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El día después

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sáb 04 enero 1000 11:23 PM

“Esto lo acaba de divulgar la agencia Reuters”, dijo la secretaria mientras entregaba el impreso. El empresario tomó el papel y enfiló hacia la sala de juntas del corporativo, ubicado en un edificio de Santa Fe, en el Distrito Federal.

Un grupo de colaboradores –los más cercanos– ya estaban allí, con una taza de café en la mano y la atención fija en el rotafolio. Tres frases se leían en la página: “Evolución de AMLO”, “Impacto en mi negocio” y “Qué esperar de Calderón”.

Sin demasiadas dilaciones, el empresario dio inicio a la reunión. “Antes de empezar –dijo– les informo que la gente del PRD bloqueó la Bolsa, ya lo sacó Reuters”. Entonces sí, se cerró la puerta y comenzaron la junta.

Escenas como ésta, ocurrida un mes después de la elección presidencial, son hoy habituales. Los negocios se hacen en un ambiente inédito para las empresas mexicanas. En ese contexto será fundamental conocer qué pasa en el Congreso y tratar de anticiparse. Para ello, las empresas encargadas de presentar una ley a los legisladores y al Ejecutivo y convencerlos de su necesidad se han hecho imprescindibles. Es la hora de los cabilderos.

“Cada vez hay una dinámica más intensa (en el cabildeo); inició cuando el Ejecutivo perdió influencia sobre el Congreso (en 1997) y éste comenzó a experimentar en busca de un equilibrio de fuerzas”, dice Óscar Fitch, director general de Fitch y Asociados, y encargado de la comisión de Enlace Legislativo del Consejo Coordinador Empresarial, uno de los principales órganos representantes del sector privado.

Atrás va quedando el régimen presidencialista de partido dominante. “Cuando México tenía una economía cerrada y un régimen político de partido cuasi hegemónico era más sencillo y práctico”, menciona Otto Granados, socio de la firma de cabildeo Asuntos Públicos (AP).

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En un ambiente político con cada vez mayor participación, conocer la lógica del juego y anticiparse a las decisiones de política pública serán factores críticos para las empresas, y es allí donde el cabildeo cobra otra dimensión y las empresas del ramo hacen negocio.

¿Qué esperar del nuevo gobierno?, ¿cómo leer los movimientos de la oposición y, sobre todo, cómo afectará a los negocios la interacción entre ambos? Conocer las respuestas depende en buena medida de los cabilderos, para quienes se avecina una época de actividad intensa.

En busca de algunas pistas, varios de ellos, así como académicos y analistas de mercado, con base en su experiencia, pronostican lo que puede venir a partir del 1 de diciembre, cuando el Congreso que tomó posesión en septiembre comience a interactuar con el nuevo gobierno.

Ajustes contrarreloj
Los minutos cuentan y las empresas deberían estar atentas a la agenda por venir. Cuando Felipe Calderón asuma la Presidencia de la República, este 1 de diciembre, ya deberá tener conocimiento del proyecto de Presupuesto elaborado por Francisco Gil Díaz. A partir de ahí, su propio equipo, conducido por quien sea designado secretario de Hacienda, tendrá apenas cinco días para agregar ideas y proponer.

“Las empresas deben estar atentas, porque éste será un año atípico”, advierte Gustavo Almaraz, director general de Grupo Estrategia Política (GEP). “El tiempo para cabildeo será apenas entre el 5 y el 30 de diciembre, y las empresas deben entender que lo que ingresa el Ejecutivo no es lo que sale. Ahora la decisión final está en el Congreso”, comenta. Un día antes del año nuevo deberá estar todo listo. La Ley de Ingresos debe aprobarse por diputados y senadores; luego, la de Presupuesto sólo en la de Diputados.

En diciembre, lo que seguramente verá luz en medio de tanto debate será un paquete impositivo. “Muy probablemente haya nuevos impuestos”, advierte Mauricio Reyes, socio de la consultora Asuntos Públicos.

No se trataría de la postergada reforma fiscal, sino simplemente de un paquete recaudatorio. Un tanque de oxígeno para dar vida al primer año de gobierno sin tener que violentar la Ley de Déficit Cero. “Hay iniciativas importantes que atañen a todas las empresas que definirán el régimen fiscal, el mercado energético, el régimen de pensiones y la reforma del Estado; habrá que estar muy atentos a esta agenda”, alerta.

Esquivar impuestos
Por ahora, el presidente electo Felipe Calderón no podrá –al menos en lo inmediato– concretar el proyecto de generalización del IVA. “Sería la solución más eficiente, pero no hay condiciones políticas”, afirma Granados. El PRI ya argumentó repetidas veces que el mandato de la asamblea nacional de su partido prohíbe a sus representantes legislar una introducción del IVA a alimentos y medicinas. Los ingresos deberán salir de otro lado.

Hasta el momento, la propuesta más explícita surgida del grupo de asesores de Calderón es simplificar y reducir el impuesto sobre la renta (ISR), es decir una tasa única para personas morales (empresas) y físicas, y bajarla de 29% establecida para este año a 15%.

Los economistas tienen dudas y algunos hasta se alarman con tal propuesta. “Para que funcione se deben eliminar las exenciones, como las que tiene el sector agropecuario y el transporte”, advierte Macario Schettino, profesor de la Escuela de Graduados de Administración Pública del Tec de Monterrey. “Le quitarían la progresividad que hoy tiene el sistema (paga más quien gana más) y se desplomaría la recaudación”, considera Carlos Arzúa, también académico del Tec. Aun así, se necesita un cambio para reducir la evasión del ISR: de hasta 40% en las empresas y hasta 77% en las personas físicas.

Pero difícilmente con el ISR alcanzará. Asuntos Públicos elaboró un estudio de las 100 acciones propuestas por el nuevo gobierno y encontró una ‘perlita’ que sorprenderá a más de uno. “Está abierta la posibilidad de recuperar un impuesto que la industria había parado hace unos cinco años”, asegura Reyes, socio de esa consultora. Se trata del gravamen a la producción y venta de todo aparato que reproduzca, copie y difunda archivos por medios digitales: desde una grabadora hasta una computadora. “Aumentaría los precios y terminaría impactando sobre el consumo. Yo no sé si el sector tecnológico esté conciente de eso, pero ahí viene”, advierte el consultor.

No se descarta que en las negociaciones algún partido retome otras iniciativas que entran y salen a debate desde 2001, toda vez que se frustra la posibilidad de legislar el IVA, específicamente, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) sobre refrescos, telefonía y determinadas transacciones financieras (como el impuesto al cheque que existe en Argentina y Brasil). En refrescos, hoy sólo lo pagan los que incluyen fructosa importada, pero se agregarían los producidos con fructosa nacional y se mantendría la exención a los fabricados con azúcar. El IEPS sobre telefonía quedaría libre del impuesto a la renta básica, las 100 llamadas libres, y se cobraría sobre el resto. En una situación desesperada –y en el supuesto de que el paquete impositivo no sea suficiente– tal vez el PAN deba pensar en promover la derogación de la Ley de Déficit Cero.

Para salir airoso de su primer año de gobierno, Calderón necesita garantizar recursos para su paquete social; aumentar lo que pueda la inversión pública y armar consensos para avanzar cuanto antes con las reformas estructurales.

Según cálculos de Abel Beltrán del Río, consultor de Global Insight, la inversión anual (pública y privada) deberá aumentar de 20 a 30% para conseguir un crecimiento anual de entre 6 y 7%. Eso le aseguraría a Calderón la creación del empleo prometido. Pero deberá hacerlo con suficiente velocidad. Si no lo hace, podría sorprenderlo la noticia de una posible recesión en Estados Unidos.

Tiempo de compensación
El tiempo comenzó a correr para Felipe Calderón. “Tiene dos temas urgentes: asumir la Presidencia en condiciones de estabilidad –que no se vaya a repetir la situación del Informe Presidencial–, y plantear una agenda común con los partidos que pueda establecer alguna alianza preliminar en el Congreso”, describe Otto Granados, socio de AP.

Para Almaraz, de GEP, el riesgo de que ocurra “una grosería como la del 1 de septiembre (cuando Vicente Fox no pudo entrar al Congreso) está latente y es fuerte”. Pero aunque el PRD impidiera la ceremonia de transmisión de poderes frente a los legisladores, “Calderón –agrega– no perdería su investidura”.

Las alianzas que él consiga en el Congreso son el boleto hacia la supervivencia de su gobierno.

