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El colega incómodo

La tecnología no sólo abarata y acelera procesos de negocio. Como efecto colateral, puestos de trabajo quedan obsoletos y quienes viven de ellos deben buscar nuevas formas de ganarse el sustento.
lun 19 diciembre 2011 05:31 PM

Desde el inicio de la historia, el cambio tecnológico ha determinado el tipo de actividades productivas y México no ha sido la excepción. El desarrollo de la industria y la globalización hicieron que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a fines del siglo XIX se pasara de una economía en la que la mayoría de la población laboraba en el sector primario (ganadería, agricultura e industrias extractivas) a otra en la que la mayoría de las personas trabajan en empresas de servicios a fines de 2010.

La última ola de innovación fue en la década de los 90 con la introducción de todo tipo de tecnologías de la información: desde sistemas de Planificación de Recursos Empresariales (conocidos como ERP) hasta servicios de correo electrónico y dispositivos móviles de comunicación. Sin embargo, esto ha tenido un precio: habilidades y puestos de trabajo son remplazados por tecnología, a un costo menor y con mayor confiabilidad.

"La digitalización en los procesos de análisis de información hace que la intervención humana en ellos sea redundante", comenta Maricarmen Balcárcel, gerente de Capital Humano en la empresa de recursos humanos Randstad México. Así, labores como el procesamiento de órdenes de pago, el cálculo de impuestos y el manejo de nómina, requieren cada vez menos personal al usarse programas y herramientas de cómputo.

La tecnología reduce los costos de la transmisión de información: de acuerdo con datos de Banorte, la impresión y la entrega del estado de cuenta mensual para un cliente pueden costar más de 10 pesos por unidad, mientras que la entrega del mismo estado de cuenta vía correo electrónico no pasa de 20 centavos. Por ello, puestos como el de office boy (personaje que hacía fila en los bancos para tramitar pagos y depósitos de los empleados) pueden sustituirse por la banca electrónica. En forma semejante, las secretarias pueden ser remplazadas por una computadora y un teléfono celular.

A decir de Balcárcel, de Randstad, "México va a la zaga de otros países, pero a medida que pequeños empresarios, que constituyen los mayores empleadores del país, integren tecnología en sus operaciones, los empleos de más personas quedarán redundantes, especialmente en aquellas personas con una menor capacitación pues normalmente se ocupan de tareas rutinarias, que son las mejores candidatas a ser remplazadas con tecnología". Según datos extraídos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el sector de servicios 41% de los empleados realiza actividades poco calificadas, mientras que en la manufactura esta porción llega a 41% y en el sector primario es de 70%.

De acuerdo con Beatriz Torres, investigadora de tendencias del trabajo en la Universidad Autónoma de Yucatán, "además de los sectores primario y secundario, las máquinas pueden remplazar áreas del sector servicio al público: cajeros y empleados de mostrador quedan redundantes cuando una empresa decide apostar por cajeros automáticos, call centers y servicios de comercio electrónico". Y en países como Estados Unidos no sólo los empleados menos capacitados son desplazables: abogados, analistas de radiografías y corredores de bolsa pueden ser sustituidos por sistemas de cómputo que procesan grandes cantidades de información y ofrecen resultados más veloces a un costo menor.

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Sin embargo, no todo está perdido. La capacidad de las personas para reinventarse y adquirir nuevas habilidades hará que la gente halle espacio en el mercado laboral: "El trabajo secretarial se ha reinventado y ahora sus habilidades giran sobre logística y coordinación del trabajo de sus superiores", señala Balcárcel, de Randstad México. De hecho, en la venerable plaza de Santo Domingo del siglo XXI, los espacios dejados por los evangelistas -personas que redactaban documentos a los que no sabían escribir y cuyo trabajo quedó obsoleto una vez que la población tuvo herramientas para hacer sus propias cartas- ahora están ocupados por impresores especializados en invitaciones y papelería para empresas.

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