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El maltrato en casa cuesta

Los niños que sufren violencia física pueden convertirse en trabajadores poco productivos en el futuro, disminuyendo con ello sus posibilidades laborales.
lun 05 diciembre 2011 12:24 PM

Después de que Nicolae Ceaucescu fue derrocado en 1989, los observadores internacionales que llegaron a Rumania encontraron decenas de miles de niños viviendo en orfanatos en condiciones terribles, una alta tasa de fertilidad en combinación con un ingreso bajo puso a muchos hogares rumanos en aprietos financieros. Al mismo tiempo, el gobierno promovió la idea de entregarle los hijos al Estado. Y la población en los orfanatos creció.

En esas instituciones los niños permanecían sin mucha actividad y sin estímulos. Años después, buena parte de esos niños (hoy adultos) tienen problemas de desarrollo emocional e intelectual. Aquellos que fueron rescatados antes de los seis meses de edad pudieron recuperarse. Los que pasaron más tiempo en esos orfanatos no se recuperaron. La falta de estímulos y de un entorno apropiado a una edad temprana les impidió desarrollar sus capacidades.

La historia de los orfanatos en Rumania es una horrenda prueba de que el entorno en las etapas tempranas marca la vida de las personas. Por eso los métodos de enseñanza y de crianza son una parte central del entorno donde las prácticas de los padres y los maestros determinan cómo va a operar el niño emocional e intelectualmente cuando sea un adulto.

La evidencia más reciente muestra que las habilidades no cognitivas (sociabilidad, disciplina, paciencia, autoestima, etc.) son tan importantes como las cognitivas para el buen desempeño académico y laboral.

En México tenemos prácticas de crianza que inhiben el desarrollo de las capacidades no cognitivas. Un gran porcentaje de los niños en México sufre la aplicación de castigos corporales, sus padres los maltratan físicamente con el fin de "darles una lección". La evidencia en psicología ha mostrado cómo esas prácticas afectan las habilidades no cognitivas de los niños en el futuro: los vuelven retraídos, inseguros, propensos a comportarse violentamente y más irritables.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Exclusión, Intolerancia y Violencia en Escuelas Públicas de Educación Media Superior 2007 (ENEIVMS), la mitad de los jóvenes mexicanos sufre algún tipo de castigo o maltrato físico por parte de sus familiares. Según la ENEIVMS, 33% de los jóvenes ha sido amenazado de ser golpeado por sus familiares, 32% ha sido empujado, sacudido o abofeteado, y a 23% le han aventado algún objeto.

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Una medida de las habilidades no cognitivas de los jóvenes es cómo se ven a sí mismos y cómo creen que los perciben los demás. Los datos de la ENEIVMS muestran que los jóvenes que son insultados, golpeados o amenazados son más propensos a creer que sus maestros no los consideran buenos estudiantes, que sus trabajos escolares no son buenos, y que sus profesores no los estiman. Los jóvenes maltratados se ven a sí mismos de una peor manera.

¿Por qué los padres usan prácticas que dañan a sus hijos? Las personas que fueron testigos o víctimas de violencia familiar en la niñez son más propensas a usar o padecer violencia familiar como adultos. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2006 muestra esa conexión.

La ENEIVMS sugiere que eso es lo que ocurre con los jóvenes. Aquellos que sufren un trato violento en el hogar tienen una opinión más favorable sobre el uso de la violencia. Son más propensos a pensar que amenazar a alguien para mostrar carácter y golpear a alguien que les ha ofendido son actitudes apropiadas. También son más proclives a considerar que la violencia en el hogar es un asunto de la familia y que "no debe salir de ahí".

La cultura de los castigos corporales debe erradicarse. La práctica de pegarle a los niños está reduciendo el bienestar de la sociedad. El costo de esos castigos no sólo es el dolor. El costo completo incluye una menor educación y un ingreso más bajo.

El autor es profesor en la Universidad Iberoamericana y  director general de Estudios Económicos de la CNBV.

Comentarios: opinion@expansion.com.mx

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