izquierda o por la derecha), y a veces, ¡muchos equilibrios! Si los demás confían en mí, tener una conducta recíproca es lo mejor que puedo hacer, y se genera una situación de seguridad mutua. Pero si los otros no confían en mí, yo tampoco en ellos, y tendremos un equilibrio de recelo mutuo. Cambiar de un equilibrio malo a uno bueno es posible, pero no fácil.

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He tenido la suerte de tratar a Nash (mi director de tesis, Lloyd Shapley, era uno de sus amigos en Princeton). En julio del 2000 un colega y yo pudimos acompañar a éste, a Nash y a su esposa Alicia por la costa de Bilbao. En ese momento se rodaba la película A Beautiful Mind. La mujer estaba entusiasmada con el proyecto; él se mostraba más reservado. Cuando le pregunté su opinión sobre la cinta, me contestó: "Alicia y yo pensamos que es un éxito desde el punto de vista creativo. Mucha gente piensa que describe bien la esquizofrenia, pero sobre esto puede haber controversia, como es natural."

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Lo que motivó a Nash a proponer el concepto de equilibrio no fueron los ejemplos que he citado. Ni siquiera la esperanza de que dicho artículo, que él considera "su contribución más trivial", le mereciera el premio Nobel en 1994. La pista está en su texto de 1951: "Una dirección obvia en la que aplicar la teoría del equilibrio es en los juegos, siendo el póquer el candidato más claro." Mucha gente se preguntará cómo ganar en él. Lo que lo distingue de los demás es una respuesta genial a una pregunta tan prosaica.

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El autor es profesor de Managerial Economics de IESE Business School (Universidad de Navarra).

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