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Bacardí, una historia de ron exiliado

Un nuevo libro explora la trayectoria del ron cubano más conocido que nunca volvió a la isla; Fidel Castro nacionalizó la empresa en 1960, pero los dueños salvaron la marca y su prestigio.
mié 27 agosto 2008 12:08 PM
La marca de ron está presente en 150 países. (AP)

Bacardí es la marca de ron más vendida en el mundo: se consigue en 150 países y produce unos 20 millones de dólares en ganancias al año.

Pero ni una gota del licor se vende en Cuba, donde el fundador de la empresa Facundo Bacardí abrió la primera destilería en el 1862, en un pequeño local con techo de aluminio y el piso sucio, en la calle Matadero en la ciudad de Santiago.

La historia sobre el desarrollo de la marca está contenida en el libro "Bacardí and the Long Fight for Cuba" (Editorial Viking, 365 páginas), de Tom Gjelten.

Con un amplio y riguroso reportaje, detalles ricos y a veces estrafalarios, el veterano corresponsal de la Radio Pública Nacional relata la historia de la familia Bacardí, cuyo producto ayudó a crear el espíritu cubano hasta que Fidel Castro nacionalizó la empresa en 1960.

Los Bacardí fueron a los tribunales para conservar su marca internacional y eventualmente lograron levantar un imperio con operaciones en Puerto Rico, México, Brasil y Las Bahamas.

"Ni siquiera pensamos en registrar la marca Bacardí, así que la perdimos", dijo Castro años después. "Teníamos la fábrica que producía el ron Bacardí real, pero no pudimos conservar su nombre como tal".

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Facundo Bacardí fue el primer alcalde cubano en la ciudad de Santiago y fue pionero en desarrollar el ron de estilo cubano, que se destaca por ser ligero, seco y suave. Además inventó un sistema de filtro con carbón y fue el primero en añejar el licor en barriles de roble.

Bacardí ganó premios internacionales después de 1900 y pronto se convirtió en el ron "que hizo a Cuba famosa".

La prohibición de la venta de alcohol en Estados Unidos empujó a sus ciudadanos a correr a Cuba, sedientos de Bacardí. Un anuncio de la época, presenta a un murciélago --el logo de la marca, que Gjelten describe como espeluznante-- cargando a un Tío Sam en sus garras con un vaso vacío de Florida a Cuba.

Para el 1935 el periódico The New York Times citó a Bacardi como un nombre propio que penetró en el léxico de Estados Unidos como un término genérico, igual que pasó con Kleenex. Ernest Hemingway generalmente mencionaba al Bacardí en sus novelas.

Ansiosa por llegar al mercado estadounidense nuevamente sin tener que pagar impuestos, la compañía estableció una destilería en Puerto Rico en 1936. Según Gjelten, Bacardí descubrió que la clave para la consistencia en el sabor de su ron estaba en la melaza de caña. Tras sortear problemas en el proceso de destilación, los ingenieros lograron corregir las discrepancias para que el ron tuviera un sabor idéntico al que se producía en Cuba dondequiera que se hiciera.

Los Bacardí se opusieron al dictador cubano Fulgencio Batista y apoyaron a Fidel Castro, incluso, permitiendo que algunos de sus trabajadores se unieran a sus fuerzas rebeldes. Vilma Espin, ex esposa del actual presidente cubano Raúl Castro, era hija del contable de Bacardí y uno de los miembros de la familia tejió medias para los rebeldes al mando de Castro que peleaban contra el gobierno de Batista.

Los rebeldes emitieron un decreto de que no atacarían las instalaciones de Bacardí, y el jefe ejecutivo, José "Pepín" Bosch, acompañó a Castro en su primer viaje a Estados Unidos luego de que tomara el poder en 1959. Sin embargo, Bosch se separó porque ya temía a la dirección que tomaba el gobierno de Castro.

Después de nacionalizar Bacardí, Cuba empezó a producir el ron Havana Club, la marca que producía la familia Arechabala, competidores de Bacardí, quienes no pelearon por el nombre luego de la nacionalización.

Eventualmente, Bacardí compró los derechos sobre el nombre de Havana Club a la familia Arechabala y comenzó a vender su propia versión del Havana Club en Estados Unidos, desatando nuevas batallas legales con Cuba que aún están por resolverse.

Este caso es complicado pero, como destaca Gjelten, los argumentos son sencillos: "¿Cuándo el ron cubano podrá venderse en Estados Unidos, bajo qué compañía y qué marca?"

Como muchas de las otras facetas en la relación entre Estados Unidos y Cuba, contestar esas preguntas está lejos de ser algo fácil.

 

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