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El aire está lleno de ideas

La solución a los problemas de tu empresa ya están en tu cabeza. La inspiración llegará en el lugar menos pensado.
vie 26 abril 2013 11:37 AM

Los retos que enfrentan casi todas las industrias a causa de la competencia, las presiones de rentabilidad, la globalización, la digitalización y la anemia posrrecesión hacen que los ejecutivos busquen innovación estratégica en sus organizaciones porque los verdaderos desafíos estratégicos no se conquistarán con soluciones graduales. La vida corporativa ya es demasiado arriesgada para apostar por una gran idea que puede funcionar o no.

Todo esto nos lleva a la pregunta del día: ¿De dónde vienen las ideas grandes y prácticas?

En 2000, Eric Kandel ganó el premio Nobel por mostrar la forma en que los seres humanos producen un nuevo pensamiento. Él demostró que el lado derecho de nuestro cerebro es igual de analítico y lógico que el izquierdo, y el lado izquierdo es igual de creativo e intuitivo que el derecho. Así, cuando se trata de innovación, todo el cerebro está involucrado.

El trabajo de Kandel también muestra que el cerebro humano es el sistema de inventario más grande sobre la Tierra. Desde el nacimiento, el cerebro recibe estímulos, los reduce en componentes más simples y luego los almacena en ‘estantes de memoria', que están distribuidos por todo el cerebro. Cuando se le presenta un reto en particular, el cerebro busca alguna conexión con lo que ya está asentado en los estantes de la memoria. Cuando el cerebro detecta una coincidencia, los recuerdos se combinan con nuevos estímulos y se siente un destello de intuición.

Esto nos lleva al profesor William Duggan, de la Columbia Business School, quien descubrió un paralelo sorprendente entre la forma en que ocurre la innovación estratégica y el modelo de Kandel de cómo funciona la mente. Consideremos dos ejemplos.

Henry Ford buscaba maneras de mejorar la productividad en las cadenas de montaje. Una vez uno de sus empleados fue a un matadero en Chicago y observó que los cadáveres de los cerdos colgaban de una línea que se movía de un carnicero fijo al siguiente hasta que los cerdos eran destazados por completo.

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¡Eureka! Así nació la primera cadena de montaje en movimiento -una innovación que cambió la manufactura para siempre-. La inspiración de Reed Hastings para Netflix surgió de la combinación de cuatro experiencias aparentemente inconexas: la multa de 40 dólares que cobraba Blockbuster cuando se le pasó el tiempo para regresar Apolo 13; las cuotas mensuales de su membresía en el gimnasio local; su experiencia con los pedidos web en Amazon, y una conversación con un amigo que le habló del DVD, una nueva tecnología de Japón, que era mucho menos voluminoso que los videocasetes de Blockbuster.

La innovación no es cosa de suerte

Estos ejemplos muestran que no es la Inmaculada Concepción o la deducción milagrosa las que producen la innovación estratégica. Estos grandes adelantos no surgieron del éter ni de la lluvia de ideas. Y ciertamente no evolucionaron a partir de los enfoques típicos de la planeación estratégica o la innovación de productos. Cada uno surgió de la "intuición estratégica" de su creador, un término acuñado por Duggan. Ford y Hastings aparentemente hicieron conexiones aleatorias entre cosas que están a simple vista para descifrar un reto estratégico particular.

Cuando uno ve palabras como ‘intuición' y ‘conexiones aleatorias' es fácil llegar a la conclusión de que la innovación se basa en la brillantez y la suerte individuales, pero la solución tiene tres partes.

La primera es tan obvia que la mayoría de las compañías la pasa por alto: debes tener un reto estratégico específico en mente. Y tiene que ser uno que exija la verdadera innovación a un problema sin solución aparente. Como dijo una vez Henry Ford: "El aire está lleno de ideas. Te golpean en la cabeza todo el tiempo. Sólo hay que saber lo que quieres, olvidarlo y dedicarte al negocio. De repente, surgirá la idea. Estuvo ahí todo el tiempo".

Con el problema en la mano,  inicia la búsqueda de posibles soluciones al responder a esta pregunta: para cada parte del desafío, ¿quién más ha resuelto una pieza del rompecabezas? El objetivo es crear el mayor inventario posible de precedentes que sean pertinentes para la solución del reto. A esto le llamamos "el inventario de lo que funciona". Cuanto mejor y más grande sea la lista, más probable es que contenga el conjunto crítico de puntos que se pueden conectar para producir una gran innovación.

Si el reto es un ecosistema de negocio que cambia rápidamente, hay que ver cómo otras especies -en el mundo de los negocios y en el de la naturaleza- sobreviven y prosperan cuando sus ecosistemas se ven perturbados.

Una cosa es cierta: no encontrarás la innovación estratégica observando las mejores prácticas dentro de tu propia industria. Tampoco la hallarás mediante la búsqueda de análogos simples que tomen el desafío estratégico como un todo indivisible. Esto nos lleva a la tercera parte.

Comienza por armar una mesa de precedentes del inventario de lo que funciona que ofrezca una gama de soluciones probadas para cada pieza del rompecabezas de tu reto estratégico. A esto le llamamos matriz de percepción (un término de Duggan prestado del famoso proceso "Funciona" (Work-Out) de General Electric), donde la primera columna ennumera los componentes del reto estratégico que deben abordarse, y las filas muestran una serie de empresas y precedentes que aplican a esos componentes. La exposición muestra la matriz de percepción para un reto estratégico que enfrentan muchas empresas de servicios profesionales: cómo retener a más mujeres en sus filas nivel senior.

Ahora ya estás listo para la parte ‘creativa'.

"La creatividad es simplemente conectar cosas", dijo Steve Jobs. "Cuando preguntas a las personas creativas la forma en que hicieron algo, se sienten un poco culpables porque en realidad no lo hicieron, sólo ‘vieron' algo".

En nuestro contexto, esto significa buscar conexiones entre los precedentes de tu matriz de percepción para encontrar una idea innovadora -el eureka que resuelve el problema de tu reto estratégico-. Por ejemplo, para hacer frente al reto de contratar mujeres, una firma desarrolló una solución al combinar elementos de estos tres discretos precedentes: la teoría de los cristales rotos de enfocarse en tareas más pequeñas para crear un impacto mayor, la estructura ‘entramada' de carrera de una empresa de contabilidad que dio a las mujeres una amplia gama de opciones que sólo la de subir la escalera corporativa, y el modelo de consulta a distancia implementada por primera vez en la telemedicina.

Ideas en la regadera y no en el escritorio

Para que ocurra la recombinación inteligente, debes generar condiciones en las que la mente se pueda relajar. Cuando le preguntamos a la gente de dónde obtiene sus mejores ideas, rara vez escuchamos "en mi escritorio", "en una reunión" o "en una sesión de lluvia de ideas". Las respuestas más comunes son: corriendo, nadando, viajando, bañándose, cocinando, cosiendo o trabajando en el jardín.

Einstein preguntó retóricamente: "¿Por qué siempre obtengo mis mejores ideas mientras me rasuro?". Instintivamente, él sabía que cuando el cerebro se relaja, es capaz de utilizar su enfoque natural para innovar. A veces incluso debes desechar completamente el problema. Ésta es la razón por la que Sir Arthur Conan Doyle -un hombre profundamente inventivo que entendía el proceso creativo- con frecuencia hacía que Sherlock Holmes arrastrara a Watson a un concierto justo en medio de un caso.

El proceso a menudo implica una repetición desordenada y frustrante. Y crear la presencia de ánimo y las circunstancias para activar su yo inconsciente no es una disciplina fácil.

La famosa frase de Thomas Edison de que "la invención es 10 por ciento inspiración y 90 por ciento transpiración" significa que debe haber mucho sudor para generar la inspiración de un invento verdaderamente innovador -y práctico.

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