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¿El hábito hace al monje?

Ser talentoso y capaz no siempre son los únicos elementos a tomar en cuenta para triunfar en el ter
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Susie Faux, dedicada desde hace 25 años al negocio de la imagen ejecutiva en su empresa Wardrobe, en Inglaterra, ofrece puntos de vista sobre la importancia de la buena apariencia en un mundo corporativo que cada día se vuelve más desafiante.

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La también autora del libro El guardarropa perfecto (Prentice Hall), en el que habla no sólo de prendas de vestir sino de otros aspectos esenciales como la sicología de la apariencia, la belleza y la nutrición –este último de vital trascendencia para complementar la imagen perfecta–, señala que la ropa se ha convertido, a través del tiempo, en parte fundamental del lenguaje empresarial. Más aún, asegura que la manera de vestir está directamente relacionada con el nivel de confianza que puede alcanzar un individuo.

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En esta entrevista, Faux ofrece algunos consejos para los recién graduados –tanto aquellos que quieren colocarse en puestos ejecutivos, así como los que desean iniciarse en el terreno de los emprendedores– que, dice, deben considerar la apariencia física como una herramienta primordial para lograr el éxito.

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¿Las teorías de su libro aplican también para los hombres?

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Absolutamente. Tengo una compañía consultora para caballeros en Londres. Ahí asesoro a los señores medio día y los llevo a una tienda a elegir la ropa que es apropiada para su estilo de vida. De hecho, los ayudo a escoger su indumentaria.

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¿La imagen es importante en cualquier empresa?

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Sí, para todas las organizaciones, en todas las culturas, especialmente para las mujeres, porque ellas tratan de probarse a sí mismas que son iguales a los hombres. La apariencia es relevante en la manera en que las personas presentan su credibilidad, por lo que considero que sí es importante en todos los ambientes de trabajo.

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¿Es diferente la forma de vestir de un ejecutivo y un empresario?

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Creo que la apariencia de cualquier persona debe ser compatible con quien es, y no veo ninguna diferencia entre ambos, excepto por la personalidad. Quizás tienen distintas formas de expresarse, porque eso es lo que distingue a un empresario de un ejecutivo. En general, las personas más exitosas que he visto se ven bien y ponen mucha atención en su imagen.

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¿La frase “como te ven te tratan” es válida para los países de primer y tercer mundo?

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Sin duda, eso es válido en todo el planeta, así es la naturaleza humana. Aunque para mí es muy difícil hacer un juicio, me parece que en las naciones subdesarrolladas que he visitado, las personas ponen más énfasis en cómo se ven. Por ejemplo, en varias de las islas del Caribe, las mujeres en puestos altos se visten de manera impecable. Pensaría que uno de los países de más bajo rango en este aspecto es el mío.

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¿Los conceptos de diseño de imagen también aplican para los universitarios?

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Sí, porque cuanta más gente se prepara y logra mejores cualidades profesionales, ¿cómo sabremos a quién contratar? Yo sé, particularmente, que cuando entrevisto a alguien, la forma en que se presenta es la manera en que se valora.

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No creo que haya mucha duda en que los recién egresados, de cualquier país, tienen que poner atención en su imagen. Hoy día, los universitarios no visten formalmente, pero cuando dejan de serlo su imagen profesional será un asunto que empezará a preocuparles.

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¿Qué les recomendaría a los nuevos graduados para vender su imagen en el mundo corporativo?

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Primero que nada, los jóvenes no deben hacer un gran esfuerzo por parecer gente de negocios. Les recomiendo que traten de lucir naturalmente. Lo que estoy ansiosa de hacer a través de mi libro, precisamente, es lograr que la gente sepa quién es y se vista de acuerdo con su personalidad. 

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¿Qué pasa con los líderes de las empresas punto com, es importante para ellos la buena presentación?

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Ese tipo de gente está programada para el éxito, y saben que parte de eso es la imagen.

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Aunque algunos piensan que para gente como Bill Gates, Jeff Bezos o Steve Jobs la forma de vestir no es un asunto tan importante, ¿qué opina al respecto?