Si la promocionada habilidad negociadora de Calderón se demuestra, la asociación con el PRI le aseguraría al PAN mayoría simple (la mitad más un voto) en ambas cámaras. “Calderón tendrá que trabajar con ellos (los legisladores del PRI) en forma inteligente: con los más radicales y los más propensos a negociar”, advierte Granados, de AP. Pero aún las cuentas no están tan claras. Algunos van más allá, como el analista político Jesús Silva-Herzog Márquez. Esa alianza (PRI-nuevo gobierno) “es la única forma (que Calderón tiene) de ganar gobernabilidad”.

Esto es su salvoconducto para sacar reformas legislativas. Un dato útil para las empresas o sectores que quieran promover una legislación en el Congreso: el PRI y el PAN tienen la llave. “Pero tampoco deberá obviar acuerdos con algunos de los cinco ‘partidos chicos’”, advierte Almaraz, de GEP y presidente de la Asociación Nacional de Profesionales de Cabildeo, que concentra a 30 empresas.

Todos los cabilderos coinciden en que ésa es la primera coordenada que las empresas deben aprender a leer. “Las empresas son el sector más atrasado en comprender que el poder ya no está en el Ejecutivo”, afirma Almaraz. Las reglas del juego cambiaron. Ahora se llegará a la gobernabilidad (en el lado político) y al crecimiento (en el económico) pasando por un único y mismo camino: San Lázaro.

Calderón será el primer mandatario obligado a hacer del consenso su principal herramienta. Algo que los ex presidentes priístas simplemente no necesitaron y que Vicente Fox no tuvo capacidad para generar. Por primera vez en la historia, los tres principales partidos deberán unirse si quieren modificar la Constitución. “El día que haya que debatir, por ejemplo, la enmienda constitucional para autorizar la inversión privada en energía, cualquiera de los tres podrá cambiar el resultado”, asegura Óscar Ignorosa, socio de AP.

Esto obligará a los cabilderos a profesionalizar su trabajo en el Congreso. Cualquier movimiento podría impactar a sus clientes, las empresas, en un gobierno donde pasarán muchas cosas: tanto en políticas públicas, por parte del gobierno, como en piezas legislativas en el Congreso.

Una forma de prever ese impacto es indagar qué buscará Calderón en el nuevo Congreso. Se cree que en un inicio necesitará encontrar nichos presupuestales para atender el aspecto social; esto es: los reclamos de 35% que no votó por él y sigue sus pasos cada día, recordándoselo.

Aquí, dicen los cabilderos, se encuentra una segunda coordenada que las empresas deben monitorear: quién financiará las medidas necesarias para garantizar la gobernabilidad y la estabilidad económica de largo plazo.

Pesada herencia
Vicente Fox le deja a Calderón una pesada carga: una economía que creció apenas 2.2% promedio en el sexenio y recauda 9.7% del PIB (16% es el promedio de los países de la OCDE); sólo un millón de empleos generados, aunque se prometieron seis millones, y una gran brecha social (10% de la población tiene 39.6% de la riqueza y 10% recibe sólo 1.1%).

Aunque no estaba prevista inicialmente, la situación social ya encabeza la agenda del próximo sexenio. “Rebasar por la izquierda (a la oposición), apuntan su propia promesa, muestra que el tema inquieta a Calderón. La cuestión, según algunos cabilderos, es cómo lo atenderá: con mayor gasto público o con crecimiento económico a través de las reformas estructurales.

“Será disciplinado en lo fiscal pero no ortodoxo; por eso, de ser necesario, se tendrá que revisar la Ley de Déficit Cero. Lo único que creció es el gasto corriente, es hora de invertir en lo que vaya a dinamizar la economía”, explica Peter Bauer, socio de Estrategia Total. Detrás de esta jugada, hay una segunda meta por cumplir. Según un análisis de Banamex, los logros en combate a la pobreza facilitarían las alianzas y aumentarían las posibilidades de llevar a cabo las reformas. La estrategia del próximo gobierno parecería ser, primero, expandir el gasto controladamente, para luego encarar la reforma de los costos estructurales de la economía (impuestos, energía, costos laborales). Es como entrar al ruedo por el acceso de la izquierda para luego lidiar al toro con las artes de la derecha.

