Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

¿A dónde se fueron los bosques?

En 50 años México perdió la mitad de sus reservas forestales. El desinterés se ha impuesto a las
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El planeta pierde millones de hectáreas de bosques y México contribuye  activamente a este deterioro. Se dice que cada año desaparecen 600,000 hectáreas en promedio en el país, es decir, más de una hectárea por minuto.

-

No se trata sólo de un problema de carácter ecológico, pues tiene graves implicaciones sociales y económicas. El hecho agudiza situaciones de por sí sensibles, como la pobreza, la migración del campo a las ciudades y los conflictos por la disputa de los recursos naturales. Además de que, como en cualquier otro sitio, el país resiente los cambios climáticos, la erosión de suelos, la desertificación  y el incremento en los niveles de contaminación. Pero el efecto más grave, que ya comienza a manifestarse, es la escasez de agua.

-

La importancia de detener la deforestación ha hecho reaccionar, en los últimos años, a  grupos ecologistas, investigadores, organizaciones civiles, autoridades, legisladores y empresarios. Sin embargo, el centralismo, la falta de voluntad política, la ineptitud de funcionarios públicos, el burocratismo, la escasez de créditos e incentivos fiscales y la corrupción constituyen una barrera a su actuación.

Publicidad

-

De continuar este escenario, las zonas forestales de México desaparecerán en 54 años, advierte un estudio realizado por el senador Adolfo Aguilar Zínser.

-

La investigación señala que de 1930 a 1980 se perdió, a causa de la deforestación, cerca de la mitad de la reserva forestal con la que contaba el país a principios de siglo; de 100 millones de hectáreas hoy sólo quedan 50 millones. En algunos sitios, la devastación ha sido criminal. “Chiapas perdió en 20 años 90% de su selva tropical húmeda”, afirma.

-

Pero aunque con diferentes grados, el impacto ha sido general. El avance de la desertificación, consecuencia directa de la pérdida de bosques, ha empequeñecido en 15% el terreno habitable del país, señala el legislador. Y acusa: “Los cuadros o fotos que utiliza el gobierno del estado de Chiapas para promover el turismo son falsos, pues muestran paisajes que ya no existen.”

La ley del monte
El fenómeno de la deforestación tiene raíces políticas e históricas, lo que aumenta su complejidad. “El proceso de reforma agraria estuvo acompañado de corrupción, pues los taladores aprovecharon los recursos forestales sin invertir un solo centavo.” Pero hay también una responsabilidad colectiva: “El ciudadano es culpable porque vive en una cultura depredadora, el campesino es culpable porque la miseria lo convirtió en talador, el gobierno es culpable porque hizo negocio con la tala.”
-

El hecho es que el país vive una emergencia forestal, advierte Aguilar Zínser, lo que hace necesario plantear mecanismos de recuperación de espacios a través de procedimientos comerciales, reforestación natural y tareas industriales de explotación. Además, se debe cambiar la estructura fiscal y económica para introducir el concepto de “servicios ambientales”, es decir, que una persona que tenga la posesión o propiedad de una zona forestal reciba incentivos económicos de la sociedad a cambio de no talar los árboles.

-

Es asimismo necesario crear una Comisión Nacional Forestal, opina el legislador, que conduzca la política forestal del país y tenga como propósito la conservación y el desarrollo sustentable de bosques y selvas.

-

En el país funcionan ciertos mecanismos de conservación. Los ejidatarios, comuneros, propietarios o poseedores de bosques pueden contratar a personas físicas o empresas dedicadas a elaborar programas para el aprovechamiento de sus recursos. Estos especialistas están capacitados para aplicar los llamados “servicios técnicos forestales”, como tratamientos silvícolas, prevención y control de incendios, plagas y enfermedades, así como para brindar ayuda técnica en la planeación y desarrollo de forestación y reforestación.

-

En México, suman más de 500 las empresas que ofrecen este tipo de asesorías. El costo de sus servicios varía de acuerdo con el tamaño, ubicación, condiciones del terreno y deterioro de la zona arbolada. Pero, si acaso un propietario de un bosque no puede pagar sus servicios, la ley forestal –artículo 24– le otorga el derecho de recurrir a la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap) para recibir asesoría.

