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Slim y Olegario se echan un dominó

Los empresarios se encuentran en un municipio de Galicia para festejar a la pareja de Vázquez Raña; ambos platican de su afición por los deportes y de algunos de sus gustos.
dom 04 agosto 2013 01:27 PM
Los empresarios permitieron a los periodistas atestiguar sus partidas de dominó. (Foto: EFE)
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Carlos Slim, inversionista en más de 200 empresas y poseedor del patrimonio más abultado en el mundo, ha hecho este año su particular agosto en la comunidad autónoma de Galicia, España. Con una fortuna de infinitos ceros, el ingeniero mexicano escogió para su fin de semana el bar Moncho, en el municipio de Avión, en la provincia de Orense y un lugar reservado para la tertulia, que se promociona por el buen vino y su especialidad culinaria: las carnes a la parrilla.

Allí ha podido enfrentarse el empresario a una operación con 28 fichas rectangulares: las del dominó.

Slim, quien ya había estado en Avión, estuvo acompañado por su buen amigo, compatriota y anfitrión, Olegario Vázquez Raña, hijo de emigrantes de este municipio gallego y titular de una organización que incluye hospitales, comunicaciones, turismo y finanzas en México.

Slim llegó el jueves al aeropuerto de Vigo y estaba previsto que este domingo partiera. Desde allí se dirigió en Rolls Royce a la mansión de Vázquez Raña, donde éste celebró el cumpleaños de su mujer, Ángeles Aldir.

En el bar del pueblo, Carlos Slim, pidió una bebida tónica y se ha detenido a comprar un helado.

"¿Este es nuevo, no?", preguntó el empresario señalando uno de los helados que ofrecía la carta.

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De naturaleza amable, no oculta que desde niño le apasionaban las inversiones, también el beisbol, el futbol americano, la música en vivo, manejar autos  y, a una edad más avanzada, los libros de economía e historia.

A los 25 años fundó su primera empresa. Hace tiempo que duerme pasadas las dos de la madrugada y se levanta cuando en el reloj marca las ocho.

Tiene seis hijos. Su mujer, Soumaya Domit, falleció a consecuencia de una enfermedad renal y Carlos Slim no se ha vuelto a casar.

Tres descendientes tiene Olegario Vázquez Raña, alguien que necesita un descanso mayor que el de su compañero de juego. Nueve horas no las perdona.

Su infancia la recuerda Olegario con ganas de muchas cosas, y quizás por ello no concibe ni entiende el robo.

Él dice que jamás ha quitado nada a nadie, y en su mente se alberga uno de los consejos que le daba su madre, ganar dinero no es tan difícil, pero saber gastarlo sí, y eso es lo verdaderamente importante.

Como Slim, Vázquez Raña escoge bajar la actividad en lugar de retirarse del todo y es un ferviente apasionado del deporte, prácticamente en todas sus modalidades.

Una de las cualidades que más valora es la de saber escuchar y uno de sus vicios tiene nombre de fruta: cerezas.

Slim, con pantalón blanco y camisa de rayas, y Vázquez Raña, de azul y blanco, al igual que la bandera gallega, asumen su dominó con una sonrisa perenne.

"Pasad, pasad". Es el mensaje a los periodistas apostados en la puerta del negocio y a quienes permiten contemplar parte de las estrategias y maniobras para vencer.

Carlos Slim no baja la vista ni para dar un sorbo.

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