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Desorden plástico

La falta de voluntad política y la exportación de residuos limita el crecimiento de la industria del reciclaje en México.
lun 02 abril 2012 02:20 PM
Los 1,500 pepenadores del Bordo Poniente en el DF se reparten las ganancias que obtienen por la recolección de residuos sólidos. (Foto: Gabriela Gutiérrez)
1087 picf030a (Foto: Gabriela Gutiérrez)

A finales de la década de los 70, Guillermina Godínez trabajaba como gerente administrativo en la empresa Plásticos Panamericanos, fabricante de cajas de refresco para las embotelladoras. Pese a que apenas rondaba los 20 años de edad, Godínez descubrió que en las montañas de cajas rotas que regresaban los clientes se escondía una gran oportunidad de negocios.

Fue así como en 1980, Godínez decidió fundar (con una inversión que el día de hoy equivaldría a 300,000 pesos) la empresa Plásticos Reacondicionados, cuyo principal negocio en un inicio fue el acopio y reciclaje de las cajas de refrescos que eran desechadas, aquellas que años antes había visto arrumbadas en los pasillos de Plásticos Panamericanos.

"Las guardábamos en un terrenito; miles de ellas", recuerda la empresaria. "Con ellas llegamos a producir 500 toneladas (de plástico reciclado) al día".

Luego de más de cuatro décadas de trabajar en el negocio del reciclaje, Godínez ha aprendido que el mayor problema en México es el abasto constante y seguro de residuos para reciclar y comercializar. De hecho, los niveles de reciclaje de plástico en México están muy por debajo de los de otros países, como Alemania, Brasil, Canadá y Estados Unidos.

Para Godínez -y el resto del sector- la razón por la que la industria de reciclaje de plásticos en México no ha florecido es la constante exportación de residuos a países como China, así como la poca inversión en tecnología por parte de los recicladores y la falta de reglamentos que obliguen a todos los mexicanos a separar la basura en sus hogares.

México es el segundo consumidor a nivel mundial (sólo detrás de EU) de tereftalato de polietileno (PET), el polímero que fue patentado en 1941 y que hoy en día se utiliza para fabricar envases para refrescos, agua purificada, alimentos, medicinas, productos de limpieza, cosméticos, entre otros.

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Cada mexicano consume y desecha 7.2 kilogramos de PET al año (aproximadamente 238 botellas de refresco de 1.5 litros), de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Se estima que tan sólo en la zona metropolitana se consumen diariamente 600 toneladas de PET: 66% son envases de refresco y 34%, botellas de agua y de aceite.

El valor del mercado de reciclaje del PET en México supera 4,000 millones de pesos, lo que representa 10% del valor total de la industria del plástico, según calcula Carlos Saldate, presidente de los recicladores de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac). Actualmente, 180 empresas atienden esta industria, muchas de ellas, como PetStar, Morphoplast y Novapet, fueron fundadas en la última década, cuando explotó el consumo de envases de PET en nuestro país.

Fuga plástica

De las 833,000 toneladas de PET que se recuperan de la basura cada año en México, más de la mitad se exporta a China y EU, debido a que estos dos países pagan hasta 9 pesos por kilogramo del material, mientras que aquí sólo se paga 5 pesos.

Además de precios más competititivos, algunos recicladores denuncian que, en muchas ocasiones, el PET se exporta a otros países bajo una fracción arancelaria poco controlada, aprovechando los contenedores que traen mercancía a México y que, de otra forma, regresarían vacíos a China. Esto, argumentan, representa una desventaja comercial importante para la industria del reciclaje en el país.

Incluso Jorge Treviño, director general de Ecología y Compromiso Empresarial (Ecoce), una organización conformada por empresas como Coca-Cola, Nestlé y Jumex, considera que la exportación de PET limita la capacidad de reciclaje en México.

"Nuestros principales competidores son los chinos, que llegan y compran el material sin ningún compromiso de largo plazo, de una manera totalmente especulativa, sin ningún requisito fiscal. No les preocupa cumplir o no cumplir con la legislación", agrega Jaime Cámara, director general de la recicladora PetStar.

La exportación de residuos ha provocado un desabasto de PET para los recicladores que tienen operaciones en México.

Manuel Jiménez, gerente de operaciones de Industria Mexicana de Reciclaje (IMER), asegura que a pesar de que su planta recicladora en Toluca, Estado de México, inaugurada en 2005, tiene capacidad para procesar hasta 24,000 toneladas de PET al año, hasta ahora el mayor volumen reciclado ha sido de sólo 18,000 toneladas, debido, principalmente, al desabasto de material.

El año pasado, IMER, fundada en 2002 través de una coinversión de más de 300 millones de pesos entre FEMSA, Coca-Cola Company y Alpla México, fabricó más de 1.5 millones de botellas de PET con material reciclado, pero esa cifra podría llegar a 2.5 millones de botellas si contara con el abasto suficiente para operar al 100% de su capacidad.

"El desabasto no sólo me provoca que no pueda operar al 100%, sino que hay inversiones detenidas que el consejo de administración nos ha pedido, pero que al no tener seguridad en el abasto, son inversiones que se quedan pendientes", lamenta Jiménez.

El desabasto de residuos ya ha tenido un impacto en la capacidad de reciclaje en México. Actualmente, el país reutiliza 422,000 toneladas de PET al año, lo que equivale a tan sólo 11% de las más de cuatro millones de toneladas de plástico que se generan a nivel nacional. Esta cifra es menor a la tasa de reciclaje en otros países como China (80%), Alemania (66%), Brasil (40%), Canadá (33%) y EU (29%), de acuerdo con las últimas estimaciones de Ecoce.