-

Con todo, ni una ni otra opción dan resultados. Se calcula que menos de 5% de los 20 millones de hectáreas productivas de bosques cuentan con planes de aprovechamiento forestal.

Mala fama
Una de las razones del deterioro de las zonas forestales, observa Carlos González, ingeniero forestal y director general de la Cámara Nacional de la Industria Forestal (Canaif), es el escaso desarrollo de la industria social forestal primaria en el país, que utiliza con frecuencia equipos viejos que desperdician gran cantidad de madera, lo que conduce a una sobreexplotación. González, quien califica de exageradas las cifras aquí mencionadas sobre la dimensión de la deforestación (aunque tampoco ofrece otras), asevera que las leyes forestales han estado orientadas hacia la restricción y el conservadurismo, lo que impide un desarrollo sustentable del bosque que no sólo satisfaga las necesidades ambientales, sino también las sociales y económicas.
-

El también director general de la Asociación Nacional de Plantadores Forestales (Anaplan) señala la carga moral que, a su juicio, se otorga al tema. “Históricamente –afirma–, hemos cometido el error de asociar el aprovechamiento de los árboles con una actitud incorrecta”.

-

El enfoque comercial, sin embargo, no es un hecho novedoso. A finales de los años 50, empresarios de algunos países, México entre ellos, se interesaron en la plantación de bosques con la finalidad de garantizar el abasto de productos maderables, aminorar los costos de transportación y, sobre todo, disminuir la presión sobre bosques y selvas.

-

En estas plantaciones comerciales es posible sembrar árboles de una u otras especies, conforme a las condiciones climáticas y de terreno, y mejorar su rendimiento y crecimiento por medio de la genética forestal: el tiempo de crecimiento de un árbol en una plantación de este tipo se reduce de ocho a 10 veces con respecto al tiempo que toma en condiciones normales y el rendimiento por hectárea es muy superior al de un bosque natural, asegura González.

-

Hoy, México tiene 20,000 hectáreas de plantaciones comerciales, mientras que Chile, una nación de menores dimensiones geográficas, cuenta con un millón.

-

Asimismo, existen alrededor de 12 millones de hectáreas susceptibles de convertirse en plantaciones comerciales, con lo que, añade el director de Anaplan, no sólo se podría resolver el problema de abasto interno, sino inclusive transformar al país en una potencia exportadora de bienes maderables.

-

Pero aquí también se encuentran los problemas de siempre: excesiva reglamentación, falta de créditos y dificultades para la adquisición de la tierra. “En México, 80% de los bosques y selvas son de propiedad social, lo que las convierte en tierra de todos y de nadie.”

-

José Pontones, presidente de la Cámara Nacional de las Industrias de la Celulosa y del Papel (CNICP), organismo que integra a 39 empresas del ramo, es otro gran defensor de las plantaciones comerciales. Además de generar empleos en el campo y contribuir a la disminución de la migración, Pontones les ve otra ventaja: la reducción de importaciones de celulosa, que actualmente son muy altas debido al déficit de fibra virgen o de madera.

-

Asegura que empresas que él representa, como Kimberly Clark, Copamex, Grupo Durango o Smurfitt Cartón y Papel, han invertido $20 millones de dólares de 1994 a la fecha sólo en el establecimiento y protección de bosques cultivados, además de otros $20 millones en investigación, asistencia técnica y gestiones ante las autoridades, trámites que, por cierto, considera “carísimas”

-

“En el país no tenemos la cultura de sembrar árboles para cortarlos y producir tablas”, se lamenta Víctor Villalobos, subsecretario de recursos naturales de la Semarnap. Desde la perspectiva de las autoridades forestales, lo que México necesita son recursos económicos y definir una política de largo plazo que trascienda los sexenios y tenga como objetivo revertir la deforestación.

