¿Un nuevo comienzo?

"Éste será el sexenio para los emprendedores", aseguró el presidente Enrique Peña Nieto al presentar en enero el Instituto Nacional del Emprendedor, que busca hacer más eficientes los programas de apoyo a las pymes con un fondo de 7,800 millones de pesos, alentar la competitividad y simplificar los trámites de estas empresas.

"Pues que a mí me lo demuestre", dice Rodrigo Esparza, director comercial de Química Jerez, una productora de productos de limpieza para equipo de cómputo con 50 empleados. Lleva tres años buscando el apoyo de la Secretaría de Economía para acceder a créditos, protegerse de los competidores grandes y generar una red de contactos comerciales que lo ayuden a crecer. Lo que encontró -asegura- fue poca información, personal descalificado y candados administrativos: "Nada tangible que me ayudara".

El exceso de requisitos, la falta de transparencia en la entrega de recursos y la colusión entre funcionarios y empresarios son quejas comunes que tienen las pymes y que la actual administración dice querer cambiar.

El nuevo instituto puede promover la actividad empresarial, pero no funcionará si no existen programas de creación y desarrollo de pymes y si no se mejora el acceso a los recursos, asegura María Fonseca Paredes, directora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México. No sólo se trata de tener una política clara, sino también de ejecución y transparencia, dice la catedrática: "No sólo es el otorgamiento de recursos, sino cómo se otorgan, que sean transparentes y disminuyan la corrupción".

Las primeras iniciativas de Peña Nieto tuvieron una buena recepción en el mundo emprendedor. "Creo que el nuevo gobierno tiene muy claro para dónde impulsar este tema", afirma Carlos Gómez Andonaegui, presidente del consejo de Endeavor y ex ceo de Grupo Martí. "Hay que impulsar el emprendedurismo, está en nosotros hacer algo en el futuro".