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La invasión de los ambulantes

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lun 19 febrero 2007 12:00 AM

Uno de los mayores sueños de Amy Susan Pratt, joven originaria de Ohio, EU, era pararse frente a la pirámide de Kukulcán, en Chichén Itzá, y contemplar la grandeza de las columnas en forma de serpientes y sus efectos de luz y sombra. Al acercarse a la zona arqueológica, su emoción aumentaba... casi tanto como el número de hombres, mujeres y niños que se acercaban a ella para venderle collares, adornos, hamacas y vasijas. El acoso era insoportable.

Cada día, los turistas padecen más la insistencia de los comerciantes ambulantes en las zonas arqueológicas, al grado que Luciano Cedillo, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cree que el comercio informal ya está afectando negativamente la experiencia de los turistas que visitan estas zonas, más aún que la propia contaminación del medio ambiente.

El INAH, que coordina 216 zonas arqueológicas abiertas al público, considera que Teotihuacán, Palenque y Chichén Itzá son tres de los sitios con mayores problemas generados por el ambulantaje. Y las quejas de los turistas, dice, han trascendido al extranjero.

Gordon Viberg, presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), lamenta que los turistas sean asediados por los vendedores desde que bajan de los autobuses, al grado que algunos han optado por cancelar sus visitas.

En algunas zonas turísticas, como Palenque, se ha podido organizar a este comercio, ubicándolo en un centro comercial especializado. Esta construcción fue posible gracias a los convenios de reasignación de recursos que la Secretaría de Turismo celebra con estados como Yucatán y Chiapas. El centro comercial tiene aire acondicionado, zonas de descanso y sanitarios de calidad.

En Teotihuacán, donde actualmente se calcula que hay más de 1,500 comerciantes informales, también ha habido momentos críticos con el comercio establecido, como ocurrió en 2004 con la trasnacional Wal-Mart que, pese a las protestas populares, instaló uno de sus supermercados a menos de dos kilómetros de las pirámides.

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Pero Chichén Itzá es el lugar con mayores problemas de comercio informal. Allí se calcula que hay entre 500 y 1,000 vendedores y es la única zona arqueológica que tiene a los ambulantes dentro de su perímetro nuclear.

Aunque en 1997 se construyeron locales y se logró regular el comercio de arte popular, en el marco del espectáculo mundial Pavarotti sin fronteras, el problema resurgió y se agudizó en los años recientes. En 2004, los artesanos obtuvieron un permiso temporal para instalar sus pequeños puestos en el suelo dentro de la zona arqueológica.

Su decisión de mantenerse en el interior del centro maya y su comportamiento insistente con los turistas es una clara evidencia de la guerra de intereses que se ha declarado dentro de la segunda zona arqueológica más visitada del país (más de 1.04 millones de turistas en 2005), después de Teotihuacán (1.8 millones).

"En Chichén Itzá, somos los artesanos quienes estamos acosados por los intereses de los grandes empresarios", dice Susano Pechcem, un joven de 26 años que es originario de Pisté y descendiente de varias generaciones de artesanos.

Susano compite con artesanos de otros 15 poblados que también ofrecen sus artesanías en Chichén Itzá, sin contar con los vendedores de productos chinos, como sombrillas.

De la invasión de mercancía asiática, Pechcem culpa directamente a Fernando Barbachano Gómez Rul, miembro de la familia que posee los terrenos donde está asentada la zona arqueológica. "Han manejado a su antojo la zona arqueológica".

La familia Barbachano también es dueña de un hotel que tiene acceso directo a la zona arqueológica. Ahí es donde se han intensificado las actividades comerciales irregulares con el argumento de que son propietarios de los terrenos y el respaldo que les brinda un amparo que evitó el cumplimiento de la orden de cerrar los espacios habilitados para el comercio en esta zona.

Expansión buscó a los miembros de esta familia para contrastar esta versión, pero no obtuvo respuesta.

La invasión de mercancía china terminó de prender la mecha del conflicto y convenció a los artesanos de que si no continúan dentro de la zona arqueológica llamando la atención de los turistas por todos los medios disponibles, su supervivencia será imposible. "Los artesanos mayas no pueden quedar fuera de las políticas y decisiones que se tomen en este lugar".

El diputado Jorge Esma Bazán, presidente de la Comisión de Patrimonio Cultural del Congreso yucateco, considera necesario distinguir a los comerciantes de arte popular de los que venden objetos y reproducciones fabricados en serie que son llevados en camiones ‘desde el centro’.