-

De 1950 a la fecha, reconoce el funcionario, ha habido un gran proceso de deterioro y deforestación de las zonas boscosas del país debido al impulso de la agricultura y la ganadería, a expensas de la reproducción de áreas forestales. “48% del bosque –precisa– se pierde por incendios, 27% por ganadería extensiva y 16.4% por la agricultura. Asimismo 58% de las selvas se pierde por actividades ganaderas, lo que ocurrió particularmente en los años 70, debido a políticas de extensión de la ganadería para hacer potreros que hoy están abandonados.”

-

Villalobos asegura que esta administración lleva a cabo acciones que nunca antes se habían realizado en el país. “La Semarnap hizo modificaciones a la ley forestal en 1997, entre las que destacan las relativas a la promoción de plantaciones comerciales y al otorgamiento de incentivos.” A título de ejemplo de lo que se ha hecho, menciona la creación de los programas de desarrollo forestal (Prodefor) y de plantaciones comerciales (Prodeplan), así como la instrumentación, en enero de 1998, del programa nacional de reforestación (Pronare), que hasta esa fecha había sido administrado por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).

-

El Prodefor nació con la idea de otorgar subsidios a poseedores de bosques, selvas o zonas áridas con potencial de aprovechamiento sustentable, mejorar el manejo técnico de dichos terrenos y contribuir a la conservación de las áreas boscosas; además, pretende impulsar la modernización tecnológica, el aumento de la producción y la competitividad de las áreas rurales forestales. En 1997 este programa recibió un presupuesto de $21.8 millones de pesos.

-

Por su parte, el Prodeplan otorga anualmente subsidios directos que cubren hasta 65% de los costos de establecimiento –y mantenimiento por siete años– a los interesados en cultivar plantaciones comerciales. La meta es sembrar 875,000 hectáreas en 25 años. En 1997 se otorgaron subsidios por $144 millones de pesos para 12 proyectos a través de una licitación en la que participaron empresas nacionales y extranjeras. Sin embargo, después de más de año y medio, los empresarios siguen esperando la segunda convocatoria con la que llegarán dichos recursos.

-

El Pronare, en el que además de Sedesol participan la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Recursos Forestales (Sagar), la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y, por supuesto, la propia Semarnap, logró reforestar el año pasado 200,000 hectáreas y plantar más de 101 millones de árboles. Sin embargo, algunos especialistas aseguran que una cifra superior a 90% muere en el primer o segundo año de vida, debido a que no se hacen análisis de suelo previos a la plantación.

-

El hecho de que en México los programas de reforestación sean un fracaso en términos ecológicos y económicos, no significa, empero, que reforestar sea una alternativa equivocada. Finlandia, en el norte de Europa, es una nación que debe parte de su fortaleza económica a los bosques. En un territorio que es seis veces más pequeño que el de México, tiene las mismas hectáreas de bosques productivos que éste –20 millones–. Su producción anual, sin embargo, es siete veces mayor.

-

El bosque es la base principal de la economía finlandesa, dice Niilo Kokkarinen, consejero de la oficina comercial de ese país en México, y no ha hay ningún problema de tipo ecológico en ello. Aquí, pronostica, las zonas boscosas se van a agotar debido a una hostilidad abierta hacia el aprovechamiento industrial de la madera. “Conservación absoluta es lo que quieren en México, y no hay mejor manera de matar a los bosques que esa. “ El consejero se refiere al hecho de que en México “no se acepta (a los bosques) como una fuente de ingresos, como una base de la economía”.

-

Los dueños de los bosques no tienen experiencia, capacitación ni tecnología, agrega, pues están más preocupados por lograr la autosuficiencia para sobrevivir que por garantizar el suministro de materia prima a los industriales. “Los mexicanos no preservan las zonas forestales porque no representan un valor económico para ellos, no tienen tecnología y por lo tanto no son capaces de manejar su rendimiento”, remata.

-

Otras reglas
Sería distinto si los empresarios tuviesen pleno acceso a las tierras para plantar árboles. Para que inviertan necesitan tener garantizado el suministro de la materia prima, y hoy en día, señala, eso no es posible. El Prodeplan, ejemplifica, no tuvo continuidad después de su primer año de arranque. Por otra parte, "las reglas, las condiciones para las plantaciones son muy complejas, nadie las entiende, la sobrerregulación es increíble".

