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Tan corruptos como ayer

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mié 13 diciembre 2006 12:00 AM

Una vez más, Chile ocupa el primer lugar como el país menos corrupto de América Latina y el Caribe, mientras que Haití está en el último sitio, según la medición para el año 2006 del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) que elabora Transparencia Internacional (TI). Los puntajes y las opiniones con respecto al resto de los países latinoamericanos siguen siendo exactamente los mismas que en la encuesta de 2005. Sin embargo, los puntajes para los otros países considerados en la encuesta han presentado ascensos y descensos.

El servicio de Proyecciones para cada país de The Economist Intelligence Unit también incluye una variable de corrupción y sus clasificaciones coinciden ampliamente con las de la encuesta de TI.

Transparencia Internacional es un organismo de control y un grupo de defensa. El índice que la institución publica cada año lo calcula con base en múltiples encuestas de opinión que realiza en 163 países y que son las mismas que se usan habitualmente para medir las percepciones de los encuestados sobre la corrupción en el sector público.

En una escala de 1 (altamente corrupto) a 10 (sumamente honrado y transparente), Chile logró un puntaje de 7.3, el mejor de América Latina, la misma calificación que ostenta Bélgica y apenas por debajo del puntaje de Francia e Irlanda. Dos países más de América Latina y el Caribe lograron una calificación relativamente alta en este sondeo de corrupción: Barbados con 6.7 puntos y Uruguay con 6.4.

El resto de los países quedó claramente rezagado con calificaciones de 4.5 o incluso menores. Un puntaje de 3 –o menos– es un claro indicio de un nivel de corrupción desenfrenado. Y en Latinoamérica, 12 países están en esta categoría.

Haití presenta la puntuación más baja de la lista completa de 163 países, con un puntaje de 1.8. Otro de los países con un alto índice de corrupción en la región es Venezuela.

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Pocas cuentas, poco saldo
Las calificaciones publicadas este año por TI sugieren que la corrupción en el sector público existe en todos los países de América Latina y que es un elemento dominante en muchos de ellos.

Este organismo concluye que hay una fuerte relación entre pobreza y corrupción: los países más pobres de Latinoamérica y del resto del mundo se concentran en la parte inferior (y oscura) del ranking. Muchos de los denominados ‘estados fracasados’ también se ubican al final de la lista general, entre los que figuran Haití, Irak y Sudán.

Si bien la pobreza y la corrupción por lo general parecen reforzar los problemas de manera conjunta, existen otros factores que impulsan a los países a volverse más corruptos, como instituciones políticas débiles o recientemente debilitadas. Éste es el caso de Haití, donde el monstruo de la corrupción es alimentado por una combinación de pobreza extrema y la ausencia de entidades fuertes.

El caso de Venezuela, uno de los grandes exportadores de petróleo del planeta, es diferente. No figura entre los países más pobres de América Latina ni del mundo, pero si está en primera fila a la hora de las naciones más corruptas. En Hugo Chávez está parte de la razón: el presidente ha concentrado el poder en sus manos y en las de su partido, y ha socavado la independencia del Congreso, del sistema judicial, del Banco Central, de la compañía estatal de petróleo (PDVSA) y de otras instituciones públicas.

Las cuentas y los saldos que podrían haber contribuido a contener las prácticas corruptas, al menos hasta cierto punto, ya no sirven para este fin.

No hay mejoras
En el caso de Brasil, la percepción de un aumento en la corrupción que mide Transparencia Internacional está influida por los escándalos de corrupción en el gobierno, mismos que explotaron en 2005 y que incluso continuaron hasta algunos días antes de la elección presidencial de octubre.

La prensa hizo una amplia cobertura de estos casos, lo cual llevó a la renuncia de varias de las autoridades de más alto nivel del gobierno y del partido gobernante.

Sin embargo, ningún escándalo pudo impedir la reelección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva tras una segunda votación (ballotage) a fines del mes de octubre.

Los otros países cuyos puntajes se deterioran considerablemente año con año son Trinidad y Tobago, Panamá y Cuba.

En el otro extremo, las naciones que lograron una mejora en sus calificaciones de transparencia fueron Uruguay y Paraguay, ambas con un aumento de medio punto.

En términos generales no ha habido un avance en las percepciones de corrupción en los sectores públicos latinoamericanos durante el último año. Lo que en realidad ocurrió fue lo contrario: la mayoría de las calificaciones de los países descendieron ligeramente. Esto sugiere que en el futuro la corrupción seguirá siendo un obstáculo para el desarrollo de la región, la atracción de inversión y la erradicación de la pobreza.

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