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Aún late

Una Bolsa lenta, una nueva ley que no brilla, y un auge de emisoras que no llega.
vie 28 marzo 2008 12:19 PM

Un presidente de consejo señala una presentación en PowerPoint. Varios consejeros independientes –que cobran por hora– asienten con la cabeza frente a cada estadística financiera y votan las iniciativas. Terminada la sesión, todos se van a comer a un lujoso restaurante. No hay debate.

En otra comida, al director financiero de una compañía se le escapa, frente a un analista, que “el próximo informe trimestral vendrá bastante malo” –carne para un broker, que saldrá a vender las acciones que tenga de esa empresa. Ni consejeros ni accionistas minoritarios están presentes.

Escenas como éstas, que en el segundo caso rayan con la inconciencia, se repiten todavía en muchas empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), pese a que, desde hace año y medio está vigente la nueva Ley del Mercado de Valores, que prometía acabar con esas práctica.

“Los consejos de administración han estado en transformación, pero todavía 60% de ellos actúa sólo para cumplir con la ley, porque en realidad no tienen mejores prácticas de gobierno corporativo”, dice Guillermo Cruz, socio de Deloitte.

La Bolsa aún no refleja el esplendor que se esperaba alcanzaría; prevalecen viejas imágenes como que el accionista minoritario prácticamente es un fantasma, que sólo un puñado de empresas aprovecha el financiamiento bursátil y que aún corre información de la compañía para beneficio de unos pocos. Todo se resume en un solo problema, y ya no es jurídico, sino  el factor cultural.

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Cambiar una raíz tan profunda no es imposible. La ley ya tiene casi dos años de vigencia, todos los integrantes del sector bursátil estuvieron de acuerdo en su esencia y hay herramientas de inversión listas desde hace al menos un año para usar. ¿Hay un problema de imagen y de ritmo (lento) del sector? Probablemente.

La mayoría de las empresas que cotizan en la Bolsa siguen bajo control de una o varias familias, y dejan ‘flotar’ en la Bolsa menos de 20% del capital social.

 La intención de la BMV (más emisoras, más acciones de control a la venta, más riqueza, mayor desarrollo del país) sigue latente. En 2002, el Bovespa y la BMV tenían un valor de capitalización similar; cuatro años después la bolsa brasileña moviliza 50% más de dinero que la mexicana.

A 75 años de su fundación, hay 128 empresas registradas en la BMV. En el último año se deslistaron ocho y el ciudadano común quizás no sabe que su pensión está invertida en acciones de Wal-Mart.

El patrón cultural es más fuerte que el costo de aprobar una ley con cabilderos de plomo. Algunos brokers, consejeros y consultores coinciden en que prevalecen viejas prácticas corporativas, como decidir entre pocos y no abrir la información, como debería ser, a una empresa que busca dinero del público inversionista. “El manejo de información confidencial aún es moneda corriente”, comenta un corredor que pidió no ser citado.

La compra de Jugos del Valle por parte de The Coca-Cola Company y FEMSA sembró algunas dudas respecto de qué es lo que realmente ocurrió frente al alza de 100% en la acción a lo largo de un mes antes de la operación. La CNBV finalmente la multó por no aportar suficiente información en sus avisos a la Bolsa, pero quedó la duda si hubo uso de información privilegiada.

De dónde venimos
En 2005 fue creada la Ley del Mercado de Valores para sustituir el marco legal que regía el sector bursátil desde 1975, y comenzó a operar en junio de 2006, pero las empresas tuvieron prácticamente hasta abril del año pasado para hacer efectivos los cambios que implicaba la nueva ley, como la creación de los comités de prácticas societarias y de auditoría. Recién en este primer trimestre se conocerá cómo fue aplicar la nueva normativa para un ejercicio económico completo.

Los cambios fueron aplaudidos por el sector bursátil. Las nuevas figuras creadas para facilitar el acceso a la Bolsa, con requisitos más laxos para las debutantes, prometían una fila de empresas medianas. Sin embargo, sólo cinco compañías tocaron la puerta de la BMV desde junio de 2006 y hasta noviembre pasado. Paralelamente, las autoridades bursátiles le cancelaron el registro a 23 empresas ese año por no cumplir con algunos requisitos de mantenimiento o de inscripción.

