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Brasil cierra la puerta

Tras años de un real fuerte, el gobierno busca depreciarlo y proteger el mercado interno.
lun 25 junio 2012 10:38 AM

Brasil es el país del futuro... y siempre lo será". El viejo chiste, repetido con frustración por los brasileños ante las dificultades que impedían al gigante sudamericano concretar su potencial, está perdiendo vigencia.

Las prudentes políticas fiscales y monetarias establecidas por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, que estabilizaron la economía y lanzaron un periodo de crecimiento en los 90, se mantuvieron durante los dos mandatos de Luiz Inácio ‘Lula' da Silva y el actual de Dilma Rousseff. Entre 2003 y 2010, la economía creció 4.5% en promedio al año y Brasil ya es la sexta potencia mundial.

Hacia delante, hay dos motores que prometen prolongar la expansión. Por un lado, el Mundial de Futbol 2014 en suelo brasileño y los Juegos Olímpicos de 2016, con sede en Río de Janeiro, garantizan un incremento sustancial de las inversiones en infraestructura. Por el otro, Brasil transita la primera etapa de una larga carrera por explotar una gigantesca reserva de petróleo descubierta cerca de su costa atlántica. A ese flujo de inversiones esperadas se suma que la demanda china de soya y acero promete mantenerse.

Así, Brasil proyecta al mundo la imagen de un gigante dormido que, al fin, comienza a despertar. Pero esa foto es sólo una parte de la película. Brasil también convive con una larga lista de asignaturas pendientes en distribución de la riqueza, educación e infraestructura que le impiden crecer a tasas altas durante periodos prolongados. De hecho: el PIB aumentó sólo 2.7% en 2011 y las estimaciones para 2012 no superan el 3%.

Moneda recalentada

En los últimos años, la entrada de capitales especulativos atraídos por altas tasas de interés provocó la sobrevaluación del real. La pérdida de competitividad terminó por afectar la producción local. La industria automotriz mexicana fue una de las principales beneficiadas de ese alto ‘Costo Brasil', ya que produjo cerca de 20% de los más de 850,000 vehículos ligeros importados por Brasil en 2011, según la Asociación de la Industria Automotriz Mexicana. En marzo, Brasil forzó a México a renegociar el comercio automotriz, que no volverá a ser libre hasta 2015.

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La etapa de apertura y una moneda potente empieza a cerrarse.

"El periodo de extrema fortaleza del real se terminó", dice Lía Valls, coordinadora del Instituto Brasileño de Economía. A fines de mayo, la moneda se había devaluado 32% con respecto a julio de 2011, su punto más alto desde 1999.

La depreciación del real tiene el guiño del gobierno. Rousseff ya dio muestras de que está dispuesta a sufrir algo más de inflación -en 2011, fue de 6.5%- para darle más vigor a la economía. A ese real más débil se le suma un alza de las barreras proteccionistas.

"En tiempos de crisis nadie abre sus mercados y Brasil no será la excepción: impondrá cuotas y negociará nuevos acuerdos para proteger su industria", dice Luiz Felipe Monteiro, profesor de la Escuela de Negocios Wharton.

Lejos queda noviembre de 2010, cuando Brasil y México dijeron que negociarían un pacto de integración. Paradojas brasileñas: junto con el nuevo liderazgo que pretende tener en el mundo, Brasil desempolva su vieja receta proteccionista.

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