Como candidato a la Presidencia y como mandatario electo, frente a inversionistas nacionales y extranjeros, Vicente Fox dijo que el suyo sería un "gobierno de negocios". No obstante el costo político de sus declaraciones, la administración ha tenido enormes dificultades para traducir buenas intenciones en directrices que propicien el clima social que requieren no sólo inversionistas y empresarios, sino la sociedad y el resto de los actores de la producción.
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Transcurrió un año para que el "gobierno de negocios" iniciara el Programa de Desarrollo Empresarial (PDE) en apoyo a las pequeñas y medianas empresas. Se dieron a conocer el Programa de Mejora Regulatoria y el Sistema de Apertura Rápida de Empresas, para simplificar trámites.
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Aunque tarde, las medidas adoptadas apuntan en lo correcto. Las micro, pequeñas y medianas empresas –que representan 99 % de las firmas mexicanas y generan, en su conjunto, 42% del PIB y 64% del empleo nacional– requieren de múltiples apoyos. Sin embargo los recursos del PDE para apoyar a más de dos millones de pymes equivalen apenas a 10% del presupuesto de la Secretaría de Energía.
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Otra buena noticia es la promesa de simplificar los trámites para iniciar una compañía, que actualmente tardan en México entre 50 y 75 días; en contraste con Estados Unidos y Canadá, donde no pasan de cuatro días, o con Shangai, en donde este papeleo tarda apenas 10 horas.
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¿Qué debería impulsar el "gobierno de negocios" con el fin de propiciar la inversión, la productividad, el trabajo?
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Es cierto que el tino en el manejo de nuestra macroeconomía ha contribuido, en momentos de deceleración económica global, a mantener las condiciones de certidumbre y confianza entre los inversionistas; sin embargo, hace falta más para darle viabilidad a las pequeñas y medianas empresas.
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Habría que generar nuevas y más sencillas reglas en todo el país y hacer más eficiente y moderna no sólo la administración federal sino las estatales y municipales con la intención de reducir burocratismo, discrecionalidad y corrupción; ofrecer un ambiente seguro.
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Es preciso revisar las cargas fiscales al sector productivo: se trata de hacer que la política hacendaria no se convirtiera en un lastre para las empresas sino que las incentive; procurar, a través de una reforma laboral a fondo, condiciones que favorezcan la productividad, la eficiencia y mejores remuneraciones a los trabajadores.
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Más que un "gobierno de negocios", un gobierno que gobierne.
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–El autor es director de Grupo Consultor Interdisciplinario.
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