Con la nueva ley, la Bolsa tiene un gran desafío: cómo usar los incentivos, para atraer a más empresas, y castigar a las incumplidas, para poner el ejemplo.

Hasta ahora, la BMV sigue, nerviosa, los pasos de Carlos Slim (cuyas empresas América Móvil, Telmex y Carso Global representan 20% de la Bolsa), Wal-Mart, Cemex y Grupo México. Menos de la décima parte de las emisoras son las que realmente viven dentro de la Bolsa, y varias de ellas sólo permanecen como una carnada para obtener financiamiento extranjero o vender una parte de su negocio.

Como mucho, la tercera parte de la BMV es atractiva para las sociedades de inversión o las afore, que por el cambio regulatorio pueden invertir hasta 15% de sus portafolios para pensiones, pero, en el mejor de los casos, apenas la mitad de eso es lo que realmente ponen allí. Un primer paso será dado este año cuando las afore puedan destinar a la Bolsa hasta 30% del ahorro de sus clientes más jóvenes (de 18 a 26 años). “En otros países, las afore son los ojos de los inversionistas anónimos y sirven de vigilantes, aquí tienen una limitación por ley y, además, no hay muchas acciones de propiedad a la venta (no tienen derecho a voto)”, dice Jorge Fabre, del Centro de Excelencia de Gobierno Corporativo de la Universidad Anáhuac del Sur. De esa forma, se conforman con el análisis de calificadoras y no tienen decisión directa en la emisora que invierten.

El sector tiene prácticamente todo para dejar de jugar en ligas menores, desde instrumentos de inversión diferentes (como las Fibras), unos 30 intermediarios bursátiles y estabilidad macroeconómica. “Lo único que falta es que las empresas se decidan a dar el gran paso”, comenta Marcos Ramírez, presidente de la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles que está promoviendo el sector en foros y 40 universidades del país.

Para que la minuta de la Ley del Mercado de Valores fuera aprobada, hubo un fuerte cabildeo de grandes emisoras durante dos años, con el fin de evitar, básicamente, que las investigaciones por irregularidades no fueran dadas a conocer antes de una sanción o sentencia en firme, y que el comité de auditoría tuviera un accionista de control. Y lo lograron.

“Nosotros estábamos convencidos (de la efectividad en dar a conocer las investigaciones), lo empujamos en el proyecto de ley”, dice Carlos Quevedo, vicepresidente de Supervisión Bursátil de la Comisión Nacional de Valores (CNBV), quien estima que seis de cada 10 investigaciones son con la anterior ley. “El reto ahora es seguir incrementando lo más posible el seguimiento, las investigaciones, la detección de fallas y posible sanciones junto con la revelación de éstas”, agrega. Por no entregar información suficiente, Jugos del Valle fue multada por la operación de compraventa con The Coca-Cola y Femsa informó a la Bolsa sobre una sanción impuesta por la CNBV. La empresa lo informó en julio, casi ocho meses después de que la acción de la productora de jugos comenzó a subir sorpresivamente luego de medio año de baja bursatilidad y días antes de la venta de la compañía.

Aun sin saber quiénes están incumpliendo la ley, hay material para cambiarle la cara al mercado. “A la CNBV le dimos dientes, la cuestión es que los use y de repente dé el manazo sobre la mesa; nos hemos tardado para que la Bolsa salga a la Bolsa; podríamos cambiarle la fachada si pudiera colocarse una parte de Pemex o CFE, una de las propuestas para la reforma energética”, dice el senador panista Gustavo Madero, ex presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público en la Cámara de Diputados que llevó adelante esta ley.

La integración no perdona
Riesgo político. Desaceleración de la economía estadounidense. Volatilidad de los precios de los commodities. ¿Hace cuánto que se escucha esto? Han sido los motivos de muchas empresas para frenar su salida a Bolsa.

En México sí, pero en Brasil no. La Bolsa de Valores de Sao Paulo (Bovespa) logró tentar a 64 nuevas emisoras durante el año pasado que levantaron 28,000 MDD. En nuestro país hubo sólo cuatro estrenos que se llevaron 2,000 MDD (Banco Compartamos, Maxcom, Financiera Independencia y Megacable). La BMV alcanzó la tercera parte del Bovespa en cinco años (seis por escisión de emisoras ya listadas), pero en el mismo lapso se deslistaron 64.

