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¿Fin de la fiesta?

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sáb 04 enero 1000 11:23 PM

Las empresas multinacionales siguen viendo potencial en el gran mercado nacional brasileño, pero las decepcionantes cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) han enfriado el entusiasmo en los últimos años. La fuerza de la moneda local también ha puesto en peligro los planes para establecer plataformas de exportación de manufacturas en el país más grande de Latinoamérica. Los inversionistas extranjeros que han tenido presencia desde hace tiempo en la región están inyectando menos capital a Brasil que en el pasado, y los recién llegados están pensándolo dos veces antes de aventurarse en ese mercado.

La afluencia de Inversión Extranjera Directa (IED) en ese país ha tendido a estabilizarse después de una caída de 17% el año pasado. En 2005, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo (CNUCD) registró afluencias de 15,100 millones de dólares, según su último World Investment Report. En los primeros nueve meses de 2006, la IED sumó 11,900 millones de dólares, incluyendo una entrada récord en septiembre (de 1,700 millones de dólares). No obstante, la suma hasta la fecha es sólo 2% superior que la registrada por el Banco Central durante el primer periodo el año pasado.

Las privatizaciones se agotaron
Brasil atrajo un volumen mucho más alto de inversiones a finales de los 90 y entre 2000 y 2001, en gran parte gracias a su robusto programa de privatizaciones. Los activos que siguen en manos del Estado, como las acciones mayoritarias del gobierno en Petrobras e instituciones financieras como Banco do Brasil, no están a la venta. De hecho, casi han ganado el estatus de “vacas sagradas”.

El nivel de inversión se ha recuperado después de la crisis de confianza de 2002, que redujo el desembolso de inversionistas estratégicos extranjeros a sólo 10,100 millones de dólares en el primer año de la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. La credibilidad del gobierno brasileño desde entonces se ha fortalecido, pero excepto por algunos sectores dinámicos, la entrada de capital ha permanecido por debajo de los niveles anteriores, mientras que la salida se incrementó.

En 2004, las cifras de la IED incluyeron un intercambio de propiedad accionaria de 5,000 millones de dólares entre la cervecera belga Interbrew y Ambev de Brasil, lo que dio como resultado la formación de una nueva empresa, Inbev. Esto aumentó la cifra de IED ese año a 18,200 millones de dólares, y ayuda a explicar por qué el desempeño de 2005 fue inferior al del año anterior.

No obstante, con 15% de toda la inversión extranjera dirigida a Latinoamérica, Brasil está después de México como el destino favorito para la IED en la región. También perdió terreno contra otros países que han registrado aumentos fuertes. Entre ellos está Colombia (con un aumento en la inversión de 227%), Venezuela (95%), Uruguay (81%), Ecuador (65%), Perú (61%) e, incluso, Argentina (9%). Sudamérica recibió en total 20% más IED que en 2004, lo que en términos generales la pone a la par con el promedio de los mercados emergentes (con un aumento de 22%).

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Se necesitan mejores políticas
Aunque hasta hace unos años fue el destino global favorito para la IED entre los mercados emergentes –sólo después de China–, Brasil ahora ocupa el cuarto lugar (detrás de Singapur y México). Según Anne Miroux, autora del World Investment Report, Brasil está actualmente por debajo de su potencial de atracción, ya que se han estructurado menos esfuerzos para atraer inversionistas en comparación con varios países asiáticos. El mal desempeño del sistema educativo de Brasil también significa que sus competidores asiáticos están muy por delante en términos de desarrollo tecnológico en varios sectores. La inversión en investigación y desarrollo en Brasil es insuficiente para fomentar la innovación a gran escala y ayudar a generar un crecimiento económico más fuerte.

Mientras tanto, debido a la falta de una estructura reguladora clara en el sector de energía brasileño, no se ha podido disipar la incertidumbre entre algunos inversionistas. En la industria eléctrica se han hecho más cautelosos, ya que el gobierno ha mostrado una fuerte inclinación por interferir en el sector. Además, las agencias reguladoras han perdido algunas de sus facultades en los años de Lula, algo que también ha enturbiado el ambiente empresarial.

Varias empresas extranjeras han optado por retirar sus inversiones y transferir sus activos a compañías nacionales, según Sobeet, un instituto local de investigación que monitorea el movimiento de la IED. Entre éstas están:
• Electricité de France (EDF) que vendió su participación mayoritaria en Light, una compañía de distribución con sede en Río de Janeiro, por unos 300 millones de dólares a un consorcio liderado por Cemig, la sociedad de energía del estado de Minas Gerais, y a inversionistas locales.
• Allian Energy (EU) que vendió sus activos al grupo local Sobrapar, por 152 millones de dólares.
• La participación de El Paso (EU) que en varios proyectos fue vendida a Petrobras por unos 350 millones de dólares.
• Public Service Enterprise Corporation Global (EU) que vendió sus acciones a CPFL Energia por 185 millones de dólares.

Los bancos ven posibilidades variadas
En el sector financiero, las instituciones extranjeras han tenido dificultades para competir con grupos locales fuertes. Citibank, que no ha logrado hacer una adquisición en el mercado brasileño, está buscando el crecimiento orgánico y ha invertido en créditos al consumidor (con CitiFinancial), además de tener un plan para expandir su red de sucursales a 100 para finales de 2006.

Otros bancos extranjeros han estado a la defensiva o han salido del país. Entre ellos están:
• Bank of America que vendió BankBoston a Itaú, el segundo banco privado del país.
• American Express que cedió sus operaciones locales a Bradesco, la institución financiera privada más grande.

No obstante, las inversiones extranjeras de bancas de inversión han sido más agresivas. UBS (Suiza) compró Pactual a 2,600 millones de dólares, por ejemplo.

Algunos inversionistas estratégicos también anunciaron nuevos desembolsos en sus sectores.

Wal-Mart reveló planes ambiciosos para cerrar la brecha entre los principales minoristas Päo de Açucar (Francia/Brasil) y Carrefour (Francia).

Varios fabricantes de automóviles también quieren invertir en el lanzamiento de nuevos modelos para poder llenar la capacidad de excedentes, incluyendo Volkswagen (Alemania), General Motors y Renault.

El surgimiento de biocombustibles también ha atraído inversiones considerables en la industria de la caña de azúcar. Como resultado, se espera que el nivel de la Inversión Extranjera Directa aumente ligeramente a mediano plazo, aunque es probable que quede apenas debajo de los 18,000 millones de dólares pronosticados por el Banco Central en 2006.

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