La investigación se queda en teoría
Sólo 0.5% de los ingenieros que son evaluados para ingresar al Sistema Nacional de Investigadores (SIN) cuenta con una patente o un desarrollo tecnológico, asegura Juan Humberto Sossa Azuela, evaluador del SIN.
"De más de 1,000 expedientes que se evalúan al año en el área siete a la que pertenecen todas las ramas de la ingeniería, desde la civil, hasta la electrónica y la química, son cinco los que tienen alguna innovación tecnológica", asegura el también investigador Nivel III, el grado más alto en México para uno de ellos.
El promedio de solicitudes de ingenieros que llegan al año al SNI, van de 1,300 a 1,500, de las cuales 60% se quedan y pertenecen a investigadores que requieren renovar, volver a entrar o entrar por primera vez.
La mayoría de los perfiles de los ingenieros aspirantes al SNI presentan publicaciones: artículos en libros y revistas, opciones que son igual de válidas que una patente o un desarrollo tecnológico para el sistema del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), explica Sossa Azuela.
"El evaluador estudia el expediente que llega del aspirante, ve llenos los rubros sobre los artículos y libros que escribió, pero también existen los rubros para patentes, desarrollos tecnológicos, lamentablemente en general esos están vacíos", detalla.
El investigador indica que este fenómeno se debe a políticas del SNI incongruentes con las necesidades de desarrollo tecnológico y registro de patentes que tiene México con respecto a otros países.
Por ejemplo, de las 14,000 patentes que se generaron en 2009 en México, sólo 185 pertenecen a las universidades, reveló a finales de 2010 Imanol Ordorika Sacristán, director general de Evaluación Institucional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Ordorika Sacristán indicó que en México sólo 5.5% de las patentes son de inventores mexicanos y que el resto pertenecen a empresas transnacionales que patentan en el país.
Además, el Estudio Comparativo de las Universidades Mexicanas (ECUM) de la UNAM, revela que de esa cantidad sólo la cuarta parte pertenece a las universidades, de las cuales la UNAM lleva el liderazgo con 121 patentes recibidas desde 1991 hasta 2009.
Sossa Azuela del SNI coincide con estos datos y destaca que en México los investigadores si quieren desarrollar tecnología o innovar, tienen que dedicarse a una empresa, propia o ajena y dejar la academia.
"En un país como este es muy complicado. En otros es más fácil que la gente esté a la vez en la academia y en sus compañías. Aquí es muy raro, porque los esquemas institucionales van en una dirección y las políticas institucionales por otro lado", lamenta.
El investigador afirma que los empresarios nacionales desconfían de los investigadores mexicanos y de la ciencia que se realiza en las universidades.
"Es más fácil que uno mismo ponga una compañía a que uno pueda hacer una transferencia tecnológica, porque falta que el industrial le crea a uno. Muchas veces el industrial prefiere comprar algo ya hecho y traerlo de otros países".
Resaltó la necesidad de un cambio de políticas en el Conacyt respecto a sus reglas y requisitos para aceptar o no a un investigador dentro del SNI.
"A veces de esos cinco que hacen desarrollos tecnológicos, hay quien no entra porque tiene un solo desarrollo o patente, pero como de acuerdo con los estándares del SNI no alcanza, le niega la admisión o se le saca. Esto quiere decir que hay un desfase", indica.
Humberto Sossa propone una reestructura en las políticas del sistema y de Conacyt, para alentar la apuesta de los investigadores a la investigación y desarrollo y a patentar.