La diferencia de tamaño es enorme, pero la BMV y el Bovespa (la mayor Bolsa latinomericana) están unidos desde 2006, al menos en un papel. El plan de integración regional de operaciones consiste en que las casas de bolsa mexicanas tengan mayores opciones al comprar valores de emisoras brasileñas y viceversa. Para eso habrá que esperar al menos un año más. “Congelamos el tema un tiempo porque ambas bolsas estábamos en plan de reestructura corporativa para lanzar nuestra propia IPO (oferta inicial de colocación, por sus siglas en inglés)”, dice Pedro Zorrilla, director general adjunto de la BMV.

La Bolsa de Sao Paulo ya lo hizo en octubre del año pasado, fue la quinta mayor IPO del mundo, de 1,700 que se realizaron durante ese año. La versión mexicana de eso aún no tiene fecha. “No estamos en roadshow, muy previo a eso en reestructura corporativa”, agrega Zorrilla.

Con la integración, México no tiene qué perder, pero es probable que los títulos brasileños lleguen con fiesta de carnaval incluida. “Son muy  buenos para vender“, dice uno de los funcionarios mexicanos del sector bursátil que volvió en febrero de un viaje realizado por la Secretaría de Hacienda y la CNBV.

El mismo año del mayor IPO de la historia de Brasil, el Bovespa lanzó un portafolio con acciones de firmas comprometidas con el desarrollo sustentable y la responsabilidad social. Antes de ser emisora, el Bovespa ya realizaba viajes anuales por Europa, Asia y EU para promover las emisoras. En línea con lo que ya ocurre en las bolsas europeas, Colombia, con 681 emisoras (11 en 2007), también quiere integrarse al acuerdo firmado entre las dos mayores economías de la región. En esa unión de bolsas de países emergentes todas ganarán, pero según qué pendientes domésticos hayan resuelto antes, unas atraerán más capital que otras.

Bolsa ‘Popular ’
¿Algún mexicano de clase media sabe que pagó un peaje más barato gracias a la Bolsa? El descuento de 40% en la tarifa de la carretera Toluca-México durante 2007 fue por una emisión de certificados bursátiles respaldados por los ingresos de esa ruta, que realizó el Gobierno Federal y la concesionaria Pacsa.

Del lado de las empresas, ¿las más temerosas saben qué el poisson pills, un esquema de la nueva ley, las protege de compras hostiles o pérdida del control accionario? Hoy la usan 36 empresas listadas.

Como esto, la Bolsa ha promovido varias bursatilizaciones de proyectos en donde se pueden medir flujos futuros, como hipotecas o impuestos. Pero pocos mexicanos saben que detrás del puente que cruzan o el barrio residencial donde habitan está el edificio vidriado de Reforma.

Si en el mercado de deuda de mediano y largo plazo, que es, por mucho, el que mayor desarrollo ha tenido en el sector bursátil (112% en los últimos cinco años), no hay que cerrar mucho los ojos para imaginarse lo que ocurre en el mercado accionario.

La Sociedad Anónima Promotora de Inversiones (SAPI) fue otra de las partes de la ley aplaudidas por todo el mercado. La nueva figura, por la que una empresa puede aprender en un máximo de tres años cómo cotizar en Bolsa, milagrosamente traería hileras de nuevas emisoras. A fines de 2007, sólo una empresa convertida en SAPI se dejó ver. Fue Latin America Movie Theatres, la tercera mayor cadena de salas en el país (de Germán Larrea, presidente de Grupo México), que solicitó una emisión de certificados bursátiles.

“La Bolsa por sí misma no podrá resolver los temas de imagen de toda la industria. La lógica de funcionamiento de un mercado depende de que muchos hagamos bien lo que a cada uno le corresponde hacer”, dice Zorrilla, de la BMV.

Por ahora, a partir de abril existirá el ‘formador de mercados’, algo así como el futbolista que arma el juego. Esa figura, contemplada en la nueva ley y ya usada en Sao Paulo desde 2003, será un nuevo servicio que ofrecerán las casas de bolsa para garantizar la compraventa de acciones a 70% de las emisoras que tienen poca o nada de bursatilidad.

El escaparate de la Bolsa ha quedado más pequeño que nunca. La globalización del sector ya sobrevuela el mercado accionario. Promete agrandar la puerta y, en el mejor de los casos, sacudir las cortinas que varios empresarios todavía no quieren quitar.

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