La cifra clave es 60,000 MDP, el gasto social previsto para 2007. Incluye “programas de vivienda, salud y seguridad social, en particular, el financiamiento para pagar el primer año de cuota del Seguro Social a quienes consigan su primer empleo”, señala Reyes, de AP.

En la propuesta inicial de su campaña, Calderón prometía reducir a la mitad las cuentas de gas y electricidad para unos seis millones de familias pobres. La interrogante es: cómo hará el gobierno para ejecutar esa expansión del gasto, cuando en abril de 2006 quedó fijado por ley que el presupuesto debe tener déficit cero.

Es una camisa de fuerza considerando que la economía de EU podría desacelerar su crecimiento y bajar de 3.5 a 2.8 para 2007, de acuerdo con proyecciones del CIDE. “Estamos indexadísimos a la economía vecina, México debería tener una herramienta para reequilibrar los ciclos económicos”, menciona Bauer, de ET.

Por ello, aún antes de que Calderón asuma, las empresas deberán estar atentas. “De aquí al 30 de diciembre la situación será dominada por las demandas del paquete fiscal”, advierte Almaraz.

Fila de pedidos
Los disturbios en Oaxaca; militantes del PRD hostigándolo en sus actos; gobernadores que lo emboscan para reclamarle fondos y devolverle escuelas; jubilados exigiendo sus pensiones. Estas imágenes podrían integrar una noche de pesadillas para el futuro presidente.

Recibirá jalones de diferentes sectores económicos que quieren su parte del primer presupuesto sexenal, que además estará limitado por la Ley de Déficit Cero. El campo es uno de ellos. “Claramente pedirán más recursos antes de la apertura del sector agrícola, marcada por el TLCAN en 2008”, señala Reyes, de AP.

El riesgo es que los partidos politicen el tema (en 2009 se renueva parte de la Cámara de Diputados). “Hay que evitar las posturas tecnocráticas o populistas, ahora se deberá prever apoyo financiero y programas de rescate a todo el sector”, advierte Bauer, de ET.

El sector educación será otra fuente de presión. Así lo muestran la aguda crisis de Oaxaca (70,000 maestros en paro durante cuatro meses, 1.3 millones de niños sin clases y pérdidas por más de 370 MDD) y la amenaza del gobierno de Zacatecas con devolver a la Federación la administración de la educación, por falta de recursos. Los estados administran la enseñanza desde 1992, cuando se firmó el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación. “Zacatecas podría ser una primera fisura en la represa”, agrega Ignorosa, de AP. Si el Gobierno Federal libera partidas en este caso en particular se sentaría un precedente que invitaría a otros a hacer lo mismo, como el Estado de México, por tener comprometidas sus finanzas a causa del gasto educativo.

Otra vez, los consensos. “La relación con gobernadores servirá para construir acuerdos también en las cámaras”, agrega Bauer, de ET. Si la educación es un foco amarillo, las pensiones están en rojo (una deuda que equivale al 116% del PIB, revelan datos oficiales). Según los cabilderos de AP, aunque el nuevo gobierno evitará conflictos con los sindicatos del Estado, este tema tendrá su punto de quiebre, pues no queda margen para sostener ciertos regímenes de privilegio.

¿De dónde saldrán los recursos? “Una parte puede resultar de calcular un mayor crecimiento (el equipo de Calderón trabaja sobre un estimado de 4.5%), otra de calcular ingresos sobre un precio del petróleo más elevado, y de reasignar algunas partidas”, menciona Reyes.

En el debate del Presupuesto, algunos partidos (PRD y sectores del PRI) podrían retomar la idea de reducir la tasa que el gobierno paga a los bancos por los bonos del IPAB. El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas apunta que si el gobierno les pagara sólo la tasa actualizada por inflación se ahorrarían 35,000 MDP anuales al erario público.

“El tiempo para cabildear se acorta, porque sólo se podrá hacer cabildeo sobre el Presupuesto entre el 5 y el 30 de diciembre”, advierte Almaraz. “Y las empresas deben entender que lo que ingresa el Ejecutivo no es lo que sale. Ahora la decisión final está en el Congreso”. Un día antes de que llegue el año nuevo deberá estar todo listo. Será un caliente mes de diciembre.

Con información de Norma Lezcano.

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