Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

Malhablados y rebeldes

-
sáb 04 enero 1000 11:23 PM

FORTUNE

Los creadores de South Park, Matt Stone y Trey Parker, no le facilitan la vida a sus jefes en Comedy Central, filial de Viacom. Éstas son algunas de las cosas que han sucedido recientemente detrás de cámaras: la Conferencia de Obispos de EU se quejó con Tom Freston, ex CEO de Viacom ( empresa matriz de Comedy Central) sobre un episodio de South Park en el que una estatua de la virgen María parecía estar sangrando milagrosamente; Stone y Parker acusaron a Comedy Central de ceder a la presión cuando retiraron una repetición de “Atrapado en el clóset”, episodio que se burlaba de Tom Cruise, de su participación en la iglesia de la cienciología y en una revista para hombres. Y Stone se jactó de que él y Parker estaban drogados con LSD cuando asistieron a los premios de la Academia en 1999 vestidos como lo hicieron Gwyneth Paltrow y Jennifer Lopez el año anterior.

Las compañías mediáticas por lo general no toleran este tipo de comportamiento mucho tiempo. Pero la comedia animada de Parker y Stone sobre los malhablados niños de ocho años Stan Marsh, Kyle Broflovski, Kenny McCormick y Eric Cartman, que viven en un pueblo ficticio de Colorado, es crucial para Comedy Central. Antes del debut de South Park, el 13 de agosto de 1997, Comedy Central era una cadena no muy graciosa que mostraba repeticiones del Show de Benny Hill y otras viejas comedias. South Park hizo de la filial de Viacom una poderosa empresa en la industria del cable casi de la noche a la mañana. Comedy Central, dueña de 100% del programa, no da a conocer los resultados económicos de South Park, pero 10 temporadas después, el programa es una de sus franquicias más valiosas.

Ya es el programa más visto de Comedy Central, con 3.1 millones de televidentes por episodio. El año pasado, según TNS Media Intelligence, Comedy Central generó 34 millones de dólares (MDD) en ingresos por publicidad. En 2004 vendió los derechos de difusión en un acuerdo con un valor estimado de 100 MDD. Pero el valor real de South Park puede estar en el futuro, especialmente en medios nuevos, donde el programa se desempeña espectacularmente. Domina la lista de los 100 programas de televisión más bajados de iTunes. Amp’d Mobile, un proveedor de servicios de telefonía celular, está en pláticas para lanzar un canal de South Park las 24 horas al día para sus clientes.

En su décima temporada, el programa es tan mordaz como siempre, y mejor. Stone y Parker lo transformaron de un programa sobre chistes de flatulencias a uno sobre chistes de flatulencias y sátira del nivel de Jonathan Swift (que no se reprimía para incluir lo propio en Los viajes de Gulliver). Este programa no sólo se burla de Paris Hilton y Mel Gibson, sino de las elecciones presidenciales de EU y sus tragedias, como los ataques terroristas o el huracán Katrina.

Publicidad

Epicentro del humor
La gente de South Park Studios en Marina del Rey, California, llama a la sala de los escritores ‘la fuente de gran alegría o la fuente de gran pesar’. Es un lunes por la tarde en abril, y parece ser un día triste. Los creadores del programa están sentados en la larga mesa de la sala, sin afeitar y con aspecto cansado. Trey Parker parece estar bajo mucho estrés. Apuran la conclusión de un episodio que se transmitirá el miércoles por la noche. Aún deben generar una primera o última escena. El resto del episodio parece estar en el aire también. “Tuve una idea radical anoche y eso cambió el programa por completo”, señala Parker.

Esta rutina significaría un desastre para cualquier otra serie animada. No se podría encontrar al creador de Los Simpsons, Matt Groening, desbaratando el programa a último minuto. Sus escritores trabajan con guiones y luego los envían para ser animados en Corea del Sur. El proceso, típico de la animación moderna, toma ocho meses.