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Estoy segura que hay gente exitosa que en sus inicios no cuidó su imagen, pero eso puede ser un poco debido a la personalidad. Un ejemplo es Richard Branson –cuando empezó en la línea aérea Virgin (ver tema principal de Ideas y Soluciones de este número)–, él tenía una mentalidad diferente… además es inglés, y los británicos son considerados como personas excéntricas.

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Lo más importante para mí no es que la ropa sea formal o no, costosa o no, sino que las personas se vean como son, pero que la ropa que usen, sea quizá de la mejor en la que puedan invertir. Es bien sabido que las prendas buenas duran más.

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Según usted, los patrones están dispuestos a pagar más al personal que luce como si formara parte de los altos ejecutivos. ¿Quiere decir que un empleado competente, pero que no cuida su apariencia, no será contratado en una empresa prestigiada?  

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Sí. Para mí, esas personas se ponen en una situación de desventaja porque, como mencioné antes, si no les importa su apariencia ¿qué valor se dan ellas mismas? Una empresa quiere tener gente que se valore, porque a fin de cuentas serán las personas que querrán tener éxito, y si ellas lo logran, la compañía que los contrató también lo hará.

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Si una persona va a pagar cualquier tipo de servicio, debe creer que quien se lo proporciona es exitoso, si no, ¿por qué debería confiar en esa compañía y no en otra? 

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¿Estaría usted de acuerdo en que si hay alta calidad laboral, la imagen pasaría a segundo término?

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No importa la edad o la profesión, la apariencia física es fundamental para la autoestima. Si se es del tipo de persona que esto no le preocupa, no podrá entrar al mundo en donde hay gran competencia. Creo que una buena imagen provoca una mentalidad más feliz. No se trata de que la imagen valga más que el talento o viceversa. Para mí, ambas cosas tienen el mismo peso.   

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¿Opinaría que los jóvenes que quieren obtener un mejor puesto deben cuidar más su imagen?

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Yo inicié en el área de reclutamiento, y el mejor consejo que les puedo dar a todas las personas es que se vistan como si fueran a pedir el puesto superior al que solicitan.

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¿Cómo y cuándo surge su libro El guardarropa perfecto y su interés por la imagen?

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Este es mi segundo libro –el primero fue Guardarropa, desarrolle su estilo y confianza, publicado en 1988–. Por naturaleza, soy una persona que disfruta hacer que la gente se sienta bien. Todo empezó después de tener a mis hijos, cuando regresé a trabajar a una agencia de empleos en la que duré dos años.

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Como se me complicaba conseguirles trabajo a las mujeres –porque no se veían muy bien–, le propuse a mi jefe abrir una tienda para vestirlas apropiadamente antes de mandarlas a las entrevistas. Él pensó que no funcionaría, por lo que decidí hacerlo por mi cuenta.

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¿Cómo se describe Susie Faux? ¿Cuáles son sus proyectos?

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No sé si le puede preguntar a un empresario sobre sí mismo. Quizá por superstición nunca pienso en eso. Me parece que tengo mucha suerte en tomar las oportunidades que se me presentan. Honestamente creo que no existe la suerte, para mí ha sido estar abierta a lo que sucede a mi alrededor y tomar lo que viene. Es estar en el lugar y en el momento apropiados.

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Además, siempre tenemos que hacer algo porque los negocios no son estáticos, y lo que quisiera es expandir mis conceptos con una serie de socios en todo el mundo. Considero que la ropa le habla al mismo tipo de personas y que no importa que sea Milán o Düsseldorf, la Ciudad de México o Nueva York; algunas veces, hacer diferencias culturales puede ser un error más que una ventaja.

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Si bien la cuestión de la imagen es elemental, no hay que olvidar que valores como talento, creatividad, capacidad, conocimientos, profesionalismo, inteligencia, entre  otros, son también imprescindibles en todos los ámbitos de la esfera corporativa. Más aún, la integridad ética y moral de los individuos serán catalizadores del desarrollo o estancamiento laboral. Sin embargo, cada quien decide el peso que les otorga a cada uno.

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