Miedo a invertir

Más allá del desabasto, los recicladores y especialistas coinciden en que se debe eficientar la recuperación de PET en México. Para lograrlo, es necesario invertir en tecnología de separación en los tiraderos de basura. De hecho, en los lugares donde hay bandas de separación, donde cada pepenador se dedica a recolectar un solo material, la recuperación de PET se ha cuadruplicado, según Santiago García, de la empresa Aprepet.

"Tenemos que generar plantas de reciclado que le den valor agregado a estos materiales y que, además, se fabriquen productos terminados con ese reciclado", dice Treviño, de Ecoce.

Las inversiones necesarias para mejorar la tasa de recuperación de PET no son poca cosa. Una planta de acopio y separación, por ejemplo, puede costar entre 5 y 6 millones de pesos, mientras que una planta de reciclado puede costar hasta 632 millones de pesos, lo que equivaldría a las ganancias obtenidas por la venta de 40 toneladas de PET recolectado y reciclado.

El propio Treviño reconoce que ningún reciclador estaría dispuesto a invertir en tecnología si no se tiene certidumbre sobre el abasto del material.

Senadores del Partido Acción Nacional (PAN), del Partido de la Revolución Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD) presentaron en 2009 una iniciativa que pretende darle a los recicladores mayor certidumbre, que ayude a impulsar las inversiones en el sector. La iniciativa propone reformar el Código Fiscal de la Federación para que los recicladores puedan deducir fiscalmente sus compras de residuos, tanto de plástico como de vidrio, papel, cartón y metal.

Los senadores proponen que los recicladores retengan 3% por concepto de Impuesto Sobre la Renta (ISR) a los pepenadores, mismos que podrían ser identificables a través de la Clave Única de Registro de Población (CURP), con lo que el SAT recaudaría entre 10,000 y 15,000 millones de pesos adicionales al año (1% de la recaudación histórica alcanzada el año pasado).

La iniciativa -que ya fue aprobada en la Cámara de Senadores y cuya votación en la Cámara de Diputados todavía está pendiente- significaría que los pepenadores cobrarían 80 centavos por cada kilogramo de PET recolectado, en lugar de 1 peso, por lo que tendrían que recoger más de 2,500 botellas de refresco de 1.5 litros para ganar el salario mínimo vigente en el DF.

Pablo Téllez, líder del Frente Único de Pepenadores del Bordo Poniente, dice no saber nada de la iniciativa de reforma, pero aclara: "A mí que me digan cuánto dinero me van a dar en la mano".

La propuesta surge luego de que, en 2008, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público decidiera que los recicladores ya no podrían usar la figura de la autofacturación en sus compras de residuos. La autofacturación les permitía a los empresarios facturarse a sí mismos hasta 70% de las compras hechas a pepenadores, facilitando el proceso de compraventa de residuos.

¿Y el apoyo?

Los recicladores aseguran que también es importante fomentar el hábito de la separación de residuos en los hogares, ya que esto ayudaría a mejorar las tasas de recuperación del PET de mejor calidad, el cual se paga a un mejor precio.

Para Treviño, en México falta voluntad política para obligar a todos los ciudadanos a separar los residuos en sus hogares. A pesar de que en 2003 entró en vigor la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos, todavía falta que todos los estados y municipios diseñen reglamentos específicos.

El director general de Ecoce no confía en que se pueda articular una política nacional de separación de residuos en el corto plazo, sobre todo dado que en algunos municipios ni siquiera se tienen camiones adecuados para recolectar la basura, mucho menos, plantas de separación. Por eso, Treviño cree que gran parte de la política de reciclaje en México depende de la voluntad política de los presidentes municipales.

La Ciudad de México es uno de los pocos casos de éxito. Con la aprobación de la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal, con la que se hizo obligatoria la separación de la basura en orgánicos e inorgánicos, la recuperación de PET en la ciudad se ha duplicado.

EU, por su parte, también logró duplicar de 2000 a 2010 su volumen de reciclaje de PET (de 346,000 a 706,333 toneladas) gracias, en gran parte, a la eficiencia en la separación de la basura en los hogares.

Jaime Cámara, de PetStar, lamenta que México sea un país poco competitivo para el reciclaje y que no exista ningún tipo de apoyo gubernamental para la industria.

"Nosotros llevamos mucho tiempo haciendo esto y no tenemos ningún apoyo de ningún ente gubernamental, ni federal, ni estatal o municipal. Lo hacemos realmente a pesar del gobierno", señala Cámara.

Pero a pesar de los obstáculos y limitaciones para el desarrollo de la industria, PetStar ha decidido invertir este año 455 millones de pesos para duplicar su capacidad instalada actual de reciclaje y así procesar hasta 22,000 toneladas de PET al año.

La realidad es que PetStar -así como Godínez hace más de 40 años- sabe que existe una gran oportunidad de negocio en el reciclaje de plásticos en México. Su optimismo se basa en el hecho de que cada vez se consumen --y, por ende, se recuperan- más envases de PET. Hace 10 años, por ejemplo, se recuperaban 71,000 toneladas de PET al año, mientras que actualmente se recolectan más de 800,000 toneladas.

"Seguiremos haciendo negocio y creciendo, a pesar del gobierno", sentencia Cámara.

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