Pero Parker y Stone producen cada uno de sus episodios en una semana. Empiezan el jueves por la mañana con una reunión de escritores y terminan el siguiente miércoles, cuando lo envían a Comedy Central vía satélite.

Si espera que los chicos malos de la televisión actual sean maniacos, se sentirá decepcionado. Su aspecto es convencional. Stone, de 35 años, se cortó su afro gigante hace años. Parker, de 36, se quitó los rayitos que lo hacían verse como Jeff Daniels en Una pareja de idiotas. A pesar de la presión del cierre, son afables y corteses cuando explican cómo se armó el programa. Lo último que quieren es un año para trabajar; si juegan con una idea demasiado tiempo empezarán a odiarla.

“Creo que también es por eso que el programa parece original, porque no está muy refinado”, añade Parker. “Lo que aparece ahí es lo primero que se nos viene a la mente”. Ellos y su equipo de 70 personas hacen el programa casi en su totalidad de manera interna. Tienen suficiente tecnología de animación por computadora en el estudio para volver a hacer Buscando a Nemo. Pero un asesor de software hizo parecer a las computadoras ‘retrasadas’ para que los programas tengan el mismo aspecto que los dibujos que hicieron en la universidad sus creadores. Stone y Parker a menudo llega el día después de transmitido un programa sin idea de cómo será el siguiente. “Casi siempre nuestros mejores programas son los que se nos ocurren el jueves”, dice Parker.

Este lunes en particular están trabajando en un episodio llamado “Un millón de pequeñas fibras”. En febrero decidieron divertirse con la historia de James Frey, apaleado en televisión por Oprah Winfrey después de reconocer que en su autobiografía Un millón de pequeñas cosas, algunos episodios sobre abuso de drogas, eran inventados. Se suponía que “Un millón de pequeñas fibras” debía empezar con Towelie, una toalla del barrio que habla y fuma marihuana. Sus amigos le hacen frente para hablarle sobre su adicción; Towelie se rehabilita y escribe un libro como el de Frey, pero a las editoriales no les interesa la autobiografía de una toalla. Así que se pone un bombín y un bigote falso y se hace pasar por humano. Oprah Winfrey recibe calurosamente a Towelie y su libro, luego lo reprende al conocer su engaño.

A 48 horas de salir al aire, Parker quiere que Towelie siga fumando marihuana en todo el programa. Los animadores tienen que volver a hacer las escenas terminadas para enrojecer los ojos de Towelie. Gran parte del diálogo debe cambiar. Aunque el intento de South Park de hacer sátira literaria necesita una revisión general, Stone y Parker están felices con una trama secundaria tonta y escatológica sobre partes del cuerpo de Oprah, que se hablan entre sí, e inventan un plan para hacer que despidan a Oprah revelando la identidad de Towelie a Geraldo Rivera.

Se podría pensar que esta trama secundaria pondría nerviosa a la gente del departamento de prácticas –el programa de Oprah Winfrey es distribuido por una división de CBS, una empresa que, como Viacom, es controlada por Sumner Redstone–. Pero Stone dice que habló con ellos. “Casi siempre me gustan los criterios con los que trabaja esta gente. Son razonables. Tienen un trabajo muy difícil”, comenta Stone. Doug Herzog, presidente de las cadenas Comedy Central/Spike TV/TVLand, opina casi lo mismo: “Son tipos con los que es estupendo tratar. Son artistas, pero también son empresarios”.

Durante mi visita a South Park Studios, Trey Parker parece ser el más gracioso. Escribe guiones, dirige episodios y hace las voces de Stan y Cartman. Stone hace las voces de Kyle y Kenny, pero se le puede llamar director de asuntos externos del dúo. Se encarga de aspectos empresariales que no interesan a su compañero. ¿Entonces por qué se dividen los ingresos por igual? “Trey escribe los guiones”, explica Anne Garefino, productora ejecutiva. “Pero son las voces de ambos”. Jason McHugh, que fue a la universidad con ellos y trabajó en South Park en su primera etapa, dice que “por lo general, Trey es el que empieza y Matt es el que interviene. Pero juntos pueden hacer de todo con un chiste, trabajarlo, voltearlo o volverlo a trabajar hasta que deje de ser gracioso, y termina siendo más chistoso de lo que te imaginabas”.

