Fotografiar es poner sobre la misma línea de mira la cabeza, el ojo y el corazón. Bajo este principio, Henri Cartier-Bresson, sin duda uno de fotógrafos más relevantes de este siglo, retrató a la humanidad recorriendo los cinco continentes en casi cinco décadas.
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La obra de este prestigiado artista llega a México después de exponerse en los principales museos de Estados Unidos, Europa y Asia. Sin embargo, su primera parada ha sido en el Museo de Arte Contemporáneo (Marco) de Monterrey –donde estará hasta fines de junio–, antes de ser presentada en la capital del país.
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Cartier-Bresson seleccionó personalmente las imágenes que se exhiben en esta muestra –155 fotografías en blanco y negro realizadas en plata sobre gelatina–, producto de casi medio siglo de trabajo. El conjunto incluye imágenes de guerra y de reconocidos artistas, pero, fundamentalmente, del que ha sido el tema primordial en su obra: la vida cotidiana de la gente común.
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En la retrospectiva se exhiben fotos que el artista tomó en su primera visita a México, en 1934, entre las cuales se encuentra la serie “Calle Cuauhtemoctzin”, donde retrata a dos prostitutas trabajando en las calles de la capital.
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