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Nadie está a salvo

La falta de una cultura de la prevención en las empresa nacionales hace que este ilícito crezca; cualquier empresa y cualquier sistema de seguridad son susceptibles de espionaje.
lun 05 abril 2010 05:38 PM
El espionaje industrial quiebra empresas y genera fortunas en torno a él. (Foto: AP)
espionaje (Foto: AP)

Sigiloso, clandestino, minimizado o deliberadamente ignorado por un amplio espectro del sector empresarial y oficial, el espionaje industrial en México quiebra empresas y genera fortunas, simultáneamente, todos los días. Para sus víctimas, muchas veces ha significado la ruina, generalmente, por falta de prevención. "Cualquier dueño de una empresa grande, exitosa, ronda los 50 años de edad, normalmente no sabe de computación, en el mejor de los casos está aprendiendo, pues es común que a la gente mayor de 40 años le cuesta mucho trabajo la computadora. Definitivamente sabe muy poco de sistematización y muy poca importancia le da. Entonces confía una base de datos, el control de toda la empresa, a un ingeniero en computación, un muchachito de 24 o 26 años, susceptible de ser irresponsable y desacomodar la información, que de repente se va a vivir a Cancún, ¿y los respaldos? ¿Y la lista de clientes? Quién sabe. No pueden imaginar el impacto que puede tener la pérdida de toda la información".

"Todas los sistemas son vulnerables", advierte Negrete (Espionaje México), "humanos, electrónicos, de todo tipo", pero ubica el punto más vulnerable de la empresa mexicana ante el espionaje en "la nula cultura de prevención y seguridad y en un deficiente uso de protección de propiedad intelectual". Relata que algunos de sus clientes piden sobre todo una tecnología providencial: "Lo que necesito es que me vendas un aparato, no importa el precio, que me quite de encima el espionaje". Obviamente, explica, "ese aparato no existe, o al menos yo no lo conozco, pero el hecho es que lo venden". Se refiere a las empresas de seguridad sin ética alguna que a su vez timan a la clientela, al margen de la cultura de seguridad, que es lo que implementan, junto con capacitación para neutralizar ataques.

Infocor se atiene a un diagnóstico integral para detectar debilidades, dice Muriel: "Lamentablemente, en las empresas se crean feudos en cada área. No piensan que están trabajando para una empresa, sino para su dirección. El director de jurídico está peleado con el director general de Compras y éste con el director general de Reclutamiento. Dentro de los mismos corporativos hay encono. ¡Y además se espían! Están pendientes de los errores de los demás, y están esperando que los demás tengan errores. Sin darse cuenta que van a ser los directamente afectados porque están trabajando para la misma empresa".

"La cabeza de esa empresa —complementa Muriel— no lo visualiza, recibe información parcial de cada una de sus áreas. Todos le llevan información de 10, números negros, puros éxitos. Cuidan su chamba. Hay muchas deficiencias que se le ocultan al dueño o a los socios de la corporación. Lo cual provoca justamente que cuando se dan cuenta del problema, éste ya está muy avanzado. Es un cáncer. Pero al dueño nadie ha querido dar esa información, a los socios, a la gente que maneja la empresa".

Con frecuencia, señala el experto, el empresario cree que con cinco o seis personas que controlen la entrada a sus oficinas ya resolvió el problema. "Mentira, porque normalmente las áreas de seguridad trabajan de manera aislada al resto de la operación. ¿De qué me serviría a mí tener una puerta blindada y vidrios blindados y cerraduras de 20,000 pesos si a las siete de la mañana, antes de que yo llegue, la persona encargada de la limpieza ya entró y dejó la puerta abierta? La operación de limpieza no está siendo acorde con la operación de seguridad. Tengo qué decirle a esa persona en qué momento del día puede entrar".

"¡Qué me espíen, no tengo nada qué ocultar, que hagan lo que quieran, se van a aburrir!", es la respuesta más común que reciben los expertos de Espionaje México al ofrecer sus servicios. "Esa es una defensa psicológica, desde el ego", dice Joaquín Negrete, y un indicador "de la pobre cultura de prevención y seguridad que hay en la mayor parte del medio empresarial mexicano. De dar pena", lamenta.

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Los especialistas entrevistados coinciden en tres puntos: el costo final puede ser la quiebra, el empresario mexicano es refractario a la inversión en prevención, y el espionaje crece y se practica todos los días.

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