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Y EU llegó a los 300 millones

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sáb 04 enero 1000 11:23 PM

El 16 de octubre, el reloj del Departamento de Censos de Estados Unidos sonó más fuerte, para avisar que el país llegó a los 300 millones de habitantes.

Igual que el avistamiento de un cometa o el fin de siglo, este suceso tendrá una mayor resonancia emotiva que consecuencias prácticas.

De hecho, nunca sabremos el nombre de la persona que hizo girar por tercera vez el contador a ocho ceros. El fabricante de alimentos para bebés Gerber le pidió asesoría al Departamento de Censos para elegir a un recién nacido y designarlo el estadounidense número 300 millones. Pero la oficina poco pudo hacer al respecto, afirmó el vocero Robert Bernstein, ya que en realidad nadie cuenta cada nuevo habitante.

El reloj es en realidad un mecanismo que hace un cálculo, con base en un algoritmo, para cuantificar los nacimientos, las muertes y hasta la inmigración. El Departamento de Censos recopila mensualmente cifras de nacimientos y decesos vía el Centro Nacional de Estadísticas de la Salud. El dato de la inmigración neta lo proporciona la Encuesta de la Comunidad Estadounidense, una votación de varios millones de residentes que se lleva a cabo cada año. En este momento, las frecuencias son un nacimiento cada siete segundos, una muerte cada 13 segundos y un inmigrante más cada 30 segundos. Si la cifra de decesos se resta a la de los nacimientos, la inmigración constituye 40% del crecimiento de la población.

¿Dónde nació el bebé del récord? Si bien todos son datos especulativos, los académicos han trazado algunas coordenadas. El demógrafo William Frey, de la Brookings Institution, dijo que se trata de un niño latino que vio la luz en Los Ángeles. Él se guió por tres factores: los hispanos constituyen el segmento de la población estadounidense que tiene más rápido crecimiento, Los Ángeles es la zona con mayor densidad de población latina y nacen más niños que niñas.

Mark Mather, también demógrafo, que trabaja en la Population Reference Bureau, de Washington, dice que el niño bien podría haber sido hijo de una mujer blanca en un barrio residencial del centro de EU. Para Mather, en el país aún nacen más niños de madres blancas, a pesar de que la tasa de natalidad es menor a la de las latinas.

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Un bebé mojado
El algoritmo para calcular el crecimiento de la población ha cambiado con el paso de los años. En 1918, tras la Primera Guerra Mundial y la epidemia de gripe, fue la única vez en el siglo XX que la población decreció. Luego de la caída de la Bolsa en 1929, el crecimiento de la población registró un nacimiento cada 25 segundos y, en el pico de la Gran Depresión, la tasa de natalidad disminuyó a un parto cada 43 segundos.

En 1947, cuando se registró el famoso baby boom de la posguerra, la tasa casi se duplicó pasando de un nacimiento cada 22 segundos a un nacimiento cada 12.

El Departamento de Censos prevé que el crecimiento seguirá ese ritmo hasta el año 2050, a pesar de que las predicciones no tienen en cuenta futuras guerras, problemas económicos ni cambios sociales. A fines de los 80, la oficina calculó que la inmigración sería menor de lo que fue y predijo que la población llegaría a 302 millones en 2038.

Durante los 30 años posteriores al último dato histórico, en 1967, cuando se registró el estadounidense número 200 millones, ha habido un cambio rotundo en la opinión de los habitantes respecto de este fenómeno.

“El crecimiento se consideraba algo bueno”, afirma Dowell Myers, demógrafo de la Universidad de California del Sur, “pero hoy lo vemos en términos de costo: una población grande no tiene ventajas sino que simplemente sirve para abarrotar nuestras carreteras, consumir nuestros recursos y degradar nuestra calidad de vida. Los estadounidenses se oponen al crecimiento poblacional”.

Pero los académicos Myers y Frey no creen que el futuro sea alarmante. El crecimiento continuo es necesario para tener una economía fuerte, afirman, y la gran experiencia que tiene EU con la inmigración le dará una ventaja sobre Europa y Japón en las próximas décadas, ya que los países del primer mundo se encuentran con poblaciones que no crecen y que están constituidas en su mayoría por adultos mayores.

“El baby boom aún nos persigue”, afirma Myers. “Debemos contar con suficientes personas jóvenes que se ocupen de los que nacieron al término de la Segunda Guerra Mundial”. Frey concuerda que el país seguirá dependiendo de la inmigración para estar bien: “Para sobrevivir económicamente en la economía global, vamos a tener que recibir inmigrantes”. “Es más que simplemente un número”, agrega, “simboliza el nuevo aspecto global de la población de EU”.

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