Pechcem cree que los artesanos aceptarían ser reubicados y pagar impuestos por sus ventas, pero antes deben resolverse otros problemas, como el de la competencia de otros vendedores cuya mercancía no es fabricada en el lugar.

El momento presente es decisivo porque Chichén Itzá es una de las 20 candidatas elegidas por la Fundación New 7 Wonders, con sede en Zurich, Suiza, que busca elaborar la lista de las maravillas del mundo contemporáneo. La selección final se anunciará el 7 de julio de este año, en una ceremonia que se realizará en Lisboa, Portugal.

El diputado Esma confía en que el problema de los comerciantes no será obstáculo para ganar el título, pues no está siendo afectada la integridad de la zona arqueológica. Recuerda que a Mérida no le fue concedido el título de Ciudad Patrimonio porque había reportes de destrucción de patrimonio en la capital yucateca; y lo mismo sucedió en Uxmal, donde se argumentó que dentro de la estructura arqueológica se dispuso una rejilla para guardar los reflectores del espectáculo de luz y sonido.

Si Chichén Itzá es una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno, se prevé que atraiga aún más visitantes.

El INAH tiene un plan para resolver los problemas de tenencia de la tierra (y de esa forma extender el beneficio social de la actividad turística) y para aplicar medidas regulatorias que eviten el ambulantaje. Para el caso de Yucatán, el Instituto tiene 40 planes rectores para el mismo número de sitios arqueológicos, entre ellos esa zona arqueológica.

También busca alternativas para que los sitios arqueológicos ubicado en terrenos privados sean parte del patrimonio nacional. Pero para adquirir las tierras, es necesario contar con el presupuesto necesario.

En 2005, los legisladores que entonces integraban la Comisión de Cultura, emitieron un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Hacienda a entregar al INAH 28.4 millones de pesos del Presupuesto de Egresos para adquirir los terrenos privados en zonas arqueológicas y otros 12.6 millones para realizar proyectos interdisciplinarios de incorporación de comunidades en zonas arqueológicas. Pero los recursos nunca fueron liberados.

Los comerciantes mayas piden que la totalidad de las tierras de la zona arqueológica sean expropiadas y que el hotel de la familia Barbachano sea convertido en un museo de antropología que exhiba piezas mayas. También proponen que el gobierno asuma el control de todos los accesos a Chichén Itzá y que el poblado de Pisté pueda ofrecer hospedaje y otros servicios turísticos.

Pero no quieren salir de esta zona. "No estamos dispuestos a abandonar nuestra propia tierra. Sería un caos y estamos dispuestos a realizar acciones de protesta como el cierre de carreteras", advierte el artesano Pechcem. "Entendemos que esta zona es patrimonio de la humanidad pero queremos estar incluidos en las políticas que se apliquen en este lugar."

El diputado Esma considera que es posible alcanzar acuerdos justos. Dice que hay alternativas como aprovechar el acceso del viejo aeropuerto, crear una avenida donde se ubiquen todos los comerciantes y distinguir el auténtico arte popular de las reproducciones, a través de una certificación de Fonart.

El gobierno federal tiene su propio plan. El director de Programas Regionales de Sectur, Juan Carlos Arnau, comenta que hay un proyecto para construir un espacio fuera de la zona arqueológica para la venta de artesanías y ofrecer alternativas productivas complementarias para las comunidades locales. Este plan lo realiza en coordinación con el gobierno de Yucatán y diversos gobiernos municipales. Cuenta con apoyos de National Geographic y con aportaciones del sector social.

El proyecto planea brindar presentaciones de la forma de vida de los mayas, espectáculos, actividades recreativas, exhibición de tejidos mayas, juegos infantiles, alimentos y bebidas y paseos en carreta, entre otras actividades. No hay una fecha definida para comenzar estas obras, pero se espera que sea este mismo año. La intención es que las obras sean concluidas en 2010 y, de acuerdo con el primer anteproyecto, la inversión estimada será de 50 millones de pesos y beneficiaría a 400 comerciantes, artesanos y restauranteros locales.

"Es importante hacerlo", añade Arnau, "porque las zonas arqueológicas representan, desde el punto de vista turístico, la oportunidad de diferenciar los destinos mexicanos".

Amy Susan Pratt opina que la grandeza de Chichén Itzá debe ser una fuente de prosperidad para toda la región. "Este lugar es una maravilla, la presencia de artesanos indígenas, es parte del encanto de este lugar y sus productos son muy valiosos", dice a pesar del acoso.

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