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Señor Q (1077)

La decisión de tomar o no un ascenso y un suegro generoso.
lun 24 octubre 2011 03:34 PM

ESTIMADO SEÑOR Q:

Por obvias razones, no voy a dar mi nombre verdadero, pero lo que sí voy a decir es que soy asiduo lector de su columna. Como muchos de sus lectores, soy egresado de la licenciatura en administración de una prestigiosa universidad, tengo la edad perfecta en la que un hombre debe entregarse por completo a su trabajo (33 años), trabajo en una empresa de telecomunicaciones en una posición intermedia, tengo una relación de pareja de más de ocho años y (¡sorpresa!) soy portador del virus VIH desde hace más de 11 años.

En este momento, me siento en un punto de quiebre, provocado por tres cosas: mi salud se encuentra en un nivel muy fuerte, pero siempre está latente el fantasma de perderla. Tengo, a su vez, un ofrecimiento para ocupar un puesto de mayor responsabilidad en mi trabajo, que implicaría más ingreso pero también más tiempo invertido, más estrés y, obvio, un mayor aprendizaje. Mi pareja me alega que ya casi no compartimos tiempo, por mi situación laboral, y está a punto de irse. Mi encrucijada es: ¿hasta dónde un joven de 33 años debe empezar a renunciar a su crecimiento profesional en aras de mantener su salud y conservar su relación amorosa? ¿Hasta dónde un trabajo debe ser impedimento para tener las otras dos (salud y amor)? Me despido en espera de su respuesta. Le pido por favor que no publique mi dirección de correo electrónico. -Capaz confundido

Querido Capaz:

El Señor Q tiene un millón de años y no se atrevería nunca a decirle a nadie que es "viejo", pero 33 años es una buena edad para ponerte a pensar en algo más que en el trabajo. Si esperas a los 40, quizá nunca puedas recuperar tu vida: ni tu pareja ni tu salud. Que, por otra parte, no son categorías separadas. Lo primero es decidir qué tipo de vida quieres vivir. Si estás razonablemente satisfecho con el trabajo que tienes, y ves que la oferta de ascenso es sólo un progreso marginal en cada una de las categorías que te interesan (salario, responsabilidad, horas de trabajo), entonces déjala pasar. Si, en cambio, te parece un salto cualitativo, una puerta para alcanzar objetivos centrales, entonces tómala. Pero debes preguntarte también qué tipos de proyectos merecerían realmente un sacrificio de tu salud o tu vida de pareja. Reserva tu energía para ellos. -Viejísimo, Q

ESTIMADO SEÑOR Q:

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Le escribo porque tengo que tomar una decisión en las próximas semanas y no sé qué hacer. La cuestión es la siguiente: estoy sin trabajo desde junio (tras una fusión, toda nuestra oficina fue desmantelada) y una de las ideas que se me ocurrieron para el año próximo es hacer un MBA en una escuela de negocios local. Hay algo de presión conyugal en el asunto: mi esposa dice que su padre (mi suegro) está dispuesto a pagarme el máster. Yo estoy muy agradecido por el gesto, pero igual no estoy convencido. ¡Yo tengo ganas de trabajar, no de estudiar! Quiero ponerme en movimiento: no quiero seguir demorando mi movimiento. ¿Se entiende lo que digo? Pero mi posición se ha debilitado en las últimas semanas, porque las entrevistas que había tenido finalmente no llevaron a nada. Quizá me resulte bien el MBA, después de todo, para aprender cómo funciona el mundo real. ¿No le parece? -Yerno bajo presión

Querido Yerno:

Los programas de MBA tienen muchos méritos, pero no está nada claro que uno de ellos sea su retrato del ‘mundo real'. Peter Drucker, el gran evangelista del management, decía lo siguiente: "En las clases de las escuelas de negocios se construyen modelos maravillosos de mundos inexistentes". En cualquier caso, el Señor Q ve que tienes bastante claro lo que quieres: trabajar. Si realmente estás dispuesto a encontrar empleo y ves que hay un mercado para ti que no necesite un posgrado de negocios, entonces deberás confrontar a tu esposa y a tu suegro y decirles precisamente eso: que preferirías no hacerlo. Pero hay otro asunto más: si tu deseo es obtener puestos ejecutivos en empresas importantes, entonces quizá necesites el MBA, aun si sólo es para mostrar que lo has hecho. En este contexto, la oferta de tu suegro asoma como una iniciativa generosa. Difícil de rechazar. -Druckeado, Q

SEÑOR Q encuentra solución a los problemas que rodean la vida profesional. Si él no tiene la respuesta, seguramente nadie la tendrá.

¿Alguna pregunta? Escribe a: senorq@expansion.com.mx

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