Parker ha escandalizado al público desde que era niño en Conifer, Colorado. “En sexto grado había un programa de talento y escribí mi primer sketch, ‘El dentista’”, contó Parker a David Letterman. “Interpreté al dentista, y mi amigo interpretó a un paciente. Era sobre lo que puede suceder en el consultorio, y recuerdo que había mucha sangre falsa. Al final, su cabeza explota. Mis padres recibieron una llamada de la escuela. Los pequeños del jardín de niños lloraban”.

En la Universidad de Colorado, Parker conoció a Stone, un prodigio de las matemáticas. Juntos hicieron el corto animado El espíritu de la Navidad: Jesús vs. Frosty. “Es casi el primer episodio de South Park. Kyle, Kenny, Cartman, y Stan hacen un muñeco de nieve. Éste cobra vida y mata a uno de los niños. “Dios mío”, dice Stan. “¡Mató a Kenny!” “¡Bastardo!”, grita Kyle. Los niños llaman al niño Jesús, que lanza su aureola contra Frosty, decapitándolo.

Nadie estaba preparado para lo que sucedió después. En su primera temporada, South Park apareció en la portada de Newsweek y Rolling Stone. TCI, de John Malone, entonces la compañía de cable más grande del país, con sede en Denver, había sacado poco tiempo antes a Comedy Central. Cuando South Park debutó, los diarios y estaciones de radio de Denver reprendieron a TCI por no transmitir el exitoso programa de dos tipos locales. “El público enloqueció”, cuenta Doug Herzog, el CEO. “Unos 10 millones de hogares nos contrataron en los siguientes 14 meses, algo sin precedentes”.

Pronto los televidentes empezaron a buscar en South Park opiniones satíricas sobre acontecimientos reales que sacaban de monólogos de Jay Leno o de los noticiarios falsos de The Daily Show. En “Los calzones de Osama Bin Laden huelen a gas”, los niños son capturados por Al Qaeda en Afganistán después del 11 de septiembre. En “Dos días antes que el día de después”, destruyen la presa de castores más grande de South Park, causando una inundación al estilo Katrina. En “La pasión del judío”, Cartman intenta sacar a los judíos de South Park después de ver “La pasión de Cristo”.

Si Stone y Parker parecen un poco paranoicos, es porque deben estarlo. Tienen un contrato con Comedy Central para hacer otras dos temporadas. ¿Cómo llegarán a 2008 sin declinar? Trey Parker recientemente dijo que al comienzo de cada temporada piensa, “debí renunciar”. Como ejemplo está el último programa de la octava temporada. “Estaba frito”, recuerda Parker. El jueves pasó sin ideas y envió al equipo a casa. El viernes por la noche llamó a Anne Garefino y dijo: “Llama a Comedy Central y diles que no habrá programa”.

Pero el sábado por la mañana el equipo tuvo una inspiración: ¿Por qué no hacer un episodio sobre cómo Stan trata de ayudar a unos animalitos del bosque que resultan ser adoradores del diablo y hacen un sacrificio ritual?

El episodio fue llamado “La navidad de los bichos de Woodland”, la contribución de South Park a las fiestas. Si lo ve probablemente tendrá varias reacciones: una, que es una locura; dos, que es difícil creer que aparezca en televisión, y tres, que es divertidísimo. Cosas extrañas e inquietantes suceden cuando un programa de televisión es generado en siete días o menos. Y mientras los creadores de South Park no lo olviden, todo seguirá estando bien.

© 2006. Time Inc. Todos los derechos reservados. Traducido de la revista Fortune y publicado con el permiso de Time Inc. La reproducción en cualquier manera en cualquier lenguaje total o parcial sin permiso escrito está prohibida.

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad