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Del dicho al hecho...

Por cultura o falta de rigor, las empresas en México no invierten en desarrollo e investigación. Ejecutar es un compromiso urgente si se desea destinar 3% del PIB, como los países avanzados.
vie 18 diciembre 2009 11:51 AM
David Luna es editor general de la revista Manufactura. (Foto: Archivo Manufactura)
david_columna (Foto: Archivo Manufactura)

El pasado 18 de noviembre, el presidente Felipe Calderón declaró en conferencia que  "apostar a la ciencia y a la tecnología, es apostar por el progreso de la nación". Y qué bueno que lo diga, pues en nuestro país se invierte muy poco en ello, apenas 0.3% del Producto Interno Bruto (PIB). Si lo comparamos con países como Suecia, Japón y Finlandia —con una inversión superior a 3%— los números mexicanos se ven muy pobres.
Al referir que el progreso del país puede depender de cuánto se dedique a la investigación y desarrollo (ID), el mandatario —por mera ironía— agrega más sal a la herida, pues no se equivoca. La relación entre el ingreso per capita y la inversión en id son estrechos. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los países que más invierten en id tienden a tener habitantes con mayor poder económico.
En el estudio, el organismo toma como base 100 a Estados Unidos (EU) para, así, generar un índice comparativo con otros países. Y en los resultados se destaca que naciones como Suecia y Japón invierten más que los estadounidenses en ID, pero cuentan con un ingreso por habitante un poco menor. Mientras que Noruega guarda una relación inversa. Sin ahondar en los factores que contribuyen a ello, lo importante es que la relación entre los dos conceptos es constante.
En ésta, México ocupa una nada honrosa posición sotanera, pues su baja inversión también parece consistente con un ingreso per capita pobre (1 a 5 aproximadamente con el índice mencionado). De los 60 miembros de la ocde, sólo Grecia invierte tan poco como México, pero con un ingreso por habitante mayor y sólo Turquía tiene un ingreso per capita menor, pero más capital destinado a la investigación.
El documento de la ocde hace énfasis en la necesidad de hacer funcionar un sistema de ‘triple hélice': gobierno, academia, empresa privada, como una fórmula para incrementar el desarrollo. También, recomienda incorporarse a mercados relativamente novedosos como la nanotecnología y la biotecnología.
En otro estudio, sólo sobre biotecnología, la OCDE muestra a eu con más de 3,000 empresas registradas, como una potencia en nuevos mercados de tecnología, siendo Japón su más cercano competidor, con poco más de 1,000 empresas detectadas.
Como en casi todos los estudios mostrados, México ni siquiera aparece en la lista, pues son tan sólo un puñado de empresas las que se han adentrado en este campo pese a que su valor, según la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIF), sólo en medicina, se calcula en 60,000 MDD.
Una de las empresas mexicanas de este pequeño grupo es Landsteinder Scientific, ubicada en Toluca. Guillermo García, consultor ejecutivo de la firma, dice que para competir en un mercado netamente innovador su arma ha sido invertir la mitad de sus utilidades en id y, para ello, se han respaldado en una estrecha vinculación con la academia, concretamente, con el Tecnológico de Monterrey y la Universidad de Morelia.
Además de tener un crecimiento vertiginoso, de más de 80% en 2008 y 137% en 2007, la empresa se fortaleció con una importante participación accionaria (25%) de Grupo Carso. Guillermo García anuncia también la inversión de 45 mdd para abrir una nueva planta, pues considera que "este es el tipo de mercados en los que las empresas mexicanas deben invertir ahora".
En concreto, la inversión en id en nuestro país debió ser prioridad desde hace mucho, pero sexenio tras sexenio frases como la declarada por Felipe Calderón, son lanzadas desde la Presidencia y la inversión real en ID con respecto al PIB nunca ha alcanzado ni un punto porcentual.  
El mensaje de regreso se reduce a una simple frase:  la intención no basta.

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