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¿De dónde brotará el ahorro interno?

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El presidente Ernesto Zedillo, a través de su Plan Nacional de Desarrollo, ha colocado el ahorro interno como el objetivo principal de la política económica de su gobierno. Pero las críticas han surgido de inmediato, en parte porque la gente no tiene una idea clara de lo que implica este concepto.

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Popularmente se piensa que la manera de promover el ahorro interno es aumentar el ingreso de la población. "No ahorro porque no tengo dinero" dice mucha gente. La experiencia histórica económica, sin embargo, nos demuestra que el ahorro no tiene mucho que ver con el ingreso.

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Para empezar, en 1995 México ha resentido un descenso pronunciado en los ingresos. Sin embargo, la tasa de ahorro interno se ha incrementado sustancialmente sobre los niveles de 1994. ¿A qué se debe esto? Muy sencillo. Si el ingreso ha descendido, el consumo ha caído todavía más, ya que la incertidumbre sobre el futuro económico del país ha llevado a mucha gente a restringir sus gastos discrecionales más allá de lo que sería necesario en términos de la caída de su ingreso.

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A nivel internacional resulta también claro que no existe correlación entre los ingresos altos y la tasa de ahorro. Los estadounidenses, por ejemplo, tienen un ingreso personal muy superior al de los mexicanos, y sin embargo su tasa de ahorro es inferior. En cambio, en países como Tailandia e Indonesia se registran niveles de ingreso por debajo de los mexicanos, pero los ciudadanos de aquellas tierras ahorran un porcentaje de su ingreso muy superior al nuestro.

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Tampoco parece ser que la tasa de ahorro interno sea exclusivamente un problema de cultura, como algunos mantienen. Si bien es cierto que en los países de Asia hay una tendencia al ahorro de mayor fuerza que en Latinoamérica, la experiencia chilena nos demuestra que un cambio adecuado en los instrumentos de captación de ahorro y en la estructura fiscal de un país puede incrementar de manera sorprendente el ahorro interno.

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A principios de los años 80, Chile llegó a tener una tasa de ahorro interno de 14% del Producto Interno Bruto (PIB), cifra inferior a la de casi 16% que México tuvo en el desastroso año de 1994. Sin embargo, hoy Chile registra montos cercanos al 25%.

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Para conseguir esta transformación no fue necesario reemplazar a los chilenos con inmigrantes traídos de Asia. Simplemente se cambiaron algunas reglas estructurales de la economía chilena. En ese período, por ejemplo, se modificó el sistema fiscal chileno. En particular se elevó el impuesto al consumo  o sea, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) , y se redujo el gravamen al ingreso, esto es, a la renta.

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Otra medida importante fue diferenciar el ingreso que se aplica al consumo inmediato de aquel que se ahorra en el largo plazo, especialmente en fondos de pensiones. En otras palabras, el ingreso que el trabajador o el empresario retira directamente para su gasto fue sometido a tasas fiscales superiores, en tanto que el reinvertido en la empresa (ahorro empresarial) o el colocado en fondos de retiro de largo plazo quedó exento del impuesto a la renta. Para lograr esto último fue necesario, por supuesto, generar fondos de pensión privados que permitieron una mejor eficacia en la conservación de los recursos ahorrados por los mexicanos.

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Estas medidas cambiaron radicalmente en unos cuantos años la estructura de ahorro interno de los mexicanos. No fue necesario elevar primero el ingreso de la población para generar después ahorro. Más bien el aumento en el nivel de vida de los chilenos se registró como consecuencia de este incremento en la tasa de ahorro.

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México, al parecer, aplicará en los próximos años políticas similares a las que se desarrollaron en Chile. Esto es, cuando menos, lo que permiten prever las opiniones de quienes están encargados de diseñar la nueva estructura financiera y fiscal de nuestro país.

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No podemos olvidar, sin embargo, que la generación de ahorro interno implica, cuando menos en el corto plazo, un sacrificio social debido a que requiere de una disminución en el consumo. La idea que tienen algunos de que la generación de ahorro interno es un proceso rápido e indoloro es simplemente falsa.

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En Chile, el sacrificio social cuando se llevó a cabo el ajuste del sistema financiero sólo pudo sostenerse gracias a la existencia de una dictadura muy férrea. En México, la disciplina del "PRInochet" no tiene nada que ver con la que ejerció Augusto Pinochet en Chile. Éste es un factor que habrá que tomar en cuenta cuando se aplique el programa destinado a elevar el ahorro interno.

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El autor es columnista de varios periódicos -entre ellos Reforma, de la ciudad de México-, y comentarista de Televisión Azteca.

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