ESTIMADO SEÑOR Q:
Tengo 14 años. Ciertamente le puede sonar raro, pero una de mis grandes pasiones son los negocios (y la revista Expansión). Uno de mis sueños es llegar a un puesto importante en JPMorgan o Ernst & Young o hacer mi propia empresa. Me gustaría mucho que publicara mi pregunta, que le escribo a continuación: en un país como el nuestro, en el que se ve un panorama alentador, con cada vez mayor inversión extranjera, pero con poca competencia en el sector de las telecomunicaciones, pobre servicio, leyes hechas a medida y poca regulación por parte de la CFC, ¿no vería usted viable la entrada de gigantes como Verizon o AT&T en este sector? ¿Abrirían el mercado, sacarían del letargo a las empresas mexicanas en este rubro y le darían al consumidor mayores y mejores opciones, con lo que tendría que subir la calidad del servicio para mantenerse ante la feroz competencia que se originaría? Joven Curioso
Querido Joven Curioso:
Otros muchachos de tu edad sueñan con ser arqueólogos, exploradores o futbolistas: tú sueñas con una oficina en un rincón de un rascacielos vidriado. Al Señor Q le parece muy bien (todo el mundo tiene derecho a elegir sus sueños) y recuerda que muchos emprendedores exitosos dicen que, como tú, no saben de un momento de sus vidas en el que no hayan querido ser emprendedores. Emprendedor, dicen ellos, se nace. Sobre tu pregunta acerca del sector de telecomunicaciones mexicano, el Señor Q prefiere no dar una respuesta detallada, porque no es un experto. Pero sí puede decir que, al menos en teoría, la introducción de más competencia en un mercado puede generar mejores precios (más bajos para el consumidor) y mejor calidad (aunque no ocurre siempre). Al mismo tiempo, la introducción de compañías extranjeras, que en teoría parece sencilla, al final resulta más complicada y friccionada de lo previsto. Si la regulación no es buena y los incentivos son incorrectos, las nuevas empresas aprenden rápido los vicios de las viejas. Telefónico, Q
ESTIMADO SEÑOR Q:
Necesito su ayuda para planificar una conversación que, sin duda, será dolorosa. Tengo que decirle a mi jefe y mentor que acepté una oferta de una empresa rival y ya no trabajaré a su lado. Él es la persona más importante en mi carrera: me ha ayudado (incluso fuera de oficina) y me ha permitido crecer a su lado, a medida que él también crecía. El asunto es que ha dejado de crecer: se ha divorciado, ha perdido motivación y sus prioridades son otras. Para mí, todo esto no sería tan grave si no me hubieran llamado de la otra compañía para ocupar una posición similar a la de mi jefe. Es imposible decir que no, por el sueldo y por el desafío profesional. ¿Cómo se lo digo para herirlo lo menos posible? Estoy verdaderamente preocupada. Desagradecida
Querida Desagradecida:
Aunque lo intentes, no podrás pasar por esto en puntas de pie. Si tu jefe se apoya en ti y te tiene el cariño que dices que te tiene, entonces se sentirá defraudado. Aunque comprenda tu decisión (y probablemente la comprenderá), será una mala noticia para él. Eso no puedes evitarlo. Pero sí puedes evitar tener mal gusto: sé sincera, no seas tan melodramática y espera a agarrarlo de buen humor. Sincero, Q
ESTIMADO SEÑOR Q:
Soy nueva en mi empleo, en una oficina que comparto con una docena de otras personas. Me han recibido bien pero me han atiborrado de consejos informales sobre cómo lidiar con los distintos estamentos de la compañía, con la directora del área, con el departamento de Recursos Humanos. A veces contradicen directamente las reglas de funcionamiento oficial. ¿Qué hago con estos consejos? ¿Cree que son ‘conocimiento informal' que debo tener en cuenta? Sobredosis de consejo
Querida Asuntos Pendientes:
La mejor manera de lidiar con los consejos no solicitados es hacer como sugería Oscar Wilde: "A los buenos consejos hay que recibirlos y dárselos a otros. Pero nunca usarlos uno mismo". Esto, por supuesto, también es un consejo, ¡o sea que no estás obligada a aplicarlo! Aconsejado, Q