-

Kokkarinen pregunta: "¿Quién puede invertir en un ambiente así?" Los finlandeses no, por cierto. El asesor comercial asegura que sus compatriotas prefieren ir a países como Chile, Argentina, Uruguay o Indonesia, donde se respetan las reglas del juego y son tan claras que cualquiera puede invertir con confianza. No obstante, admite que el potencial de los bosques de este país es tan grande que con un fomento genuino, con inversiones garantizadas, transparencia y claridad en la reglamentación, se podría incrementar en sólo una década 10 veces la participación del sector forestal en el Producto Interno Bruto (PIB).

-

Las bondades del sector en cuestión no son un espejismo. Chile, un país que en los últimos años ha desarrollado su industria forestal a través de plantaciones comerciales, logró en ese rubro exportaciones por $1,800 millones de dólares en 1997. El éxito de este país sudamericano en la materia hay que agradecerlo al desarrollo de una política forestal que incentiva la inversión a largo plazo, así como al trabajo coordinado entre gobierno y empresarios, refiere Gabriel Rodríguez, director del Departamento Económico de la embajada de Chile en México. "Chile se puso como objetivo comercial e industrial tener una capacidad exportadora significativa, con un componente social indirecto como es el empleo, el entrenamiento y el bienestar en el medio rural."

-

También fueron importantes, por otro lado, aspectos como la organización de la producción, una amplia visión de mercado y una adecuada política financiera. "Debemos saber qué queremos hacer, las variedades que vamos a plantar y cuál es la estrategia forestal", comenta Rodríguez. "Cuando estamos plantando un árbol debemos mirar dónde vamos a vender el escritorio o la silla. Si uno no ve el destino de lo que produce, entonces será un negocio que no tendrá un buen fin."

-

Para dar a esta mirada un amplio horizonte, recomienda estar conectados a las grandes corrientes del diseño, saber qué está pasando con las tendencias mundiales de la moda. "En un mundo global estamos obligados a mirar el conjunto."

-

A su juicio, una medida clave para impulsar a la industria es el crédito, si bien ya se ha comenzado a desarrollar el mercado forestal de futuros o securitization ("securitización", como ellos han preferido al castellanizar el término). Explica: "Si yo tengo una plantación que tiene un valor potencial, con árboles pequeños, pero que en 20 años van a valer $1 millón de dólares, a mí me pueden comprar a futuro y eso permite que pueda invertir y recibir un ingreso desde ya."

-

Además, la política de subsidios ha perseverado en su función. En Chile, se apoyan de este modo, desde hace 30 años, plantaciones forestales, investigación, entrenamiento y formación de personal. Con el fin de que dichos recursos también los reciban pequeñas y medianas empresas, campesinos, propietarios de plantaciones comerciales pequeñas, talleres artesanales y viveros, hace algunos meses fue reformada la ley de subsidios, que hasta entonces sólo concedía tal derecho a las grandes industrias.

-

En opinión del diplomático, México podría comenzar por reformar su marco jurídico, y de esa manera estimular la creación de un mercado financiero de futuros y la formación de alianzas comerciales. Chile así lo hizo, y ahora es posible invertir en el campo en forma completa y total: hay una agricultura bastante tecnificada. Aquí, en cambio, la mayor parte de las extensiones agrícolas se consiguen de talar bosques, la tierra "está subdividida y tiene además el problema de una actividad agropecuaria de subsistencia", todo lo cual representa un obstáculo para el sector privado.

-

El funcionario de la embajada chilena coincide con Kokkarinnen en que el inversionista extranjero ve poco claras las reglas de la tenencia de la tierra en México. Por ello, no arriban inversiones chilenas al país (sólo asesorías) pues se requiere de garantías legales, de largo plazo: "La separación entre bosque industrial o producción forestal maderera respecto del problema social en el campo ­sostiene­ es importante; es decir, yo no puedo pretender que en cada proyecto que haga voy a resolver un conflicto de carácter social, tengo que dar prioridad a una industria que debe tener escala para competir al nivel mundial."

-

Y para eso, concluye, es necesario tener grandes plantaciones comerciales.

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad