Cambio por plástico
La tarjeta de débito de Mónica Méndez, en la cual recibe su sueldo como empleada de un despacho contable, nunca tiene saldo. Cada quincena retira su salario de la cuenta para guardarlo en su cartera. "Al comprar un café o pagar una comida prefiero usar efectivo. Me da más confianza", dice.
Ésta es la causa por la que Luis Miguel Olivera, vicepresidente de Aceptación de MasterCard para México y Centroamérica, señala que en México existe un gran potencial de crecimiento para los pagos electrónicos.
De acuerdo con el estudio ‘Retos y perspectivas de los medios de pago electrónicos: el mundo más allá del efectivo', realizado por MasterCard, en México 80% del gasto personal de consumo (GPC) se hace en efectivo.
El sector de alimentos y bebidas, así como el de pago de renta de vivienda y transporte son los que presentan mayor oportunidad, ya que representan 54% del GPC.
Cifras del Banco de México indican que el número de tarjetas ha crecido a más de 80 millones; pero el porcentaje de uso es de sólo 50%. A esto se suma la escasez de terminales punto de venta (TPV), pues por cada 1,000 habitantes, existen cuatro. En Brasil hay 17 por cada 1,000 y en EU, 21.2.
El que un alto número de usuarios realice transacciones por medios tradicionales es un tema cultural, añade Jorge Peña, socio director de Auditoría en Servicios Financieros de KPMG.
También influye la confianza. De las más de 83,000 controversias que recibió la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), de enero a julio de este año, 73% se refiere a cargos improcedentes en tarjetas, señala Luis Fabre Pruneda, vicepresidente técnico de la Condusef.
"No hay manera más fácil de perder el dinero que traerlo en el bolsillo. Si te roban puedes hacer una reclamación", añade Olivera.