El Che al descubierto
Tres oficiales y un agente de la CIA revisaron con cuidado la mochila del Che. Sus expectativas se vinieron abajo al encontrar un pequeño botín, pero de pronto la perspectiva cambió, dentro del paquete habían 12 rollos de película, cerca de veinte mapas corregidos con lápiz, una radio portátil que ya no funcionaba, un par de agendas y un cuaderno verde.
El cuaderno verte no despertó mayor interés, pues en él parecían leerse algunos poemas. Despojado de su mochila y de sus pertenencias terrenales, el comandante Ernesto Guevara sería asesinado en la escuelita de La Higuera.
Durante muchos años, el destino del cuaderno verde con letras en árabe en la portada y escritos poéticos, fue un misterio. Quizá el Che había escrito los poemas durante su campaña boliviana, o quizá los había copiado durante sus últimos dos años de vida, tal vez era una mezcla de ambos o quizá contenían algún tipo de clave.
Paco Ingacio Taibo II, autor del libro “El Cuaderno verde del Che” de Editorial Planeta, tuvo un reto fascinante. Hubo que identificar los quince poemas que de por sí ya le sonaban familiares. Cuenta que hubieron cosas fáciles, otras que le sonaban al Canto general, frases vallejianas y sones caribeños: el cuaderno guardó entre sus páginas poemas de Neruda, Vallejo, Guillén y León Felipe.
Así fue como el autor descubrió que se trataba de una antología. Una antología hecha por el Che o, mejor dicho, su propia antología personal.
